El templo del Sagrado Corazón de Jesús en Apaseo el Alto, Guanajuato

 Cuando vemos esta fachada lo primero que imaginamos es un templo griego o romano, de pronto, notamos su enorme cúpula y nos parece estar viendo una copia exacta de la Basílica de San Pedro en Roma, pero no, esto que vemos es el templo del Sagrado Corazón de Jesús que se localiza en Apaseo el Alto, estado de Guanajuato, población que se encuentra entre Celya y Querétaro, pero, hay que ir con atención por allí si es la primera vez que vienes por estos rumbos, ya que existen dos Apaseos, un es el Grande, el otro el Alto, y es en este segundo en donde estamos en estos momentos.

 Como sucede en una buena cantidad de poblaciones del Bajío, cuando las vemos cercanas a la carretera con construcciones muy sencillas y sin pretención alguna, jamás imaginamos que dentro de ese pueblo localizaremos una obra arquitectónica de  magnífica fábrica. Este es el caso de Apaseo el Alto, al cual, cuando llegamos a su Jardín Principal nos sorprende al ver un templo con las características de este, ni que decir de sus dimensiones.

 Se antoja imposible cree que en las primeras décadas del siglo XX así lucía el templo, en ruinas pues, sea por las epidemias, por la Revolución y luego la Guerra Cristera la obra se abandonó por muchos años hasta que, ya en la década de los 40 se determinó continuar con la obra. El conista de Apaseo el Alto, Francisco Sauza Vega, en una de sus amenas participaciones en el diario El Sol del Bajío, nos relata como fue que se llevó a cabo la obra.

 "La difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a Santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras: "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio."

 Antes de 1833, año en que se comenzó a construir el Templo de San Andrés Apóstol en Apaseo el Alto, no había templo alguno y por tanto no existía imagen a la que se venerara con la devoción con la que lo hacían los pueblos católicos del Bajío. San Andrés Apóstol era el Santo Patrono del pueblo desde finales del siglo XVII, pero no tenía un aposento a donde los fieles fueran a rendirle la adulación que acostumbraban los indígenas conversos; por algunas crónicas se sabe que los naturales anteriormente habían erigido un pequeño "Chapitel" en donde adoraban a los santos de su devoción, quizá eran simples ermitas o los calvarios de las pequeñas capillas familiares. También existen testimonios de que en los primeros años del Virreinato, los grupos nómadas que no habían encontrado asiento definitivo en las inmediaciones de Apaseo el Alto y que estaban asentados temporalmente en unos Cués ubicados en donde ahora es el "Hoyo del Tepetate", veneraban a San Nicolás Tolentino, Santo Patrono de todo el Reino de Michoacán.

 El 6 de enero de 1896, por iniciativa del Vicario Cooperador Santos María Carvajal se inició la construcción del Templo del Sagrado Corazón de Jesús, con la venia del Cura Párroco de Apaseo, el Bachiller Don Francisco Licea y Borja, hombre letrado y versado en el diseño de proyectos arquitectónicos. Entre Vicario y Cura Párroco, seguramente dispusieron que el nuevo templo sería dedicado a este icono religioso; no era una dedicación muy común, por lo que muchas semanas antes del inicio de la construcción del nuevo templo fueron induciendo a la feligresía hacia esta advocación, pues muchos de los niños confirmados el año previo al inicio de la construcción y ese mismo año, llevaron entre otros nombres, el mismo que llevaría el templo. Paulatinamente el templo fue tomando forma y cada una de las actividades eran dedicadas al Sagrado Corazón de Jesús; la gente no comprendía qué llegaría a suceder cuando una vez terminado el Templo del Sagrado Corazón y puesto en operación, y con el Templo de San Andrés Apóstol como sede de su Santo Patroncito, cual de los dos regiría los destinos de la católica aldehuela. Por diferentes factores, las obras del templo no pudieron tener continuidad, fueron abandonadas y los enormes cimientos y paredes de piedra parecían ruinas añejas en el abandono, pero la idea de que sería algún día erigido al Sagrado Corazón no quedó en el olvido.

 En 1941, llegó el Pbro. Joaquín Soto Armenta como Vicario Fijo de la comunidad y arengado por Don José del Valle para continuar las obras del templo iniciadas cuarenta y cinco años atrás, se trabajó arduamente durante tres años y el 13 de febrero de 1944 el Señor Arzobispo de Michoacán celebró por primera vez la Santa Misa en el interior del Templo del Sagrado Corazón de Jesús, en un templo a medio construir; sin techo, piso y paredes, ni siquiera un esbozo de lo que sería años después, y lo más extraordinario de todo, una celebración un templo sin imagen consagrada. La construcción siguió su curso, terminada la cúpula se colocó en la parte más alta de la misma, una imagen de cinco toneladas de cemento colado ahí mismo por los albañiles de la obra; una figura del Sagrado Corazón con los brazos abiertos con un mecanismo giratorio que ininterrumpidamente giraría para brindar protección a su pueblo. Dos años antes de que se terminara el templo, fue colocada en el altar aún sin terminar una imagen que no fue esculpida para ser quien hasta el día de hoy es: La imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

 En el estado de Guanajuato la riqueza y variedad arquitectónica que ofrece es tan vasta que, cuando te decidas a vistitarla te darás cuenta que en un viaje no te habrá tiempo suficiente para admirar todo, es menster de programar varias visitas y, en cada una de ellas, las sorpresas que te esperan son muchas, imposible decir cual es mejor, al fina, cada uno de esos templos encierra una propia y particular belleza.

Para leer el artículo completo de Francisco Sauza Vega, entra aquí:
http://www.oem.com.mx/elsoldelbajio/notas/n718611.htm

Otro más aquí:
http://www.oem.com.mx/elsoldelbajio/notas/n735203.htm