Un día, hace no mucho, alguien me pregunto, más bien aseverando: tu no vives ahora, tu vives atrás. Lo miré fijo y le dije: sí, en efecto. En buena medida me di cuenta de que eso era cierto, que hay momentos en que, efectivamente, me subo a camiones, prendo un microondas, hablo en pesos y no en reales, granos y demás...veo la contaminación y una buena docena de cosas más. Pero, de pronto, no estoy aquí, sino allá... en el tiempo. Y ese tiempo me traslada a cosas... cosas como la vida día a día, piedra a piedra en el camino que ahora está asfaltado. Y me encanta, no el asfalto, sino el poder de trasladarme, casi sin querer, en el tiempo.
Y andando en esos viajes que, tú que eres joven crees que es virtual y yo que soy ya Inapam los siento real, como lo podemos ver en la imagen del guante en mi mano derecha, impregnado del tiempo... lo vivo, estoy en ese tiempo... Pero dejando fantasías y elucubraciones, pasemos al mundo real.. al Libro de Becerro, que, cuando leí el dato por primera vez, pensé, en automático, que se trataba de un libro forrado en piel de borrego y de ahí su nombre. Quizá sea cierto, pero, ¿qué es?
Pues nada, que un Libro de Borrego, término del XVIII, pasó a ser el "Registro de Hipotecas", luego de la Independencia. El dato te lo paso a ti, especialmente a ti, que luego de hurgar y hurgar no encuentras que es lo que es, o lo que fuera o lo que fue, el Libro de Borrego. Que se sepa!
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