Estamos de nueva cuenta, incursionando por Yucatán, esta vez lo hacemos por el lado oriente. Salimos de Cancún, no en autobús sino en taxi colectivo, modalidad que se ha difundido mucho por la región, siendo el medio más rápido para llegar de una población a otra. Apenas hora y media de camino nos toma llegar cruzando por una verdaderamente espectacular carretera que en esta época del año, en el mes de mayo, se engalana de intensos colores: el amarillo de la lluvia de oro, el naranja de los tabachines, el morado de unas flores que desconozco su nombre, agreguemos a esa paleta el azul intenso del cielo y el verde en todas las tonalidades imaginables de la selva baja.
Este es el árbol conocido por lluvia de oro, florece a mitad de la primavera, antes de que comience el calor intenso, Estos panoramas se vuelven extraordinarios para quienes disfrutan de la naturaleza, para quienes buscan ángulos insólitos para fotografiar, de pronto sobresale la copa con un color intenso que rompe la armonía del verde. Llegamos así, casi sin sentir el paso del tiempo a nuestro destino, luego de cruzar montones de comisarías, como llaman por acá a los pueblos casi ranchos; algunos de Quintana Roo, otros de Yucatán. Los nombres son de todos los héroes y personajes imaginables: Leona Vicario, Santo Domingo, Cristobal Colón, El Ideal, Kilómetro 80, para luego comenzar con los nombres complicados, en ocasiones impronunciables si es que es la primera vez que llegas por Yucatán: X-Can, Pabalam, Joactún, Joteoch, Dzodzil, Catzim.... estamos ya en Chemax.
El nombre de Chemax viene del maya, lo podemos traducir como "El madero del mono" por derivarse de las palabras Che: madero y max contracción de maax: mono. Lo vemos claramente representado en su escudo.
Según los conteos poblacionales más recientes, el de 2012, Chemax está dentro de las diez poblaciones con mayor número de habitantes de Yucatán, ocupa justo ese puesto, el décimo, con algo más de 32 000 personas en todo el municipio, la ciudad está sobre los quince mil.
Lo primero que vemos, dominando el panorama, son las dos esbeltas torres de la parroquia de San Antonio de Padua, templo construido por los franciscanos, el más oriental de esas dimensiones en la península de Yucatán, en el último cuarto del siglo XVII.
Era un lunes, la una de la tarde, cuando llegué allí, el templo estaba cerrado y no lo abrirían hasta después de las cinco de la tarde, así que no lo pude ver por dentro, pero bien nos podemos hacer una idea: una sola nave, con bóveda de medio cañón. Una cúpula que no rebasa en mucho la altura de la bóveda, muros altos, lisos, con la característica sobriedad franciscana.
Por norma tengo, desde mucho antes de iniciar El Bable, de llegar a un pueblo, entrar en su templo, luego en el mercado, y caminar por donde el instinto me vaya guiando; al paso del tiempo he podido comprobar que esa es la mejor manera de conocer un pueblo, andando, parándome en cada esquina, en cada ángulo para observar. De pronto las calles de un pueblo se presentan como el escenario de una obra teatral, del teatro de la vida, en que sus pobladores son los actores y el guión, escrito por Víctor Hugo, bien podría ser la Comedia Humana, pero en este caso no es comedia, sí es humana y es La vida cotidiana en Chemax, Yucatán. Ven, te invito a conocer en imágenes como es esa cotidianidad en este tranquilo pueblo del oriente de Yucatán...
Tomamos un agua fresca, nos acercamos al paradero de los colectivos y continuamos en esta "puebleada" por el Oriente de Yucatán. Siguiente parada: Tikuch.
Para leer más sobre Chemax, te recomiendo entrar en este página de la UADY.
Saludos, sabes de donde es esta foto? Saludos.
ResponderEliminarhttps://farm4.staticflickr.com/3750/9648898849_b2fdf093f7_b.jpg
Se ve netamente yucateco pero no tengo la menor idea en dónde sea.
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