miércoles, 12 de febrero de 2020

José de la Puente y Peña Castejón y Salcines, marqués de Villapuente de la Peña, benefactor del templo de La Profesa, CDMX

  En la esquina nor-poniente de Madero con Isabel la Católica en la Ciudad de México se levanta el templo conocido como La Profesa. De él hemos dado cuenta varias veces en este Bable, hoy lo enfocamos hacia otro rumbo, en el caso de las fotografías lo hago a ciertos detalles de su exterior y unos pocos a su interior, por el otro, lo vemos con datos de un personaje fundamental que, gracias a él, podemos admirar esta construcción hoy día: don José de la Puente y Peña Castejón y Salcines, marqués de Villapuente de la Peña.

  El templo fue fundado con el nombre de San José el Real, luego de la expulsión de los padre de la Compañía, el templo fue asignado a los filipenses, de ahí que se le diera el nombre de Oratorio de San Felipe Neri; a sabiendas de que había, no lejos de ahí un templo que llevó por nombre el del Oratorio, a éste se le mantuvo el de La Profesa... ¿por qué?

  La Orden [de la Compañía de Jesús] se estableció con una jerarquía: un general de la Orden, con carácter vitalicio, elegido por una congregación general, considerada como el supremo órgano legislativo; procuradores en cada provincia; consejeros nacionales -también electos por la Congregación- con la misión de ayudar a los generales provinciales. Los demás cargos los designaban dichos generales o prepósitos provinciales.

  La Orden se dividía asimismo en una serie de grados. Los novicios aspiraban al sacerdocio y se dividían en dos grupos, según la edad o sus conocimientos. Los novicios, llamados escolares, eran los que se iniciaban en los estudios de gramática latina (que duraban generalmente unos dos años). Después hacían los votos simples y perpetuos (castidad y pobreza). Tras profesarlos, entraban en la fase de juniorado, en la que se dedicaban durante tres o más años a los estudios clásicos (Artes y Teología). Tras esta etapa venía su ordenación sacerdotal. Y por último, pasaban el período de la tercera probación, de modo que, obligándose a cumplir dos nuevos votos, se convertían en profesos, aceptando todas las responsabilidades de la Orden, con todas las obligaciones y los derechos. A los profesos se les reservaban los cargos de profesores en los colegios. (Cervantes virtual)

  En efecto, el ser un profeso en la Compañía de Jesús implicaba más años de estudio, un nivel de conocimientos mucho mayor y, también, un nivel dentro de su jerarquía. En este templo era justo en donde habitaban los profesos, de ahí que se popularizar el nombre de La Profesa, mismo que se mantiene hasta nuestros días.

  Volviendo al personaje, "con apenas 15 años de edad, [en 1678] José de la Puente pasó a Nueva España (México) reclamado por su tío materno el caballero de la Orden de Calatrava, Francisco de la Peña y Salcines, capitán de las Reales Guardias de la ciudad de México y alcalde ordinario de la misma, en el Virreinato de Nueva España.

   El Virrey, Gaspar de la Cerda y Mendoza (Silva y Sandoval), VIII conde de Galve, nombró a José de la Puente, capitán de Infantería Miliciana (1695) de una de las compañías del tercio miliciano, compuesta por ochenta infantes. Al año siguiente (1696) el Rey Carlos II, le concedió el hábito de caballero de la Orden de Santiago, sin él solicitarlo. El 5 de agosto de 1698, fue nombrado por el virrey, José Sarmiento Valladares, conde de Moctezuma y I duque de Atrisco, Gobernador de Florida y Capitán de una de las Compañías de Infantería española de las dos que se levantaron en la ciudad de México para la guarda y guarnición del presidio que se formó en la provincia de la Florida.

   Le fue ofrecido por el rey Felipe V de España, el nombramiento como virrey de Nueva España, cargo que insólitamente rechazó. José de la Puente, estaba en un momento de su vida en el que no tenía necesidad de nuevas mercedes, ya era inmensamente rico, poseía minas de oro y de plata, numerosas estancias y haciendas (algunas de las cuales destinaría como sustento del Fondo Piadoso de las Californias) y como buen montañés, una ingente cantidad de cabezas de ganado, llegando el número de estas a más de 230.000.

   Tuvo el marqués de Villapuente carácter emprendedor y aventurero, recorriendo en numerosos viajes, gran parte de las posesiones del todavía Imperio español de su tiempo. Mitad fraile mitad soldado, hizo suya la labor y el espíritu de la Compañía de Jesús, de la que, junto a su mujer, Gertrudis de la Peña Rueda Salcines y Esquivel, marquesa de las Torres de Rada, fue sin duda el principal benefactor del primer tercio del siglo XVIII.

   El marqués de Villapuente dotó al Fondo jesuítico para su desarrollo y financiación en 1717, con las siguientes Haciendas y Estancias: Hacienda de Nuestra Señora de los Dolores de Buzio, Hacienda de San José de Petigán, Estancia del Arbolillo o el Pino, Estancia de Luis Martín, Estancia de Teupa, Estancia de Buxa, Estancia de Coapa, Estancia de Huapango, Hacienda de Arroyozarco, San Agustín de Amoles, Estancia de Las Palmillas, Estancia de Otodejee, todas ellas en las inmediaciones de la Ciudad de México y en las jurisdicciones de Jilotepec y San Juan del Río.

...para el sustento de misioneros catequistas y fábrica de iglesias, envió en diferentes ocasiones más de cien mil pesos. Junto con la marquesa de las Torres de Rada, su esposa, aportó lo necesario para la construcción de la Iglesia de San Felipe Neri, La Profesa, en cuyas columnas de la fachada principal, están esculpidas las armas del marqués de Villapuente con la leyenda "por pasar la puente me puse a la muerte". También aportó cantidades importantes para la construcción del Colegio de los Jesuitas de México, más tarde, Hospital de San Andrés. (Wikipedia)









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