Rocas en la playa de Punta Gorda, Baja California Sur

 Dentro de las miles de formas que la naturaleza crea, cada una de ellas tiene una razón. Sucede que la bahía de San José, de forma alargada y de, tal vez, unos 45 kilómetros de ancha, está delimitada por dos puntas, la de Palmilla al oeste y la Gorda al este. La que se llama Punta Gorda es la que veremos hoy nuevamente, pero desde otra dimensión ya que allí uno de esos caprichos es que la delimitación de la bahía la va haciendo una formación de rocas graníticas que poco a poco se van hundiendo en el mar y que nos dejan ver cómo, hace millones de años, en durante alguna explosión, la lava se fue secando y nos dejó una serie de formas en las que se ven como si fuese el betún que cubre un pastel.

 Para llegar allá tomamos un camino de terracería, en el que es más que notorio el terreno seco por el que vamos cruzando. Los cardones aparecen, si no en multitud, como en la parte de la carretera que corre paralela al Océano Pacífico, si al menos unos cuantos recordándonos que aquí seguimos formando parte del Desierto de Sonora.

 La vegetación es de matorral, seca completamente en esta parte del año, será para finales del verano que comience a reverdecer si es que algunas lluvias caen, las cuales, por pocas que sean, serán suficientes para dar paso al verdor...

 Y llegamos a nuestro destino: Punta Gorda y su enorme playa que está delimitada por esta curiosa formación rocosa. Servicios no hay por estos rumbos, ahí que si quieres pasar una mañana por estas espectaculares soledades será bueno que tomes tus debidas precauciones y llegues adecuadamente aprovisionado.

 Son una buena cantidad de tomas las que allí hice, todas ellas te darán idea de la enorme y singular belleza del lugar.