Yucatán, la lejana Yucatán, la Hermana República de Yucatán. Yucatán, su nombre es evocador; de inmediato imaginamos sus afamados sitios arqueológicos; su excepcional cocina; su hermosísimo traje regional; su particular modo de hablar. Yucatán, la tierra del faisán y del venado, ambos ya.... extintos o en vías de. Yucatán, tierra de selvas de maderas preciosas que, luego de su irracional explotación, lo que fueran tupidos montes en donde a las tres de la tarde ya no entraba el sol, son ahora pastizales. Estamos en Colonia Yucatán, en la parte más oriental de ese estado.
Llego a este sitio invitado por una muy querida amiga que, luego de contarme sobre el sitio que ella ya conoce, surge en mí la inquietud de ir a visitarlo. Me dice de sus calles amplias, de lo apartado que está, de que fue durante tres décadas un emporio en el que la constante era el trabajo y el buen vivir. Que la empresa se preocupaba por sus empleados, incluso por su diversión y entretenimiento y que sólo se les permitía el consumo de alcohol el día de descanso en forma mesurada y que las visitas de familiares o amigos eran permitidas por solamente dos o tres día pues "aquí se viene a trabajar", les decían. Esto que ahora vemos es lo que sobrevive del centro de entretenimiento de la Colonia Yucatán.
Ésta mi amiga me dice que alguien que allí vivió le contó cuan reposada y animada era la vida en el lugar durante los años de bonanza. De la escuela que la propia Empresa Maderera del Trópico construyó para los hijos de los empleados del aserradero. Que las empresa también otorgaba viviendas amplias y cómodas, todo construido con madera, hasta el templo del Carmen, la santa patrona del lugar. Por las calles que bien parecían boulevares por su amplitud, pasaban los camiones con los enormes troncos que llegaban de las selvas cercanas, transportaban especialmente el cedro y la caoba, ambas maderas preciosas, maderas finas, maderas preciosas. Lo que vemos es una de las dos líneas de boliche que, como reliquia, sobreviven al paso del tiempo y a los rigores del clima.
Hubo un pionero, un emprendedor, un visionario, un empresario que, desde 1936 comenzó a desarrollar su idea: crear una empresa que explotara la riqueza maderera de las selvas yucatecas. Su nombre era Alfredo Medina Vidiella, su profesión la ingeniería. Su momento: la presidencia de Lázaro Cárdenas que fue quien, finalmente, consumó los ideales de la Revolución mexicana y dio terrenos para que los propios campesinos se volvieran propietarios y realizaran el ideal de que "la tierra es de quien la trabaja". Además, otorgó concesiones para la explotación de bosques y selvas.
"Los primeros intentos gubernamentales de promoción de organizaciones cooperativas forestales sucedieron durante la presidencia de Lázaro Cárdenas (1934-1940). En este periodo fueron promovidas 647 cooperativas rurales, de las cuáles, 240 fueron cooperativas de ejidos forestales. Sin embargo, estas organizaciones solamente funcionaron como una fórmula o requisito para obtener permisos de explotación forestal en beneficio de terceros. Con el cambio al gobierno de Manuel Ávila Camacho en 1940 se clausuró el periodo de promoción 7 de cooperativas y en los siguientes 30 años, las iniciativas comunales de manejo de los bosques fueron mínimamente consideradas por las políticas forestales gubernamentales (Barton y Merino, 2004) (1)
La idea comenzó a tomar forma desde 1936, cuando en un punto de la selva que nombraron "La Sierra" debido que fue allí en donde se instaló la primera sierra para cortar los troncos de las maderas que durante cientos de años crecieron por el rumbo. Terminado el gobierno de Lázaro Cárdenas, iniciado el de Ávila Camacho, en plena época de la Segunda Guerra Mundial y las necesidades (y obligaciones) de México de satisfacer las demandas del mercado internacional, se creó un esquema denominado Unidades Industriales de Explotación Federal.
"La demanda de pulpa y productos de escuadría en los años cuarenta, conllevó a la modificación de la política del sector público en materia forestal, del tal modo que la ley del 17 de Marzo de 1943, abrió la posibilidad de crear Unidades Industriales de Explotación Forestal (UIEF). De esta forma, compañías privadas tuvieron derecho a solicitar concesiones sobre grandes extensiones de bosques y selvas de propiedad ejidal y nacional. La base de esta decisión fue que el estado interpretó que la legislación agraria concedía la propiedad de tierra a las comunidades, pero el estado tenía el derecho sobre los recursos en el área. Así, las comunidades locales estaban obligadas a venderle su madera a la UIEF concesionaria. El gobierno condicionó a las compañías a proporcionar beneficios sociales para las comunidades, tales como infraestructura pública; sin embargo el cumplimiento a esta condicionante se cumplió diferencialmente según casos específicos. De 1945 a 1972, el gobierno decretó 12 compañías como UIEFs. Las compañías recibieron concesiones del gobierno por periodos de 20 hasta 40 años, aunque la mayoría de las concesiones tenían una vigencia de 25 años .(2)
La Colonia Yucatán se ubicó dentro de un predio conocido como Hacienda San Enrique, su extensión era enorme, comenzaba al sur, en lo que actualmente es (más o menos) la autopista Cancún-Mérida, al oeste el Meridiano 88-W que cae, más o menos en lo que hoy es la ciudad de Valladolid, Yucatán. Al norte la concesión terminaba en la costa atlántica de Yucatán y al oriente limitaba con otra enorme hacienda, chiclera, en este caso, la Hacienda de Santa María, actual Leona Vicario, Quintana Roo.
"La primera de las concesiones que permitió crear una UIEF en la zona de estudio, fue expedida por Decreto Presidencial, Publicado en el Tomo CXXXV, No. 24, el Jueves 28 de Julio de 1949, a favor de las empresas Maderera del Trópico, S.A., Maderas de Yucatán, S.A. y Maderas Laminadas, S. A., aunque hay que aclarar que estas empresas tuvieron sus orígenes en el año 1936, cuando se comenzó a fomentar “La Colonia Yucatán". En el documento de referencia se omite la superficie concesionada, pero se especifica el litoral correspondiente a la Península de Yucatán como límites al norte y al este; al sur el paralelo 20º 30´ y al poniente el meridiano 88º de Greenwich. Se excluye de este lote el predio “El Tatanal” con una superficie de 14,929 ha". (3)
La concesión, que en el caso de la Colonia Yucatán, fue un poco más allá de los 25 años y menos de los 40 estipulados, ya que para 1975, al declararse en quiebra la empresa, simplemente, desaparece. En un artículo del periódico Por Esto de Yucatán, (sin fecha), alguien que allí laboraba dice que un día llegaban a trabajar y no había nadie del personal de confianza, todos había abandonado el lugar, la Empresa Maderera del Trópico desapareció y con ella la Colonia Yucatán.
Hace apenas dos días que tuve la oportunidad de conocer este sitio. Sin lugar a dudas nos dice de algo que fue bien planeado, bien desarrollado, pero que nunca pensó que su materia básica para seguir operando, si no era renovada, desde el día en que inició sus operaciones, llegaría el momento en que no tendría madera para trabajar. Así fue, la selva fue devastada, no quedó en pie un sólo cedro o una sola caoba, tampoco ninguno de los árboles propios de la selva yucateca. La deforestación se dio, los terrenos que antes eran espesos, ahora son sitios de pastoreo de cebús, especialmente.
Estamos ante la que fuera la casa principal de toda la Colonia Yucatán, la del Superintendente... actualmente deshabitada.
Esta era la escuela.
No sé que habrá sido este sitio, no está hecho con madera, a diferencia de todas las demás casas.
Y estas eran las casas que se construyeron en la Colonia Yucatán para albergar a los trabajadores del aserradero y sus familias.
La avenida principal, que por obvias razones se llama Avenida de los Cedros. No sé si estarán muertos o, debido a la escasez de lluvia están así.
Este fue el hospital.
Visto desde el satélite, es así como se trazó la Colonia Yucatán, calles y avenidas con orientación perfecta. Hacia la izquierda del punto rojo es donde se ubican las ruinas del aserradero y fábrica de muebles.
Y esta era la selva en las proximidades de la Colonia Yucatán, una selva que tardó varios siglos (muchos) en formarse, ahora devastada en su totalidad.
Fuentes:
1.- Ramón Marcos Ríos Ibarra, Bertha Sofía Larqué Saavedra, Juan Islas Gutiérrez y José Luis Jolalpa Barrera. Perspectiva histórica de la empresa social forestal. Una mirada desde los estudios organizacionales. Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. Universidad Autónoma de Nayarit. Tepic. Sin fecha
2.- Ibid.
3.- Ibid.
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