El Estado de Guanajuato encierra tal cantidad de estupendas obras que un mes no nos bastaría para conocerlas todas, hay una población que siendo parte de la zona noreste del estado, dada la orografía que presenta el termino del Bajío y el principio de la Sierra Gorda, su acceso es más fácil desde Querétaro, me refiero a San José Iturbide, única población en México que rinde un digno recuerdo al consumador de la guerra de Independencia, Agustín de Iturbide. Es ahí donde se levanta, indiscutiblemente una de las mejores obras arquitectónicas de estilo Neoclásico en México, la Parroquia de San José.
En el estado de Guanajuato, cerca de San Luis de la Paz, existe un apacible pueblo en el que todavía quedan algunas modestas casas finiseculares o de principios de este siglo (se refiere al XX), con el enmarcamiento de sus vanos en cantera sencillamente labrada; el sitio se llama San José Iturbide, pero lo que verdaderamente llama la atención en ese lugar, es su gran parroquia, un atractivo revival clasicista de la segunda mitad del siglo XIX, en el que destaca el señorial vestíbulo con columnas cuyos hermosos capiteles corintios recuerdan los del Panteón de Roma.
A menos de una hora de Querétaro, tomando la carretera que va a San Luis Potosí llegaremos a la apacible población que guarda una verdadera maravilla. El ritmo de vida es muy apacible, no hay prisas, en las cercanías se ha ido formando una zona industrial alterna a la de por si enorme zona de fábricas de Querétaro, pero el poblado no ha pedido aun su sabor provinciano. La visita a este lugar tiene un solo objetivo, conocer de cerca la Parroquia de San José, una obra en verdad impresionante. Recordarás hace poco te presenté el templo del Sagrado Corazón en Apaseo el Alto, que es una copia de la Basílica de San Pedro, bien, esta obra, la de San José Iturbide es aun mas majestuosa.
A menos de una hora de Querétaro, tomando la carretera que va a San Luis Potosí llegaremos a la apacible población que guarda una verdadera maravilla. El ritmo de vida es muy apacible, no hay prisas, en las cercanías se ha ido formando una zona industrial alterna a la de por si enorme zona de fábricas de Querétaro, pero el poblado no ha pedido aun su sabor provinciano. La visita a este lugar tiene un solo objetivo, conocer de cerca la Parroquia de San José, una obra en verdad impresionante. Recordarás hace poco te presenté el templo del Sagrado Corazón en Apaseo el Alto, que es una copia de la Basílica de San Pedro, bien, esta obra, la de San José Iturbide es aun mas majestuosa.
La villa es de reciente fundación; data de la segunda mitad del siglo XVIII, y se edificó en terrenos de las haciendas de San diego, San Jerónimo, Charcas y sobre todo del Capulín, en el costado occidental de la Sierra Gorda. Su primer nombre fue Casas Viejas, pues parece que al tiempo de ser fundada todavía quedaban vestigios de algún asentamiento notable prehispánico, ya que en esos terrenos se encontraron abundantes muestras de cerámica y armas de pedernal. Primero se estableció en ella una ayudantía de parroquia, que se elevó en julio de 1874 a “curato de Colación canónica”. La extensión y habitantes de Casas Viejas no aumentaron en varios años, y para 1810 “su congregación estaba compuesta por veinte viviendas en forma de cuadrilla sin orden regular”.
Es para mediados del XIX que la congregación de Casas Viejas adquiere el título de villa y adopta el de San José de Iturbide en 1849. Al crecer la población se ve la necesidad de construir una iglesia mas grande, la existente era demasiado pequeña para las necesidades de la cada vez más grande población. Esto sucede entre 1877 y 1878. La parroquia, con su grandioso vestíbulo neoclásico que parece haber sido edificada con gran rigor histórico, teniendo en mente las constricciones de la antigüedad clásica, los elementos tectónicos son de origen griego y de orden corintio, pero que su autor Rodríguez Arangoiti, de espíritu ecléctico, como corresponde a un hombre de su época, prefirió tamizar la rigidez historicista, e interpretar con cierta libertad esas formas arcaicas, mezclándolas con ménsulas, coronamientos, de vanos con doble voluta, cerrados por conchas o especie de antemas que son usadas profusamente.
La fachada está compuesta por dos cuerpos, rematado el segundo, también, por un frontón: al examinar ese segundo cuerpo, se presenta la duda de si debería estar culminad por dos torres, pero de acuerdo al espíritu clásico, y si se piensa en edificios diseñados en ese estilo, se tiene la seguridad de que los remates son los decididos por Arangoiti. La conjetura respecto a las torres se debe a la colocación de dos torres en la parte posterior construidas hace pocos años en 1941. En el interior, la gran nave de la iglesia está decorada en su derredor con el friso dórico de triglifos y metopas ornamentadas con rosetones; los demás elementos decorativos son estilizaciones vegetales: cintas de follaje, guirnaldas y festones.
En cuanto a la cúpula, muy esbelta, recuerda al primer neoclásico, al de Tresguerras. En ella se logró una buena solución en el gran tambor, que por fuera tienen columnas pareadas y por dentro correspondientes pilastras, medida que se remonta a Miguel Ángel y que fue tan del gusto de los primeros arquitectos neoclásicos como el mencionado Tresguerras. La educación de Ramón Rodríguez Arangoiti se da en Europa, especialmente adquiere la influencia francesa, interpretando al Neoclásico como se hacía en ese país y lo demuestra su obra más impactante, la que estás viendo en estas fotografías.
Sobre el diseñador de la Parroquia de San José Iturbide se dice que las experiencias y talento de Rodríguez le valen una cátedra en la Academia de San Carlos, la que al mismo tiempo le extiende una autorización para que pueda ejercer su profesión en el Imperio de Maximiliano. En 1865 aparece como director de la dirección general de obras de la Casa Imperial. En San José Iturbide hay todo tipo de servicios, un muy buen hotel se levanta precisamente a un costado de la Parroquia, frente al Jardín Principal, Los Arcos, creo se llama, desde allí se puede incursionar a muchos de los atractivos que la Sierra Gorda de Guanajuato ofrece.