sábado, 31 de julio de 2010

Del Bajío, sus gentes, sus costumbres y sus chismes


Con este artículo lo que menos pretendo es ofender a alguien, pues antes que nada hago incapié en que yo soy del Bajío y todos mis ancestros también lo son, así que de conocer y vivir el tema tengo para sentarme y comentarlo por un buen rato.

Aquí es normal enterarnos de la vida de la demás gente, hay un cierto morboso interés en saber lo que los demás hacen y se practica mucho aquello de que "vemos la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio", todo esto es normal, es común y hay que saber vivir y convivir con ello, pero yo me pregunto ¿de donde nace toda esta forma tan particular de ser? ¿por qué por estos rumbos se mantiene el vicio de chismear? Pues bien, buscando por aquí y por allá encuentro lo siguiente:

"...de este modo, en las poblaciones de las haciendas había una cultura engendrada por la constante información recibida gracias a las muchas comunicaciones de toda índole y al contacto de todo tipo de personas que iban y venían y pasaban por sus casas, que salían y volvían dejando una clara conciencia de lo que sucedía, sobre todo de aquello que los hacía sujetos directos de la injusticia gubernamental y social."

Esto nos lo comenta el maestro Isauro Rionda en su Hciendas de Guanajuato de Ediciones La Rana de 2001. De ese tiempo en que estaba la formación del Bajío y siendo aquí un cruce de caminos, la información llegaba de norte a sur y de oriente a poniente, claro está que con sus consabidos chismes que se generaban cuando la información no era pasada tal cual había sido sino que se les agregaban esos tintes, sales y pimientas que van creando un auténtico chisme, al grado tal que la Inquisición tenía mucho que hacer, específicamente en su bastión levantado en Celaya:

"Numerosos testimonios muestran que durante el siglo XVII, especialmente en 1615, hubo una notable actividad por parte de la Inquisición en la villa mestiza de Celaya. Desde 1614 los adustos inquisidores recibieron informes de casos de hechicería y blasfemia que involucraban a mestizos, negros y españoles; la mayoría de las acusaciones involucraba a mujeres. En 1614, de un total de 344 delitos registrados en toda la Nueva España, 114 correspondían al Bajío. Una cifra muy sorprendente".

Esto que leemos en Breve historia de Guanajuato de Mónica Blanco para FCE, 2000; es una clara muestra del poder de las lenguas viperinas, de cuan intenso era el actuar de algunas personas que al no tener mejor cosa que hacer se dedicaban a hablar mal de los otros, a inventar y, lo peor, a acusar ante la Inquisición. Todo esto me hace reflexionar en algo que hace poco se publicó en la prensa nacional, en relación a las denuncias que se dice, podrían ayudar a mitigar el narcotráfico al denunciar a los consumidores de enervantes... ¿Te imaginas? si en 1614 fueron sorprendentes los números arrojados... no me gustaría pensar en los del 2010...

2 comentarios:

  1. Es casi tan malo como la ley de Arizona. ¿Cómo vez?

    ResponderEliminar
  2. Dicen por ahí: "Pueblo chico, infierno grande"...
    Pero ahora, con todos los medios virtuales de moda, un chisme puede ser noticia mundial en segundos.
    De todas formas, esos chismes de pueblo han generado leyendas, anécdotas, historias locales curiosas y solo esto es lo interesante.

    ResponderEliminar