Querétaro es otra de las ciudades en México que ha sido catalogada como Patrimonio de la Humanidad. La razón es bien clara, lo notamos al caminar por las calles del centro histórico. Sus plazas, sus templos, sus construcciones, todo armonizando a la perfección y dándonos el claro ejemplo de lo que es una ciudad armónica, hecha justo a la escala humana. Querétaro fue incluida por la UNESCO en el catálogo de ciudades patrimonio en 1996, en 2010 fue integrada al concepto, también Patrimonio de la Humanidad, del Camino Real de Tierra Adentro pues era aquí una importantísima escala del camino, luego de cuatro jornadas de haber salido de la capital de Nueva España. Era además en este punto por donde el camino se bifurcaba por primera vez, pues de allí habría la opción para continuar hacia Zacatecas por San Miguel el Grande o a la Villa de León por Apaseo, Celaya y Salamanca.
He visto, al viajar por México, especialmente en los desarrollos turísticos de playa, que muchos fraccionamientos de alto nivel y de precios casi inaccesibles, se promueve precisamente esto: la escala humana; ciudades, pueblos o barrios en los que no hay necesidad de vehículos pues todo queda al alcance tan solo con caminar. Entiendo que el desarrollo tecnológico pero, sobre todo, la explosión demográfica en la que estamos inmersos no nos permite revivir la idea utópica y bien romántica de la ciudad a escala humana.
Creo que Querétaro en su centro histórico, al igual que los centros históricos de las otras ciudades mexicanas que ostentan el grado de ser un Patrimonio de la Humanidad nos muestran precisamente eso, la escala humana que, hoy día, especialmente quienes viven en los enormes centros urbanos que rebozan en número de habitantes y que se cuentan por millones, se sorprenden en algo que fue el inicio de la fundación de las ciudades hispanas en México, en que algo que se respetó y que fue, precisamente, la escala humana.
Hemos perdido, leí una vez, y lo compruebo todos los días, la capacidad de asombro. Los portentos creados por la naturaleza, las magníficas construcciones realizadas por el hombre hace 200, 300 o más años las vemos como cosa vieja y no nos detenemos a admirarlas. En cambio, hay quién se sorprende por "la torta más grande del mundo", o la enorme botella de Corona que nos anuncia alguna promoción de la cerveza. Esta serie de fotografías tienen dos objetivos, uno, sorprendernos con la maravilla arquitectónica de lo que fue una ciudad a escala humana y, dos, conocer un poco de lo mucho que la ciudad de Querétaro, en su zona centro, nos ofrece.
Querétaro es muy bonito, extraño todo de ese lugar, viví en varias casas que estan en las calles Pino Suárez, Arteaga, Zaragoza y Ocampo, en el centro, disfruté muchas tardes paseando por el. También es de admirarse que es un lugar muy limpio.
ResponderEliminarMe haces soñar.
Gracias Benjamín.
DTB!!