jueves, 28 de junio de 2012

Fabulas pánicas, el paso de Barack Obama a metro y medio de donde me encontaba.

 Quizá esto que lees ahora no te suene cuerdo, si viviste los gloriosos años sesenta del siglo XX me entenderás. Me explico. La psicodelia estaba en pleno, el lema "Flores en el pelo" era cosa habitual, ni que decir del Peace & Love. En México se publicaba el primer diario a color: El Heraldo y en su edición dominical incluía "los monitos", aquella mítica parte de todos los periódicos incluían para deleite de los menores y también los mayores al Príncipe Valiente, Lorenzo y Pepita, Periquita, solo por mencionar algunos. El Heraldo incluía, creo en la contraportada de los monitos, las Fábulas Pánicas del maestro Alexandro Jodorowsky, hubo una que me marcó para toda la vida... era 1967, yo contaba sólo 12 años. 

 De esa fábula no recuerdo el nombre, pero sí toda la circunstancia. Era un hombre que quería ver a Dios, todos los días pedía que Dios apareciera y que le hablara, o, tan solo, que apareciera y que él lo pudiera ver. Recibió entonces el aviso del mismo cielo que, para ver a Dios, tendría que estar siempre con los ojos abiertos, día y noche, viendo hacia el cielo y que, en cualquier momento, aparecería Dios y él lo podría ver. El hombre quedó muy contento y desde ese día apunto sus ojos al cielo. 

 El primer día fue pesado, igual el segundo y el tercero, pero, poco a poco, comenzó a habituarse a estar siempre con los ojos abiertos. Lo hizo durante un año, día y noche, siempre viendo al cielo. Pasaron dos, tres, cinco, diez años y el hombre seguía esperanzado en ver a Dios aparecer en el cielo. Siguió atento por diez años más. 

 Y sucede que, un buen día, este hombre se cansó, varias décadas tenía de atenta observación y nada sucedía. Decidió cerrar los ojos por tan solo un instante y descansar. Lo hizo y... en ese preciso momento Dios apareció. Cuando el hombre abrió nuevamente los ojos, Dios ya no estaba en ese punto por donde apareció, pero el hombre, con fe siguió viendo al cielo hasta que murió. Moraleja: las cosas aparecen cuando menos te lo esperas, todo es cuestión de tener fe.

 Hasta aquí la Fábula Pánica de Jodorowsky. Con ella no quiero bajo ninguna circunstancia que imagines que yo pienso que Barack Obama es Dios. Él es tan mortal como tú y como yo. Solo que es uno de los personajes políticos más conocidos del mundo entero, consecuentemente es uno de los más asediados y custodiados en la faz de la tierra. Eso lo pude comprobar.

 Resulta que, la semana pasada, justo el día 19, eran las 3 de la tarde cuando me pidieron regresara al Centro de Convenciones para recoger una serie de equipos que estaban bajo mi responsabilidad. Esa órden incluía que tendría acceso a la planta alta, lugar en donde se estaban realizando los últimos encuentros de los mandatarios dentro del marco de la Junta Cumbre de Los Cabos del G20.

 La planta baja la conocí muy bien, allí me pasé todo el día anterior cuando fue la apertura oficial de la junta, entré a las 10 de la mañana y salí a las 9 de la noche. Fue desde allí, usando la teconología instalada, que me serví de una computadora y pude subir la entrada que ya viste sobre el México Pintoresco de Cambas. Al día siguiente el estrés fue mayor aun, entré al recinto a las 6 de la mañana, al mediodía salí para comenzar a recuperar información para la facturación de los servicios a mi cargo y a las tres tuve que regresar, fue entonces que sucedió lo que nunca imaginé sucedería: ver a Barak Obama transitar con paso firme de la zona verde al acceso principal.

 La valla acordonada estaba ya formada, la valla humana se formó para ver el paso de los dignatrios. Gente, la mayoría prestadores de los más variados servicios, como era el caso mío. En orden nos acomodamos y cámaras salieron por todos lados, todos querían hacer una toma de los personajes políticos del momento. En eso me llamaron para ir a recibir varios equpos de radiocomunicación.

 Luego de varios minutos volví a la valla, pasó el representante de Arabia Saudita, inconfundible con su kaftán, pasó Mousier le President du la France, y, en mitad del más impresionante equipo de seguridad apareció The President of the United States of America.

 Fueron tan solo segundos, 6 para ser precisos, los que tuve para verlo de cerca. Entre la primera fotografía que hice y la segunda hay tan solo 16 segundos. Una chica que se encontraba a mi lado expresó: "es que, o lo ves o le tomas la foto..." afortunadamente alcancé a hacer las dos cosas.

3 comentarios:

  1. Eeeeeeeey!! Te ves muy bien en la foto.
    En tan poco tiempo hiciste dos fotos, eres genial con este reportaje.
    Eres un crack!!
    Te admiro muchisisimo a ti, pero a a Barack Obama, nada.
    Hay gente que ni por curiosidad tengo ganas de ver, menos conocer.
    Si pasan o como a ti por el trabajo y para hacer un post, me sacrificaría, pero por gusto no.
    SL2!!

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  2. Pues ahora sí que te tocó! Hay que estar listos con la cámara siempre! jeje, un abrazo!

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