domingo, 18 de marzo de 2012

El templo de la Compañía en Guanajuato.

Para aprovechar lo mejor posible la visita a Guanajuato debemos incluir al menos dos días completos para visitar sus templos, en algunos de ellos, por no decir que en todos, requerimos de tiempo, nada de ajetreos ni de carreras, para así, pausadamente recorrerlos. Uno de ellos, el que seguramente te dejará una grata experiencia será el de La Compañía. Que lleve ese nombre y no el de un santo, como habitualmente sucede, se debe a que este portento fue fundado por los padres Jesuitas, cuyo nombre oficial es La Compañía de Jesús, que son los "soldados" de Dios en la tierra, o al menos esa era la idea original cuando fue creada la orden por Íñigo de Ordáz, el que pasó a la historia bajo el nombre de San Ignacio de Loyola y que fuera el primer General de la orden.

Verás también que a esta orden religiosa se le reconoce con las siglas SJ que significa Sociedad de Jesús. Pues si eres primerizo en Guanajuato, de seguro irás como escala básica al monumento del Pípila, desde allí tendrás una de las mejores y más difundidas vistas que hay de la ciudad. En ese punto habrá dos edificios que te llamarán poderosamente la atención además del de la Alhóndiga de Granaditas y el Teatro Juárez, La Universidad y la cúpula del templo de La Compañía, la cual vemos ahora de cerca. Dicen por ahí que se parece mucho a la cúpula del Vaticano, sólo que ésta tiene ventanales en los tres cuerpos.

Y antes de que lo olvide, hay en el estado de Guanajuato un templo que, efectivamente es una réplica de la Basílica de San Pedro, ese se ubica en Apaseo el Alto, en un artículo más adelante te la mostraré, aunque hace tiempo, cuando lo conocí por primera vez, publiqué algunas fotos, abajo va el enlace. Volvamos a La Compañía. Lo que vemos es la única torre con que cuenta vista desde atrás, del patio de lo que ahora es la Universidad de Guanajuato y que fuera el Colegio de la Santísima Trinidad que ellos también fundaran.

Esta cúpula no es la original. El templo fue 1744 autorizado para su construcción, la primera piedra se colocó el emblemático día, para los Jesuitas, del 31 de julio, día de San Ignacio de Loyola, el año 1747. El proyecto del templo fue elaborado por el fraile José de la Cruz, que no era ignaciano sino betlemita y los trabajos de la construcción estuvieron a cargo del arquitecto Felipe de Ureña, originario de Toluca.

La magnificencia de este templo se debe, sin lugar a dudas, por el gusto que los jesuitas tenían hacia las bellas artes, pero, sobre todo, porque contaban con el apoyo económico de una de las damas más acaudaladas de Guanajuato, doña Josefa Teresa de Busto y Moya Xerez y Monrroy, hija de don Francisco Matías de Busto y Moya, marqués de San Clemente, dueño de la mina de Cata.

Dentro del templo de la Compañía existe una interesante colección de pinturas, expuestas algunas de ellas en las paredes de las naves, otras en una pinacoteca que encontramos al fondo del templo, detrás del altar mayor. Esta que vemos es una representación de Nuestra Señora de Guanajuato, su diseño me hace pensar varias cosas... mejor volvamos a la historia del templo.

El marquesado de San Clemente fue el primer título nobiliario otorgado en Guanajuato. Él, don Francisco Matías gozó de la bonanza de la mina de Cata, su mansión, digamos que su palacio, se ubicaba en donde actualmente está el Palacio Legislativo de Guanajuato, a un costado de otra mansión, la del conde de Rul. Recordemos que había más nobles en la ciudad, el marqués de Rayas y el conde de la Valenciana.

La acaudalada dama Busto y Moya tenía su casa a espaldas de la de su padre, en ella pidió permiso para construir un oratorio, cuando los Jesuitas llegan a Guanajuato ella los hospeda en ese sitio el cual se convierte con el tiempo en hospital, entendiendo en ello la hospitalidad, y no la medicina, como en la actualidad lo interpretamos; luego será transformado en el Colegio de la Santísima Trinidad. Ahora todo ese espacio es ocupado por la Universidad de Guanajuato.

Doña Josefa Teresa se convierte en la mecenas, protectora, financiera y demás de los ignacianos, me atrevería a pensar que ella, o en todo caso su padre, eran los propietarios del terreno contiguo al Colegio, sitio en donde se levantó el templo de La Compañía. El cual es inaugurado en 1767, justo en el mismo año en que Carlos III decretó la expulsión de los Jesuitas de los dominios del Imperio Español, incluido en él la Nueva España.

Antes de que todo esto sucediera, se había dado un acontecimiento no muy lejos de Guanajuato, en el Valle de Santiago, sitio que era el de mayor producción agrícola en el Bajío; allí otro acaudalado minero de Guanajuato decidió avecindarse, en el pueblo de Valle de Santiago y decidió donar algunas de sus propiedades a los padres de la Sociedad de Jesús en Guanajuato para la manutención del hospital y colegio, Pedro Bautista Lascuráin de Retana, compadre de doña Josefa Teresa de Busto y Moya. Ambos personajes se les considera en la actualidad como los fundadores de la Universidad de Guanajuato.

Expulsados los Jesuitas sus recintos permanecen clausurados, el templo de la Compañía es entregado a los padres de Oratorio de San Felipe Neri, al poco, en 1804 sucede una catástrofe. La cúpula no resiste más y se hunde, esto en 1808, vendría luego el movimiento de insurrección y Guanajuato quedaría paralizado durante los once años de guerra, se sucederían las invasiones norteamericana, la francesa, la guerra de la Reforma, finalmente en 1882 fue reconstruida y el templo volvió a contar con el esplendor que seguimos viendo en él.

Y, como costumbre se nos ha hecho... que las imágenes hablen por sí solas.

















Para ver sobre la Hacienda de Parangueo, heredada a los Jesuitas de Guanajuato, entra aquí:



El molino en la Hacienda de San Diego Quiriceo, aquí:


Una plaza de toros abandonada por el rumbo de Quiriceo, aquí:



Algo sobre la expulsión de los Jesuitas, aquí:



El templo de Apaseo lo puedes ver aquí:



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