Esto que vemos en la fotografía son las inmediaciones de la mina de La Valenciana, no es precisamente la más próxima, pues estamos allí a unos 5 kilómetros de distancia, dentro de la sierra, por donde va el camino que conecta a la afamada Valenciana con la de Guadalupe, la Soledad, Santa Ana y... kilómetros más adelate una buena docena de otras minas. Esto fue en su momento un bosque, poco a poco fue desapareciendo pues las minas requerían de mucho leña, sobre todo de mucho carbón; ahora la zona es seca y lo que menos hay es agua, por lo tanto, vegetación. La tierra, como toda zona minera, cambia de color, indicándonos que allí hay una mezcla de elementos, algunos de ellos, los más valiosos, oro y plata. Eso que, cuando estaban a flor de tierra se le consideraba como "el excremento de los dioses". Fue a mitad del siglo XVIII que se descubrió la veta de plata que luego, sencillamente, inundaría al mundo.
"En 1760 fue nuevamente laborada por el criollo penjamense Antonio de Obregón y Alcocer, teniendo como socios aviadores al rico comerciante de Rayas, Pedro Luciano de Otero y a Juan Antonio de Santa Ana; quedando las 24 barras o acciones que componían la mina en 10 para Obregón, 10 para Otero y 4 para Santa Ana.
"Pasaron 8 años y la mina producía muy poco, hasta que en 1768 dieron con la veta madre y principió la gran bonanza seis años adelante se extraían de ella de 800 a 100 cargas de metal de buena ley cada semana y sus frutos se estaban beneficiando en muchas de las más importantes haciendas de la localidad; y tres años después, o sea en 1777, entre barreteros, barrenadores, tenateros, faineros, norieros, pepenadoras y peones, trabajaban las 24 horas más 1200 obreros, los que hacían ascender la nómina de salarios semanales de 1,200 a 1,300 pesos. En 1810 el número de trabajadores había subido a más de 3000 jornaleros.
"Cerca de la mina, donde en 1768 pastaban las bestias, se había formado un pueblo que en 1810 contaba con dos plazas, varias calles, cerca de 500 casas de adobe y piedra y más de 3000 jacales, en ellos moraban aproximadamente más de 10,000 personas y contaban con un magnífico templo, aunque se les había otorgado licencia para construir una pequeña capilla.
"En 1810 la mina contaba con cuatro tiros: el de San Antonio, que fue el primero, con 227 metros de profundidad, contaba con 4 malacates y tuvo un costo de cerca de 400,000 pesos; el de Santo Cristo de Burgos, con una profundidad de150 metros, con 2 malacates y un costo de cerca de 100,000 pesos; el tiro de Nuestra Señora de Guadalupe, con 345 metros de hondo y con 6 malacates, que costó 700,000 pesos; y el tiro de San José, con 527 metros de profundidad, equipado con 8 malacates y que tuvo un costo de un millón de pesos; fue este tiro en 1810 el más hondo del mundo.
"La gran riqueza de La Valenciana se pudo aprovechar gracias a su eficiente forma de explotación; ella solo a fines del siglo XVIII y primeros diez años del XIX, produjo las dos terceras partes de toda las plata que se beneficiaba en Guanajauto, o sea entre el 80 ó 70%". (1)
En el actual barrio de La Valenciana, encontramos este obelisco en el sito donde fuera fusilado el Padre Jarauta durante la guerra de Invasión Norteamericana.
Extraordinarias construcciones netamente coloniales encontramos en el pueblo de Valenciana.
guanajuato es un estado unico el cual todo el pais deberia de conocer. atte zapopan jalisco
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