sábado, 15 de febrero de 2020

El convento de Señora Santa Anna de los Carmelitas y los puentes de Chimalistac.

  El inicio de la orden de los padres del Monte Carmelo, esos que conocemos como carmelitas, fue un poco inestable, a su llegada les fue asignada la zona nor-oriente de la ciudad de México, con sede en el templo parroquial de San Sebastián Atzacualco, luego fundarían su propio templo, tendrían problemas con otras órdenes religiosas, con los agustinos principalmente, salieron luego a los rumbos de Puebla y Michoacán, entre otros.

  En 1597, el cacique indígena de Coyoacán, don Felipe de Guzmán Itzolinque, Andrés de Mondragón y Elvira Gutiérrez donaron a los carmelitas de México unos terrenos en los barrios coyoacanenses de Tenanitla y Chimalistac, a pocos kilómetros al sur de la ciudad capital. Así los religiosos dispusieron de un extenso terreno para establecer un nuevo colegio y casa. 

 La fundación definitiva del colegio carmelita dedicado a San Ángel se realizó en 1613. Para la edificación del colegio llamaron al hermano fray Andrés de San Miguel quien contaba con la experiencia para diseñar y dirigir la nueva obra, la cual da inicio el 29 de junio de 1615 con la colocación de la primera piedra.

 En 1617 el colegio estaba tan avanzado que fue posible el traslado de los estudiantes y continuar su curso en el nuevo edificio, el cual resultó tan amplio y bien acondicionado que en 1618 se convirtió en sede de las reuniones trianuales de las autoridades de la provincia, conocidas como capítulo provincial. 

  El templo anexo al convento fue edificado entre 1624 y 1626, y para 1628 se daban por terminados los trabajos principales de la construcción, aunque se siguió trabajando en la cerca que limitaba la enorme huerta y en las ermitas, puentes y obras hidráulicas y agrícolas que le eran indispensables. 

 La huerta, que estaba cercada en todo su perímetro, se extendía hacia el lado oriente del colegio, ocupando gran parte de la actual colonia Chimalistac, y fue destinada a la plantación de árboles frutales, los cuales con el tiempo proporcionaron al colegio ingresos suficientes para subsistir y ayudar a otras fundaciones de la provincia, ganándose con esto fama y prestigio. 

 Tanto las peras, manzanas, y perones, como las muchas flores y hortalizas que en ella se sembraron, irrigadas por las aguas del río de la Magdalena, hicieron a San Ángel acreedor de una merecida fama de lugar placentero y saludable, propio para el veraneo. Las celebraciones que hasta la fecha se realizan en este barrio de la ciudad, encuentran sus raíces en esa labor de los carmelitas. 

 El crecimiento económico benefició a los habitantes del pueblo, quienes sustituyeron el nombre de San Jacinto Tenanitla por el de San Ángel. En 1634 se cambió el nombre oficial del colegio por el de Señora de Santa Ana. El cambio de nombre se dio oficialmente, pero en lo cotidiano y entre los pueblos se le seguía llamando con su antiguo nombre de San Ángel. (Wikipedia)



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