Ayer pasaba precisamente por Corralejo y fui testigo de como estaban llegando un par de caminones con andamios y demás estructuras con las que se levantará un museo que se colocará a un costado del templo de San Diego de Corralejo, que es lo único que queda del casco de la que fuera la hacienda, lugar administrado por el padre de Miguel Hidalgo. La disputa está ahí, se dice que fue en ese lugar donde nació, pero si tienes oportunidad de ir en este emblemático año al sitio, te darás cuenta que un par de kilómetros antes de la entrada al pueblo de Corralejo de Hidalgo, hay vestigios de lo que fuera el Rancho San Vicente y allí también hay monumento y se dice que fue en ese lugar donde el Padre de la Patria nació. Eso sucedió un 8 de mayo, pero ¿que fue lo que pasó un día como hoy, hace 199 años?
Bueno, pues antes de que fusilaran al cura Hidalgo hubo una ceremonia que a como nos la relata Agustín Rivera en sus Anales de la vida del Padre de la Patria, Miguel Hidalgo y Costilla, fue algo verdaderamente espeluznante. El libro fue publicado por el Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato en 2003, nos va llevando paso a paso en la ceremonia de degradación, misma que debió haber sido un golpe fortísimo a la, creo, ya devastada moral de don Miguel.
"En el Derecho Canónico la Degradación se divide en verbal y real. Aquella consiste en la sentencia de la Degradación. Esta sentencia contra Hidalgo la pronunció el Ministro de la Degradación el día 27 de julio (1811), y el día 29 del mismo mes entre las seis y las siete de la mañana, se ejecutó la Degradación Real en el corredor del cuartel, con todas las ceremonias y condiciones prescritas en el Pontifical Romano..."
Para entender el ceremonial será necesario saber de como eran los rituales de revestimiento, de esa manera tan especial que tenían los sacerdotes en irse poniendo una a una las ropas necesarias para una celebración litúrgica, será bueno tener un diccionario que nos diga lo que es un amito, una alba, un cíngulo, una estola y una capa pluvial. Manípulo, cáliz, patena. Hubo un momento en que se ejecutaron los rituales de execración y se le dijo: "Te arrancamos la potestad de sacrificar, consagrar y bendecir que recibiste con la unción de las manos y los dedos".
Pero las cosas fueron aun más a fondo: "Te arrojamos de la suerte del Señor, como hijo ingrato, y borramos de la cabeza tu corona, signo real del sacerdocio, a causa de la maldad de tu conducta". Así pues, hubo necesidad de que con un cuchillo se le rasparan las manos y que un peluqueo le cortara el cabello, es ese modo, don Miguel Hidalgo estaba ya preparado para luego pasar al patíbulo y ser fusilado.
El texto me hizo reflexionar mucho, era está una afrenta más que Hidalgo tuvo que resisitr, una fue la excomunión, la otra ese rumor tan fuerte que llevó a la autoridad a investigar a fondo si realmente tenía el título de Doctor dado por la Real y Pontificia Universidad de México, una más, en Aguascalientes cuando Allende le obligó a entregarle el mando de Generalísimo y por último ésta, la Degradación. Vendría luego el fusilamiento, más tarde, un indio de tarhumara, contratado para tal fin le cortó la cabeza, misma que fue exhibida durante casi diez años en una de las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas.
El texto completo te lo compartiré (con gusto) en el blog de Cabezas de Águila, precisamente cuando lleguemos a la cabeza número 260... por cierto, ahora estoy regresando luego de documentar la cabeza número 160 y hoy publiqué la número 61... te espero por ese sitio...
No hay comentarios:
Publicar un comentario