Esto que ahora te cuento comenzó hace cinco años, cuando, investigando sobre el origen de la imagen del Señor del Hospital de Salamanca todo me conducía a un pueblo del Estado de México que fue, en el inicio del periodo colonial, el más importante bastión de la zona norte hasta entonces conocida: Jilotepec. Pueblo que, con el paso de los años se convirtió en el origen de todas las fundaciones de buena parte de lo que hoy es es el sur-poniente de Hidalgo, el estado de Querétaro y buena parte de Guanajuato. Al ir leyendo sobre Jilotepec mucho se mencionaba sobre una cruz, la que lleva por nombre otomí Dendho, además se marca como un Humilladero, construida entre 1526 y 1533, años en los que se organizaron todas las incursiones a la terra ignota, a la Tierra Adentro.
Tuve luego la oportunidad de ir al sitio, conocí la parroquia de San Pedro y San Pablo, punta de lanza en la evangelización del Bajío, vi su enorme atrio de muros almenados y al centro una imponente cruz que se levanta en un pedestal mucho más grande que el habitual, luego de caminar un rato en dirección oriente llegué hasta este enigmático punto. Desde lo lejos era notoria la inclinación que el tercer cuerpo, donde se asienta la cruz, tiene. Me pareció impresionante la altura, cosa de cinco o seis metros, de allí parte la cruz y, luego de recorrer el rededor, observé que desde allí se dominaba una buena parte de una especie de valle que se abre hacia el este, hacia donde está, más o menos, Cuautitlán que era el rumbo por donde pasaba el incipiente camino que se comenzaba a trazar: el Camino Real de Tierra Adentro.
Todo indicaba que este era un punto sumamente importante, un sitio en el que, como su nombre lo refiere, se llegaba a la humillación, acto extremo de fe en el que se agradecía al Señor todas las bondades y protecciones recibidas al recorrer el camino y haber llegado en santa paz y bien al destino. O, en todo caso, esa humillación, ese tirarse al suelo, era para implorar la protección para el camino que se iniciaba, un camino largo, pesado, con pocas facilidades, nada de comodidades, y, en ese entonces, sitio por donde eran frecuentes los asaltos de los indios que no aceptaban el sometimiento español. La necesidad de una protección divina era más que necesaria y justo allí, en el humilladero se imploraba.
Los humilladeros son una antigua tradición española, su función era la misma que en la Nueva España: marcar los cruces de caminos o los puntos iniciales o terminales de los mismos. Son pocos los ejemplos que sobreviven en México de los muchos humilladeros que se construyeron. El más espectacular es, creo yo, el de Jilotepec. Hay uno más, ese que ahora vemos en la fotografía de época, es el Humilladero de Cuernavaca, Morelos, conocido como Chapitel, construido en 1538, para luego ser consagrado a Nuestra Señora de Guadalupe el 15 de mayo de 1778, según lo constata la placa allí colocada. Hay quien confunde erróneamente al humilladero con una capilla abierta; esas son cosas distintas. Más erróneo aun es usar el termino chapitel el cual es "un elemento arquitectónico que se sitúa en la parte superior de una torre, campanario o iglesia a modo de remate" (1). Un chapitel bien lo podemos entender como la aguja de una torre.
Los humilladeros estaban relacionados con los caminos, esa no era cosa solamente de España, sino es vuelve una tradición aun más antigua que pasa por los romanos, romanos, celtas y aun en la prehistoria con las primeras manifestaciones del hombre en el marcaje de los caminos. Pero, antes de adentrarnos veamos otro ejemplo de un Humilladero que sobrevive en México, este se ubica en la lejana Sierra de la Giganta, en el estado de Baja California Sur, se trata del localizado a medio kilómetro de distancia de la Misión jesuita de San Francisco Javier, construida en 1699. ¿Solamente tres humilladeros para un reino que llegó a abarcar poco mas de siete millones de kilómetros cuadrados?
Todo comienza en la prehistoria, especialmente en el norte de Europa, sitio en el que se levantaron diversos monumentos, todos de piedra, de enormes piedras que, de acuerdo a su forma, se catalogan en Dolmen, Crómlech y Menhir. Este último bien lo podemos entender como el origen de los marcajes en los caminos, dando un cierto toque de misticismo. Un menhir es "la forma más sencilla de monumento megalítico. Consiste en una piedra por lo general alargada, en bruto o mínimamente tallada, dispuesta de modo vertical y con su parte inferior enterrada en el suelo para evitar que caiga" (2). Son muchos los ejemplos que hay de menhires pero poco se sabe, a ciencia cierta, cuál era la función que cubrían estos monumentos.
Si la prehistoria es "la noche de los tiempos", digamos que la civilización griega es el "amanecer". Y allí nos ubicamos, en esta tierra tan atractiva, especialmente en todo lo que se refiere a simbolismos, algunos fáciles de identificar, otros, la mayoría, ocultos. "En la mitología griega Hermes (en griego antiguo Έρμῆς) es el dios olímpico mensajero, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de los pastores, de los oradores, el ingenio y del comercio en general, de la astucia de los ladrones y los mentirosos" (3). Es aquí en donde comenzamos a ver asociado el camino y los que por ahí pasan a una deidad. Hermes tenía como uno de sus atributos al gallo, y es en la región de la Gallia e Iberia que tomaría fuerza la deidad pero ya en su sincretismo romano: como Mercurio. Y es justo aquí en donde comienza la tradición de marcar los caminos, con Hermes, el dios, pero con las hermas, que es lo que vemos en la fotografía.
La palabra Herma va asociada con el concepto de frontera, de allí que una piedra marcara ese límite, las hermas se "empleaban como hitos o marcas para señalar y delimitar carreteras y fronteras, y marcar los límites de las propiedades, aunque también tenían una función apotropaica, es decir, de alejamiento de lo maligno, ya fuera espíritu, adversidad o enemigo. En Atenas se colocaban fuera de las casas para atraer la buena suerte. Cada barrio tenía su herma, y se conservan vasijas con pinturas que muestran sacrificios particulares siendo realizados en ellas" (4). En un principio se usaba colocar una piedra, que se cargaba al recorrer el camino, en el punto final, de allí se generaron los marcajes en el camino que se denominaban herma.
Es así como esa antigua tradición, la de ir dejando una piedra en el camino, una vez concluido el recorrido se va extendiendo por todo el dominio del Imperio Romano, llegando hasta la parte más occidental, que formaban lo que hoy conocemos como España y Portugal, sitios en los que, mezclados con tradiciones Celtas, en la parte norte de la península, van formando una serie de ideas en torno a la necesidad de buscar una protección divina al ir recorriendo los caminos. Vendrá luego la difusión del catolicismo y con ello todos los ritos paganos serán transformados en el culto a la cruz.
El nombre ya era usado ya desde tiempos del Imperio Romano: Humilliatorum. En la región de Galicia se conocerían como Milladorios los cuales poco a poco irían transformándose en un monumento a la Cruz, tomando distintos nombres, dependiendo de su ubicación. Se les denominaron como Cruceros o Cruceiros, y esto podrían ser de Término, de Parada, Devocional o Expiatorio. Es así como se integran a las tradiciones católicas los Humilladeros y las Cruces que en México tomarían su carta de adopción en las Cruces Atriales. Los Humilladeros serían denominados como Peirones en la región de Aragón; Pairón en Castilla-La Mancha; como Pedró en Cataluña y Peiró en Valencia. Y con el genérico de Cruz de Término.
Y es así como, con toda esa enorme carga tradicional acumulada por siglos llega a México la idea de marcar los caminos con un Humilladero. El testimonio más antiguo lo tenemos con Jerónimo de Mendieta, fraile franciscano que entre 1573 y 1597 se dedica a acumular datos para compilarlos luego en su Historia eclesiástica indiana, en la que escribe: "Otra devotísima costumbre se ha perdido del todo a doquiera que entre los indios hay españoles, y esa que en tañendo a la Ave María en cada barrio del pueblo, todos los vecinos de él que se hallaban en sus casas, salían a juntarse en un humilladero que cada barrio tenía en medio de su vecindad..." (5). Quizá estoque el fraile menciona se refiere a una cruz con pedestal que por nombre genérico se le decía Humilladero y no era precisamente ese monumento que marcaba el inicio o final de una camino.
Todo indica que el Humilladero en la ciudad de México no estaba precisamente en la Plaza de Santo Domingo, en donde, en algún momento pensé sería allí dado que, estando la Aduana en esa plaza y siendo ese una especie de paradero, era el punto inicial de Camino Real de Tierra Adentro. Ese Humilladero se encontraba en términos del hospital de indios que fray Juan de Zumárraga comenzó a construir en 1581 (6). Así lo refiere un par de actas del Cabildo de la ciudad de México: "Fray García Guerra, arzobispo de México, para que la ciudad mande aderezar los malos pasos que impiden al pasaje de la calzada que va de Tacuba y el humilladero. Se entreguen 200 pesos de oro común a Alvaro de Castrillo para que los gaste en dicha obra en conformidad con el mandamiento del virrey" (7). Eso se menciona el 10 de febrero de 1612. Más adelante, en septiembre de 1614, nuevamente hay una referencia del humilladero: "Juan de Cubillas, veedor de los ejidos, notificó que por orden de Ana de Peralta se están abriendo unas zanjas en los ejidos de esta ciudad, a espaldas del humilladero, junto a San Cosme" (8). En la imagen vemos el templo de San Cosme en una litografía de ya muy entrado el siglo XIX, el hospital y el convento ya habían desaparecido desde hacía mucho tiempo atrás.
Al parecer eran tiempos de liviandad o, al menos, eso es lo que pensaba el recién nombrado obispo, don Juan Pérez de la Serna y es en un esbozo que hizo Francisco Sosa sobre la vida del prelado, que nuevamente ubicamos, ya con claridad y asociado al Camino Real, al Humilladero: "En cuanto a la moral pública, personajes distinguidos no tenían embarazo en llevar una vida de disolución y libertinaje, de que no es en este lugar en donde puede darse cabal idea. Mas no eran solamente los artistas y magnates, quienes incurrían en aquellas faltas. En los viernes de cuaresma había la costumbre de hacer una estación desde la puerta el convento de San Francisco hasta un lugar llamado el Humilladero. Llegó a tal grado el desorden, que desde el jueves a las doce de la noche hasta el viernes a la misma hora, iban al Humilladero, situado ya en campo, hombres y mujeres con embozos, en grupos o bien de dos en dos" (9). Aunque hay quienes ubican este Humilladero en la que fuera la Glorieta del Caballito, en donde estaba la estatua ecuestre de Carlos IV.
Esta que vemos es la fuente de Tlaxpana, ubicada en la calle que hoy conocemos como Rivera de San Cosme. Pero no son estas, las de la ciudad de México, las únicas referencias que encontramos relacionadas a los Humilladeros, en la ciudad de Tlaxcala vemos que: "De la ciudad de los Ángeles hasta este ejido, hay cinco leguas de buen camino y tierra llana, derecho y no torcido. Desde este ejido se puede tomar la entrada de la ciudad o desde un humilladero que junto a él está, que desde aquí se va bajando por toda la ciudad y atravesando calles hasta la plaza, que distará desta entrada un cuarto de legua..." (10). También en lo relacionado a la ciudad de Querétaro en sus primeros años, vemos algo en donde se hace clara referencia al Humilladero en relación al Camino Real. Por cierto, el siguiente mapa no es de Querétaro, como quiera, nos ayuda a ver que tan importantes eran las marcas de cruces y humilladeros en los puntos de partida de los caminos.
"Aviendo, pues, mudado aquellos primeros Religiosos el Convento à donde aora es la Parroquia, quedò la Santissima Cruz en su Hermita pajiza con folas aquellas veneraciones que se le daban por los que representa: servia de Humilladero, en los que hacian viage de la Ciudad de Mexico para la tierra adentro le tributaban culto, por estar à las orillas del camino real; aunque los Naturales del Pueblo nunca olvidaron el hacerle particulares obsequios. Consumida con el tiempo la primera Hermita, se dejaba ver de todos nuestra Cruz en campo abierto, aunque conservando su peana, que adoraban los Indios con flores, y verdes ramos, en reconocido recuerdo de aver sido este lugar la primera Iglesia del Pueblo" (11).
Y ya para concluir este tema, consultamos en la Historia de la Arquitectura esto: "En náhuatl se denominaba mumuztli y viene a ser una pequeña capilla semicubierta, o una base descubierta que sirve para cubrir o eregir una cruz o la imagen de una virgen o de algún santo, donde los fieles al pasar se humillan. Se localizan a las entradas o salidas de los poblados, sobre el cruce de caminos, mismos que sirven para algún tipo de patrón relacionado con dirección y distancias". (12)
Francisco de la Maza hace mención de un humilladero más en la ciudad de México: "...Santa Catarina, con su techo plano de viguería y una torre. En el atrio tenía un "humilladero". (13)
Francisco de la Maza hace mención de un humilladero más en la ciudad de México: "...Santa Catarina, con su techo plano de viguería y una torre. En el atrio tenía un "humilladero". (13)
Esta fotografía corresponde a uno de los muchos humilladeros que hay en España. Y por acá, en México, nos queda la duda de saber cuántos humilladeros hay, además de los mencionados. Seguramente hubo un buen número, pero solamente tres sobrevivieron. El de Jilotepec bien tiene todas las características necesarias para estar dentro del programa de UNESCO del Patrimonio de la Humanidad en el Camino Real de Tierra Adentro, esperemos que, cuando haya una revisión, sea incluido.
La Cruz Verde en Aculco, Estado de México, es posible que haya sido, originalmente, una cruz de humilladero. Para ver más al respecto entra aquí. Foto cortesía de Aculco, lo que es y lo que fue. A continuación un relato que nos confirma la ubicación del Humilladero en la ciudad de México.
"Fueron siempre los religiosos franciscanos devotísimos de la Pasión de Jesús, y alcanzaron de varios Sumos Pontífices no pocas gracias e indulgencias para sí y para quienes con ellos practicaban el piadoso ejercicio del Vía Crucis, teniendo cuidado, siempre que podían,al colocar sus estaciones, de situarlas a la misma distancia en que se hallan en la Vía Dolorosa de Jerusalén. En los años 1611 y 1612 estaban haciendo una capilla, que llamaban Humilladero en el ejido de occidente a la orilla de la laguna a igual distancia de la iglesia grande de su convento que la que hay en el centro de la ciudad de Jerusalén al Monte Calvario. Dicha capilla parece que se hacía por cuenta de una hermandad de sufragios por los difuntos, y aun no concluida iban a ella las personas devotas; mas no seguían la vía recta de San Francisco, acaso porque el piso no estuviera bien consolidado y seco, sino que daban vueltas por la calzada de Tacuba.
"El año de 1611 dos o tres malos pasos en la calzada impedían el tránsito a todos y a los que por devoción ocurrían al Humilladero, Fray Alonso de Molina, del orden de San Francisco, con el carácter de Procurador de las Ánimas del Purgatorio, hizo al señor Arzobispo virrey D. Fray García Guema una representación solicitando que se aderezaran aquellos malos pasos; el virrey mandó a la ciudad que lo hiciese; pero la ciudad no lo hizo porque le faltaban dineros; en esto los pasos se ponían cada día peores, y por ellos el agua de la laguna, que estaba junto al Humilladero, había subido impidiendo la prosecución de aquella obra, siendo tan santa, según dijo el P. Molina en su nueva representación hecha a Su Excelencia en principios del año siguiente, quejándose del desobedecimiento de la ciudad. El virrey comisionó al Oidor Dr. Juan Quesada de Figueroa para que viese lo dicho le informase. Así lo hizo el Doctor y dijo la reparación debía de hacerse, así por el bien de la República, para tener expedito el camino público muy concurrido, cuanto por comodidad de los devotos que concurrían al Humilladero. Descansando el virrey con el informe, con fecha 6 de Febrero de 1612, ordenó a la ciudad que inmediatamente reparase aquellos pasos, tomando lo necesario del producto de la sisa del vino, y en cumplimiento de la orden se mandaron librar doscientos pesos a D. Álvaro del Castillo, Alférez Real ese año, para que ejecutara la obra.
"Hacia el año de 1615 o principios de 1616, trajeron franciscanos para México una indulgencia especial, concedida a los que en Viernes de Cuaresma anduvieran la estación que hay desde la huerta principal del convento de San Francisco, hasta el Humilladero llamado de los Guerreros, que estaba en un ejido de la ciudad, a tanta distancia de la dicha puerta, como la que anduvo Jesús con la Cruz a cuestas. Tal es la noticia que acerca del origen de esta devoción nos dejó el Señor Arzobispo D. Juan Pérez de la Serna; más no explicó, ni había para que, en el documento en que lo dijo, que cosa era el Humilladero, ni la razón de dársele el nombre de Guerreros". (14)
Se dice que esta es otra de los Humilladeros que sobreviven en México, el de San José Alvino, Durango.
Y me queda la duda si hubo cuatro Humilladeros en la ciudad de México pues, si ese "de los Guerreros" estaba hacia el poniente, el que correspondía al norte no era solo una cruz en sí, sino toda una capilla: la Parroquia de Santa Ana, en el actual barrio de Peralvillo. "Peralvillo, es considerado el barrio padre metropolitano, cuyo nombre original fue Atenantitech, que quiere decir “bordo de piedra”. Durante la colonia, su calle principal fue conocida como calzada de Santa Ana, debido a lo concurrido de su ermita que servía de “humilladero” para los viajeros que daban gracias por llegar con bien a esta entrada de la ciudad, o que, salían de ella con destino a la Villa de Guadalupe, para encomendar la protección de su vida y pertenencias en cada viaje" (15)
Entonces, en ese orden de ideas, ¿en dónde se habrán localizado los Humilladeros oriente y sur en la ciudad de México?
Una cruz de Humilladero que agregamos a la lista es la que se encuentra en Cholula, Puebla.
Como colofón a toda esta herencia perdida de los Humilladeros, encuentro que en Mérida, en 1809 se levantó un monumento que va entre memorial y humilladero, fue levantado en honor a Lucas de Gálvez y Montes de Oca, intendente y capitán general de la provincia de Yucatán de 1789 por cuatro años, asesinado el 22 junio de 1792. Dentro de las muchas obras que realizó estuvo la de caminos, conectando a algunas de las principales poblaciones de la península con Mérida. Quizá sea esa la idea que tuvieron al levantar el monumento conocido como La Cruz de Gálvez. Dañado luego de la convulsionada primera mitad del siglo XIX, el monumento fue reconstruido en 1860.
Fuentes:
1.- Wikipedia. Chapitel
2.- Wikipedia. Menhir
3.- Wikipedia. Hermes.
4.- Wikipedia. Herma.
5.- Mendieta, Jerónimo de. Historia eclesiástica indiana. Red Ediciones. Madrid, 2012. p. 495.
6.- Rivera Cambas, Manuel. México pintoresco. Tomo I. Imprenta de la Reforma. México, 1880. p. 332
7.- Guía de Actas de Cabildo de la Ciudad de México. Años 1611-1620. Siglo XVII. DDF-UIA, México, 1988, p. 52
8.- Ibid. p. 165
9.- Sosa, Francisco. El Episcopado Mexicano. Imprenta de Hesiquio Iriarte y Santiago Hernández. México, 1877.
10.- Acuña René, editor. Relaciones geográficas del siglo XVI: Tlaxcala. Tomo I. UNAM. México, 1984. p.59
11.- Felis de Espinosa, Isidro. Chronica Apostolica y Seraphica. Imprenta de la viuda de D. Joseph Bernardo de Hogal. México, 1746. p.12.
12.- Chanfón Olmos, Carlos, coordinador.. Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos. Tomo II, Vol. I. UNAM-FCE, México. 1997. p.391.
13.- De la Maza, Francisco. La ciudad de México en el siglo XVII. Lecturas Mexicanas No. 95. FCE-SEP. México, 1985. p.56
14.- Marroquí, José María. La ciudad de México. Tomo II. Tip. y Lit. La Europea, México. 1900. pp.16-18
15.- Centro de Estudios Tepiteños de la Ciudad de México, sitio electrónico.
12.- Chanfón Olmos, Carlos, coordinador.. Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos. Tomo II, Vol. I. UNAM-FCE, México. 1997. p.391.
13.- De la Maza, Francisco. La ciudad de México en el siglo XVII. Lecturas Mexicanas No. 95. FCE-SEP. México, 1985. p.56
14.- Marroquí, José María. La ciudad de México. Tomo II. Tip. y Lit. La Europea, México. 1900. pp.16-18
15.- Centro de Estudios Tepiteños de la Ciudad de México, sitio electrónico.
Hola Benjamín: otro ejemplo de lo que posiblemente tuvo en su origen función de humilladero:la Cruz Verde de Aculco
ResponderEliminarhttp://elaculcoautentico.blogspot.mx/2010/08/la-cruz-verde.html
Gracias JLB, estoy buscando ya el artículo.
EliminarHay un humilladeron en el Templo de San José de Avino, en Durango, en el camino real de tierra adentro. Saludos, buenísimo todo tu blog.
ResponderEliminarSinuhe, gracias por el comentario y por el dato. Durango es uno de los lugares a donde no he podido llegar aun, estoy buscando una foto de ese humilladero que comentas pero no encuentro nada en la red. ¿tendrás una foto? Mi correo: oficina.utt@hotmail.com, en Facebook estoy como El Bable de Benjamín Arredondo.
EliminarMuy buena e interesante información, lastima que en Jilotepec sean mas importantes todos los cables de servicios, que la propia cruz...
ResponderEliminarInteresante articulo, me recuerda a la cruz que se encuentra en la salida de Ixtenco ,Tlaxcala a Huamantla, ¿esta también entraría en la clasificación de humilladero?, saque una imagen de esta de Google Maps, aquí esta el link. https://lh5.googleusercontent.com/-oJLGPQtcNsw/UwLFlgoJX7I/AAAAAAAAENI/08Rl5aqRYz4/w644-h365-no/Captura+de+pantalla+completa+17022014+082511+p.m..bmp.jpg
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