Con este complicado y extraño título lo que en realidad quiero decir es que me encontré dentro de un libro que hace mucho me regalaron, ese de la Historia de los Museos, unos periódicos que guardé, cual costumbre tengo, sobre ciertos eventos que me parecen únicos y que, cuando los vuelvo a ver, especialmente luego de tanto tiempo, me hacen recordar una infinidad de cosas. En este caso, lo sucedido en los últimos años de la década del ochenta del siglo XX.
El Uno más uno era el periódico que me agradaba entonces, especialmente los relatos que hacia de la vida diaria, de los acontecimientos coloquiales, eran como pequeñas, mínimas novelas que nos dejaban ver las cosas más dispares de la ciudad. Este encabezado, del 11 de octubre de 1987 daba cuenta de que todo estaba listo para la inauguración, al día siguiente, del Museo del Templo Mayor.
Indudablemente que la pieza central era la Coyolxhauqui.
La nota que escribió Isabel Llinas Zárate decía que sería el presidente de la República, Miguel de la Madrid, quien inauguraría el museo y hace especial énfasis en los sistemas de seguridad que implementaron en ese museo, esto debido a que hacía poco tiempo sucedió un robo en el Museo Nacional de Antropología, justo en la Nochebuena de 1985.
Si te interesa saber más sobre este robo, en la hemeroteca del periódico español ABC de Madrid la puedes leer, entra aquí.
En ese mismo periódico que conservo del 11 de octubre de 1987 se publicó esta fotografía del cadáver del Ché Guevara; su muerte ocurrió en 1967 y veinte años después se seguía hablando de ella... y aun hoy 45 años recordamos el suceso.
Estábamos entonces en la víspera por comenzar la FIA, carrera automovilística de Fórmula 1 que se llevaría a cabo en México, aquí la llegada de los italianos en un Jumbo 747 de Air France.
Y este el anuncio a plana completa del evento.
Al año siguiente, el 10 de julio de 1988, el Uno más uno daba cuenta de otro gran descubrimiento, esta vez de un monolito de piedra volcánica de 2.30 metros de diámetro y 70 centímetros de grosor encontrado en el patio trasero del edificio del ex Arzobispado. El hallazgo ocurrió el 1 de julio de ese año, 1988.
Aquí una toma de los grabados en rededor de la piedra.
Y finalmente, esta fotografía que me sorprendió mucho, pues en ella se ve claramente que la escultura fue mutilada para elaborar una piedra de molino, se trata de Tlatecuhtli, dios de la tierra. De ello solo guarde la foto y no toda la hoja del periódico, lo que sí sé es que fue la pieza del mes de julio (desconozco el año) que se exhibió en el Museo Nacional de Antropología.
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