La otra vez vimos lo que coloquialmente se llama La Passión, es decir, La Paz, capital de Baja California Sur, vimos sus calles, especialmente las fachadas que hay en ellas cuando el sol pega más fuerte durante el día que es la hora de la plácida siesta. Ahora nos vamos en busca de detalles sorprendes, que los hay muchos, por cierto. Como esas manifestaciones en las paredes en contra de la puesta en operación de la mina de La Concordia; o el Palacio de Gobierno, ahora Casa de la Cultura en donde aun persiste el letrero del PNR, Partido Nacional Revolucionario, el antecedente del PRI; vemos, con agrado, que de pronto el abominable grafiti se vuelve una verdadera obra de arte; y nos topamos con una modernidad bastante especial y, a la vez, nada moderna. Me explico. Hoy día se habla ya de las Economías Verdes y de la Energía también del mismo color, de la eólica; y sucede que aquí en La Paz, a principios del siglo XX esa era precisamente la manera de obtener energía, mediante el viento que soplaba y hacía funcionar las aspas de los molinos y de allí la industria satisfacía sus necesidades... y eso es ahora la modernidad. Fialmente corroboramos que La Paz está entre el desierto y el mar, un mar de belleza extrema, habrá que agregar.
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