El problema apareció hace cosa de dos años, quizá tres; de pronto las playas de Cancún dejaron de ser blancas y una descomunal invasión de algas apareció, fue creciendo más y más no solo en esa isla sino a lo largo de la costa del Caribe quintanarooense. Como bien lo sabes yo viví más de una docena de años en ese lugar, y el sargazo me era cosa familiar, pero en escala controlable, sabía que los hoteles barrían sus frentes de playa diariamente para quitarlo y dejar la playa limpia y blanca como se publicitaba por todo el mundo. Ahora es menester de cuadrillas de trabajadores, incluso maquinaria, para tratar de limpiar la playa cosa que, en el mejor de los casos queda limpia unas tres horas y se vuelven a acumular toneladas de alga que, al secarse produce un olor desagradable. La pregunta surge ¿qué tan nuevo es el problema?
Las tres carabelas de Colón zarparon el 3 de agosto de 1492. Junto a las islas canarias se notó que La Pinta hacía agua. Causa de la reparación, la flotilla no se alejó de la isla Gomera hasta el 6 de septiembre de 1492.
Los tres días primeros había una calma casi chicha, pero luego un viento de popa empujó las carabelas a occidente con tanta rapidez que los marinos tardaron poco en perder de vista la tierra, y muchos se amilanaron. Colón comprendía que la desazón de los marineros iría en aumento conforme se fueran alejando de la patria y decidió anotar en el libro de a bordo y anunciar a la tripulación datos menguados de la distancia recorrida y anotar los datos verdaderos en su diario privado. Al otro día (10 de septiembre) apuntó en el diario que habían avanzado en 24 horas sesenta leguas, pero que las había contado por cuarenta y ocho “porque no se asombrase la gente”. En las siguientes páginas del diario hay también muchas anotaciones semejantes.
El 16 de septiembre “comenzaron a ver mucha manada de yerba muy verde que poco había, según le parecía, que se había desapegado de la tierra”. No obstante, las carabelas avanzaron tres semanas a occidente a través de aquella extraña superficie acuática, en la que a veces, “en amaneciendo hallaron tanta hierba que parecía ser la mar cuajada de ella”. Echaron la sonda varias veces pero no alcanzaron el fondo. Así se descubrió el mar de los sargazos, extensión de agua cubierta de algas flotantes en la zona subtropical del océano, dentro del anillo formado por las corrientes marinas. Los primeros días, las carabelas, arrastradas por vientos de popa, se deslizaban ligeras entre las algas; pero luego, durante varios días de calma, apenas avanzaron algo.
A principios de octubre, los marineros y los oficiales exigían con más y más insistencia que Colón cambiase de rumbo; hasta este momento había seguido derecho a poniente. Por último el 7 de octubre cedió, probablemente por temor a una rebelión, pasaron tres días más y “aquí la gente ya no lo podía sufrir: quejábase del largo viaje”. El almirante tranquilizó algo a los marineros, convenciéndolos de que estaban muy cerca de la meta y recordándoles cuán lejos estaban de la patria. A unos los convencía y a otros les prometía recompensa."
Fuente:
Maguidóvich, I.P. Historia del descubrimiento y exploración de Latinoamérica. Editorial Progreso, Moscú. pp. 35-36
No hay comentarios:
Publicar un comentario