Hace más de medio siglo existió en la ciudad de Guanajuato un periódico llamado Estado de Guanajuato que daba cuenta de las noticias de la región, allí encontramos cosas que ahora son parte de la cotidianidad de la capital del Estado y deleite de los turistas que en ese entonces fueron creadas, como la Carretera Panorámica o la Suberránea; encontramos también las colaboraciones que don Jesús Rodríguez Frausto hizo con temas de historia, como esta que hoy vemos, una de varias notas sobre Juan de Jaso.
"No hace mucho tiempo tuvimos el privilegio de presentar a los guanajuatenses a través de estas columnas de Estado de Guanajuato (1) a este personaje cuya vida pertenece íntegramente al proceso histórico de la colonización de la porción más importante y rica del actual territorio de Guanajuato.
Este estanciero eminente y minero distinguido era oriundo, según sus propias palabras, “de San Juan del Puesto, natural de Navarra… hijo de Monsiur Juan Pérez de Jaso y de Madama Graciana de Gorostiaga…” Hacia fines de 1522 o principios de 23 desembarcó en tierras novohispanas “en compañía de Montejo (el viejo) y pasó tres caballos y armas”. A poco de encontrare en tierras de América don Hernán Cortés “le dio… en encomienda a Huauchinango, y después, diciendo que le daría otra mejor, se la hizo dejar”.
Continuando su breve, pero sustanciosa relación biográfica, escrita hacia 1545, don Juan de Jaso nos hace saber que acompañó al “marqués (don Hernán Cortés) a Hibueras (1524-1526) donde perdió todo lo que de Castilla había traído y fue a la Isla de California, donde fue a ciertas entradas que se hicieron… Se halló en la pacificación de Jalisco… donde cobró enfermedad y después que está en esta tierra, no ha ofrecido cosa en que no se haya hallado siendo capitán..." y no obstante lo anterior, aclara con fingida amargura, “no ha sido remunerado excepto en los Corregimientos que Vuestra Señoría (el virrey Antonio de Mendoza) le ha hecho merced…”.
Después de terminar la exposición de los servicios prestados a su Majestad, que es en rigor un relato sucinto de su vida conquistadora y guerrera, don Juan de Jaso nos introduce en el mundo apacible y sentimental de su hogar, al comunicarle al Virrey que “a diez y seis años es casado en esta ciudad de México y tiene una hija y su casa poblada con armas y caballos”, para concluir diciendo “que le han sido encomendados otros pueblos y que le han sido quitados y que es –asegura con manifiesto orgullo- uno de los que más han trabajado en la tierra…” (2).
A diferencia de los documentos de su especie el Memorial de Jaso que acabamos de glosar, está bastante saturado de verdad, lacónico y un tanto parcial, como todos los de su tipo, pero con datos suficientes para guiar y auxiliar al investigador.
El capitán Juan de Jaso, en efecto, era casado con doña María de Ponce de León, “dama muy conforme a la calidad de su marido, que fue caballero…” (3). No hemos podido precisar la ascendencia de esta señora, pero es casi seguro que perteneció a una de las célebres familias de Nueva España que ostentaron con orgullo estos apellidos.
Al parecer, el matrimonio Jaso-Ponce de León no fue muy prolífero, dos hembras: doña Agustina de Jaso y doña Beatriz Ponce de León, fue toda la descendencia inmediata de que tenemos noticia; aunque nos asaltan inquietudes sospechas de que otro Juan de Jaso que nosotros hemos localizado en nuestras investigaciones, que le decían “el joven”, no era indiferente al nuestro que, para distinguirlo de éste, le llamaban “el viejo”.
En cuanto a la situación económica que guardaba entonces, estamos en posibilidad de asegurar que no era desesperada, como podría desprenderse del contenido de su Memorial. Don Juan de Jaso, desde su intervención en la desastrosa y trágica expedición a “Hibueras” u Honduras, logró un buen número de mercedes para tierras y no pocas para jugosos puestos públicos. Un año más tarde, por ejemplo, precisamente el 27 de septiembre de 1527, los señores del Cabildo de la ciudad de México y en “consideración a lo que en esta Nueva España ha servido a su Majestad en la conquista y pacificación de ella…” le hacen merced “de una suerte de huerta, la cual es en la Calzada de esta ciudad de Tacuba, sobre la mano derecha, a las espaldas de la huerta que se dio a Martín Orantes…”. Y un mes más tarde, el 8 de noviembre, para ser más exacto, se le mercedó otro “pedazo de solar que es junto al solar que ya tiene, que es frente al Hospital… (4)
Habrá que aclarar que Juan de Jaso, el Viejo, era tío de el Joven. Él, el sobrino, se asentó en la actual región de Tula, Hidalgo, un interesante artículo al respecto lo puedes ver aquí.
Rodríguez Frausto, Jesús. Estado de Guanajuato, Año XVII, No. 805. 2 de mayo de 1959, p.3
No hay comentarios:
Publicar un comentario