Finalmente encontramos un sitio del Camino Real de Tierra Adentro en donde se muestra la imagen de Patrimonio de la Humanidad, esto a la entrada de la Hacienda de Pabellón de Hidalgo, lugar que desde 1964 es el Museo de la Insurgencia, apenas restaurado, por cierto, a raíz de los festejos del Bicentenario.
En la parte poniente del Pabellón vemos la imponente pared que le da su carácter de autenticidad a la zona, esto es apenas el inicio de la sierra fría, la que corre en todo el norte del estado de Aguascalientes, en donde hace límite con el de Zacatecas; es el marco ideal que hace resaltar a un más la señorial belleza de la Hacienda de San Blas.
Una combinación de colores, también particular, es la que vemos en Pabellón de San Blas, un palo de rosa con azul cielo muy afortunado y nos preguntamos, ¿serán estos los colores originales que tuvo la Hacienda?
El portón de entrada no había necesidad de abrirlo completamente, pues tiene ese remate en la parte alta del marco que, cuando se abren las dos hojas dan paso a que el Amo, es decir, para que el hacendado entre montado en su caballo, me puedo imaginar la escena, oyendo el rítmico paso de del caballo al chocar con las baldosas...
Y aquí tenemos la respuesta, efectivamente, el diseño original del decorado exterior de la Hacienda era con esas cenefas y la división de un color ligero y claro arriba, y uno más oscuro en la parte baja, la foto data de 1909. Y ahora la pregunta es: ¿quiénes fueron los dueños de la Hacienda?
Pues la lista de dueños es larga como toda buena y rica hacienda, el primero de ellos fue el señor capitán don José de la Peña y Durán. Siendo capitán seguramente fue de los primeros en obtener tierras por esta parte de la Nueva España, buscando información encontramos lo siguiente: “Donde hoy se ubica el poblado de San Francisco de los Romo, fue un sitio de ganado mayor conocido como Buenavista, terreno baldío o realengo, que fue adquirido el 8 de junio de 1696 por el capitán don José de la Peña Durán, propietario de la Hacienda de San Blas de Pabellón, que lo había solicitado junto con otros ocho sitios de ganado mayor al rey de España, el cual se los concedió a cambio de 500 pesos".
Así lucía la Hacienda para 1960, hace cincuenta años; se ve que los decorados de las paredes habían sido removidos, tal vez todo a consecuencia de la Revolución, cuando estaba allí pude ver que los colores usados fueron exactamente los mismos del diseño original, pues en el interior queda una pared completa donde se dejaron las calas, es decir, los restos de la pintura original.
Los siguientes propietarios fueron Lucas López de Fonseca, José María de Urrucha y Bernardo Iriarte, hermano de Rafael Iriarte el que se dice era un infiltrado del gobierno norteamericano cuando la guerra de Independencia, Iriarte se unió al ejército Insurgente de acuerdo a sus conveniencias y en el tiempo en el que él lo determinó y no cuando se lo pidieron, razón por la cual siempre quedó la duda si era o no leal a la causa, la duda terminó pues Rayón lo mandó fusilar. Terminada la revolución de Independencia, esto es lo que pasa a la propiedad de los Iriarte:
Debido a una deuda de pago de impuestos que se tenia con el gobierno federal, el 24 de diciembre de 1829, el señor Bernardo Iriarte, dueño de la hacienda de San Blas de Pabellón remató el sitio de ganado mayor de Buenavista en la cantidad de 8 mil pesos a los señores Francisco Romo de Vivar, José Manuel Romo de Vivar y Cesáreo Lozano. El señor Francisco Ignacio Romo de Vivar formó un rancho al que llamó San Francisco en honor al primero de sus nombres; el predio estaba ubicado en lo que hoy son las calles de Independencia y Romo de Vivar; desconociéndose por carecer de documentos- la fecha exacta de la fundación, probablemente entre 1830 y 1832”. Se refiere a la fundación de San Pancho, la población que está muy cercana a la Hacienda.
Aunque en la placa de entrada no vemos que incluyan como propietarios de la Hacienda a los Romo de Vivar, sino que hay una larga lista de nombres, la puedes ver, si visitas la Hacienda en el vestíbulo de entrada, donde hay un mapa del estado de Aguascalientes hecho en azulejos y enfrente se hace una minúscula reseña histórica con la lista de todos los que poseyeron en su momento la Hacienda.
Sin lugar a dudas el acontecimiento más relevante aquí sucedido fue el de 24/25 de enero de 1811, cuando, luego de la batalla en Puente de Calderón, en donde los Insurgentes son derrotados, todos se reúnen precisamente aquí con un solo fin: destituir a Hidalgo del mando, so pena de muerte, es decir, no era opcional, fue una orden de todos los cabecillas del movimiento, fue cuando el mando recayó en Ignacio Allende.
La Hacienda del Pabellón ahora luce su mejor cara, aunque está atravesada por una falla, la puedes ver como corre a todo lo largo del patio central, y como divide al edificio. El lugar es desde hace algunos años sede del Museo de la Insurgencia, se compone de tres salas, en dos de ellas se exhiben objetos de uso común en la hacienda para las faenas diarias; arados, carretas, medidas y algunos artículos más de lujo de los usados por los últimos hacendados, como el fonógrafo. En la otra sala me tocó ver la exposición "Miradas del Siglo", réplica de la que se exhibe en el Castillo de Chapultepec.
Encontramos al fondo debajo de la sombra de del centenario pino y del pirul un jardín botánico de cactáceas, las cuales fueron traídas de las zonas áridas no muy distantes de allí.
Si planeas una visita a este lugar, te recomiendo llegar temprano y "tirarte a perder", a tan solo 4 kilómetros rumbo poniente se ubica la presa, la cual ya tiene su centenario encima, y verás que solo dos cuadras, en dirección norte están las trojes, las galeras, la era, los molinos, en fin, todo lo que fue el área de almacenaje y empaque de los productos de la próspera Hacienda de San Blas del Pabellón.
Mañana iremos a descubrir esos rumbos, verás que interesante es. Si tu eres de los que se va a caminar solo por derredor de donde dejaste el coche estacionado, te estas perdiendo de lo más interesante que hay en los lugares donde sobreviven las haciendas, hay que meterse por los caminitos, oler los auténticos aromas del campo y así revivirás, de algún modo, la grandiosidad que se vivió allí hace algún tiempo...
Y si la comida te preocupa, ese no es problema, saliendo de la Hacienda verás la plaza central del pueblo, a la derecha, casi en la esquina verás un local donde preparan jugos, a un lado, parece que es una casa, pues no, es un restorancito, allí cocinan un pozole de los meros buenos y auténticos, de los de pata, oreja y trompa, creo que el miércoles es el único día que no lo hacen, no te lo pierdas, será el complemento ideal a tu visita a Pabellón Hidalgo, Aguascalientes.
hola soy una de las que fue el 21 de enero al museo esta muy padred
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