viernes, 18 de febrero de 2011

El Evangelio Cósmico

Con este artículo que ahora lees llegamos al 777, número que para mi es bellísimo pues el 7 ha sido desde siempre mi favorito y potencializado triplemente, aun más... volveré a decir: "azares de la vida". Bueno, si de esos 777 al menos has leído 77 sabrás de mi gran obsesión por el tiempo y por tratar de entenderlo y graficarlo. La última vez que hablamos del tema fue cuando llegamos a la deducción de que el tiempo es redondo. Pues una vez más lo diré así: es redondo y por eso iniciamos con esta gráfica, en donde se ve, más que el tiempo el cosmos, la bóveda celeste con sus doce constelaciones, es decir, los que conocemos como signos zodiacales. Notarás que el sentido en que gira es contrario al del reloj...

Me llamó la atención en una de esos momento extraños en que veía la televisión, hace algunas semanas, que mencionaron algo al respecto de las constelaciones y remarcaron cuatro de ellas, las que corresponden a los signos zodiacales fijos: Tauro, Leo, Escorpio y Acuario. Lo impresionante fue asociarlos con los símbolos de los Evangelistas: Toro, León, Águila y Hombre. Que son Lucas, Marcos, Juan y Mateo respectivamente. Lo que vemos es la soberbia parte alta de la puerta principal de la parroquia de Romita en el estado de Guanajuato.

Muy en lo personal esto me llevó a pensar en las poderosas razones que hubo para asociar ambas simbologías, las del zodiaco que no son otra cosa que mera Astrología, el principio de la magia, de la alquimia, por lo tanto de la química, de la vida... y los Evangelistas, que no son otra cosa más que la palabra; incluso recordarás que una vez te dije por aquí que yo me identifico con los evangelistas (con minúscula) no con los Evangelistas (con mayúscula) pues los primeros eran aquellos que se dedicaban a escribir cartas en el portal de la Plaza Santo Domingo en la ciudad de México y como yo, buena parte del día escribo, pues razón tengo de sobra para sentirme un evangelsta (insisto, con e minúscula).

Adentrándonos un poco más en esas profundidades, vamos viendo la precisión del cosmos. Aquí, con las simbologías de los Evangelistas, vemos un perfecto equilibrio: dos masculinos y dos femeninos, dicho de otro modo: la dualidad. Vemos los cuatro elementos, aquello que nuestros más auténticos y antiguos antepasados, los mexicanos originales, denominaban los "cuatro rumbos", incluso si asociamos los colores, entre los elementos, los planetas y los que los antiguos mexicanos tenían bien identificados, vemos que también se asemejan... cada vez dudo más en las casualidades, algo está pasando... lo digo porque eso de que de pronto empiezas a asociar una cosa con la otra y con la otra y con la otra... hay algo, insisto.

Esto lo vi apenas hace diez días, en la carretera entre Cabo San Lucas y Todos Santos... y antenoche vi el documental de Creer es crear, ¿ya lo viste? está disponible en línea, solo escribe tal cual su nombre: creerescrear.
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Hoy es luna llena.

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