Antiguo anuncio del reconocido almacén en la Ciudad de México, El Palacio de Hierro. Tomado de El Mundo Ilustrado, publicación de 1904.
Dentro de la creatividad que, por fortuna, reina en México, la publicidad no es la excepción, una de las campañas publicitarias de mayor impacto fue la lanzada en 1997 por Ana María Olabuenga que durante una buena cantidad de años vino a captar la atención de los anuncios en prensa, revistas y televisión. ¿Quién no recuerda la frase “Soy totalmente Palacio ® "? Fueron muchos los premios que esta campaña tan bien llevada y creativa tuvo a lo largo de su existencia.
El Palacio de Hierro es uno de los almacenes tradicionales que hay en todo México, por no decir que el más tradicional de todos, el concepto llegó de Francia, era la época porfiriana y muchos los franceses, mejor conocidos como Los Barcelonettes, fueron quienes llegaron a innovar el modo de hacer comercio, especialmente el de ropa y accesorios en el México que estaba viviendo la "Pax Porfiriana". Pero en aquellos tiempos la publicidad no se comprimía, no se reducía a una sola frase, sino que era una verdadera historia aquello que se contaba en los anuncios de finales del siglo XIX, como ejemplo tenemos este en donde va de lo social a lo comercial pasando por lo más descriptivo que se puede ser en términos de administración y buena atención:
Dentro de la creatividad que, por fortuna, reina en México, la publicidad no es la excepción, una de las campañas publicitarias de mayor impacto fue la lanzada en 1997 por Ana María Olabuenga que durante una buena cantidad de años vino a captar la atención de los anuncios en prensa, revistas y televisión. ¿Quién no recuerda la frase “Soy totalmente Palacio ® "? Fueron muchos los premios que esta campaña tan bien llevada y creativa tuvo a lo largo de su existencia.
El Palacio de Hierro es uno de los almacenes tradicionales que hay en todo México, por no decir que el más tradicional de todos, el concepto llegó de Francia, era la época porfiriana y muchos los franceses, mejor conocidos como Los Barcelonettes, fueron quienes llegaron a innovar el modo de hacer comercio, especialmente el de ropa y accesorios en el México que estaba viviendo la "Pax Porfiriana". Pero en aquellos tiempos la publicidad no se comprimía, no se reducía a una sola frase, sino que era una verdadera historia aquello que se contaba en los anuncios de finales del siglo XIX, como ejemplo tenemos este en donde va de lo social a lo comercial pasando por lo más descriptivo que se puede ser en términos de administración y buena atención:
El almacén que esta cadena de tiendas tiene en Monterrey fue el primero en establecer la línea arquitectónica de vanguardia en el país para este tipo de establecimientos.
El Palacio de Hierro.-
Grandes almacenes de roma y novedades (Sociedad Anónima).
Esquina de San Bernardo y Callejuela, México.
"No puede negarse que el creciente desarrollo que de algún tiempo a esta parte se viene acentuando en el país, se debe mucho al contingente prestado por la colonia francesa. Esta colonia, la mayor parte formada de personas honradas, inteligentes y progresistas, ha logrado en un lapso de tiempo relativamente corto, dar un gran impulso al comercio de ropa en general.
No se ha conformado solamente con introducir en nuestro mercado infinidad de artículos que antes nos eran desconocidos, sino que además ha implantado en el país grandes empresas fabriles que proporcionaban trabajo honrado a multitud de familias que antes carecían de estos medios de subsistencia. Entre estos establecimientos fabriles el que va a la vanguardia por su importancia y perfecta organización es sin duda la Compañía Industrial de Orizaba que tiene sus fábricas en Río Blanco (Orizaba) montadas con verdadero lujo de máquinas y aparatos todos modernos y de los mejores que se emplean en los grandes centros productores de Europa y Estados Unidos. Esta gran fábrica es la primera de la República y proporciona trabajo a millares de familias. Oportunamente nos ocuparemos de ello.
Entre los establecimientos comerciales, el primero por su importancia es sin duda El Palacio de Hierro, organizado bajo las mismas bases que Au Louvre y Le Bon Marché. El edificio, como su nombre lo indica ha sido construido la mayor parte de hierro: es de una arquitectura moderna y elegante: se compone de 5 pisos, cada uno dotado de amplios y bien surtidos departamentos de toda clase de artículos, atendidos por un personal apto y numeroso que está bajo la vigilancia de jefes prácticos y conocedores de las necesidades que tan importante establecimiento reclama: así es que en esa casa pueden encontrarse desde los artículos más modestos e indispensables a nuestra clase obrera hasta los más exquisitos y de mejor gusto que pueda apetecer la clase media y aristocrática de esta culta capital. Nosotros hemos visitado Europa y Estados Unidos y no vacilamos en conceder que El Palacio de Hierro es un fiel trasunto de los grandes establecimientos de aquellos centros de la civilización y del buen gusto.
"Es un establecimiento que cada día obtiene mayores simpatías del público, tato de la capital como del interior de la República, porque además de que, como hemos dicho antes, cuenta con grandes elementos pues su capital actual es de 4 millones de pesos y que estos le permiten ofrecer a sus clientes mercancías en buenas condiciones de calidad y precios, ha sido el primero en implantar y llevar a feliz término el sistema de vender a precios invariablemente fijos que es, en nuestro concepto, el que mejores garantías y comodidades presta a los compradores.
Tiene además adjuntas a la misma regulación importantes fábricas de camisas, corbatas y paraguas que establecidas bajo un régimen de buena economía y administración, les permite ofrecer al mercado sus productos en inmejorables condiciones de calidad y precios.
No vacilamos en aconsejar a nuestros lectores que se provean de lo que necesiten en El Palacio de Hierro, seguros de que en tan importante establecimiento encontrarán las condiciones que todo comprador debe apetecer: bueno, bonito y barato". (1)
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