Te contaba que es solo bajar de la Combi o transporte colectivo para estar ya en el pleno centro de las atracciones más grandes que tiene la ex Hacienda de San Blas del Pabellón, conocida ahora solo como La Hacienda. Estamos frente al templo de San Blas de Sebaste, el abogado contra las enfermedades de la garganta. Recordemos que su celebración se lleva a cabo en febrero 3, en plena temporada de gripes y resfriados, se cree que atándose una cinta al cuello ese día se evitarán estos males.
El templo es de una exquisita sencillez, un barroco simple, si se me permite clasificarlo de ese modo, una sola torre del lado derecho, sin que se quedara a medio construir, la torre única fue el diseño original.
Del lado izquierdo vemos como están los contrafuertes dispuestos a sostener toda la carga del edificio, del otro lado están dispuestas la Sacristía y lo que seguramente fue la habitación del clérigo.
Hay solamente tres esculturas en la fachada, al centro, en la parte alta está San Blas de Sebaste, se le reconoce por la mitra y el báculo de obispo. A la izquierda aparece San Pedro, con sus inconfundibles llaves y a la derecha San Pablo con su espada apuntando hacia abajo. La ventana del coro de una reposada y sencilla belleza. Arriba los estilizados flameros, apuntando siempre al cielo.
No se si los decorados que hay a los lados de la entrada principal estuvieron allí siempre, el templo hace no mucho fue dignificado, no se exactamente cuando, pero se ve ya un poco descarapelada la pintura blanca, que si bien pasa desapersivida por ser blanca también la base.
Un par de ángeles custodian la entrada, pintados sobre la pared. A la izquierda vemos el primero de los contrafuertes y al fondo la que fuera una de las enormes trojes con que contaba la hacienda.
Manteniendo el estilo en el interior, continuamos con ese justo balance entre la sencillez que puede envolver al barroco, algo difícil de lograr que aquí fue posible, son tres elementos decorativos los que observamos principalmente.
En la parte alta del Altar Mayor tenemos la imagen de San Blas, engalanado con su vestidura de obispo su mitra y su báculo. A San Blas se le llega a representar con un cirio o dos cirios cruzados, esto debido a que su festividad es justo un día después de la Candelaria, también se le representa con un cerdo, igual que a San Antonio Abad, por ser protector también de los animales. A la derecha aparece San Luis Gonzaga y a la izquierda San Ignacio de Loyola.
A la mitad del templo que se compone de una sola nave, del lado derecho aparece este singular tapanco, cuyo acceso era por un túnel elevado que conectaba a la Sacristía, lugar donde el hacendado atendía la Misa. Algo que no es común de ver en templos que no sean parte de un convento.
En la parte central del Altar Mayor vemos una pintura de Nuestra Señora de Guadalupe, sería bueno saber de qué pintor, no podría decir que Cabrera, aunque no lo dudaría sabiendo que esta hacienda formó en algún momento parte del Mayorazgo de Ciénega de Mata, latifundio de los Romo del Viviar; consecuentemente las posibilidades económicas eran vastas. Me es difícil identificar a los santos, ella tal vez sea Santa Isabel de Hungría, pero el de la izquierda no lo sé, solo porta un bastón, aunque, pensándolo bien, creo que son Señora Santa Ana y Señor San Joaquín muy engalanados.
Frente al palco y encima del confesionario aparece esta pintura de una alegoría de la salvación de las Ánimas del Purgatorio en la cual esta representación sui géneris del cinco (idea libre de los Cinco Señores) la conforman solo personajes masculinos con Nuestro Señor al centro, abajo a la izquierda San Francisco de Asís, a la derecha, me atrevería a decir que es San Antonio de Padua. Arriba a la izquierda un auténtico Señor, San José y a la derecha San Nicolás de Tolentino, todo coronado por un hermoso lienzo de la Guadalupana sostenido por sendos angelitos.
La pila del agua bendita me da la impresión de que tuvo pedestal en su diseño original.
Y esta toma, de las que tanto me gusta hacer, de toda la bóveda, sencilla, elegante, fresca...
Fuera del altar solo observamos este conjunto que nos muestra a un San Isidro Labrador en plena faena con la yunta, claro es, a San Isidro siempre lo encontraremos en todas las comunidades dedicadas a hacer producir la tierra.
Y, ni hablar, hasta boda me tocó ese día. En horario y día extraño, un miércoles a las 4 de la tarde...
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