Kantunilkin, una alternativa para experimentar el paso reposado del tiempo. Al norte de Quintana Roo.

   Podemos contar por varios cientos los sitios que componen la geografía nacional que son totalmente desconocidos por la mayoría de los mexicanos. En el caso del estado de Quintana Roo, sabemos de la existencia de Cancún, Cozumel y Chetumal pero, al hablar de Kantunilkin, nos viene la duda de su ubicación. Quizá al oír su nombre, la fonética nos da una ida de la lengua maya. Y es así, ya que Kantunilkin es una población que forma parte de la península de Yucatán, es la cabecera del municipio de Lázaro Cárdenas, se localiza al norte, sus límites se extienden hasta el Golfo de México en una espectacular costa de arena blanca y un mar azul ligeramente distinto al del Caribe; del lado oeste limita con el estado de Yucatán. 

   Kantunilkin formó parte, al finalizar el siglo XIX y las primeras décadas del XX de la enorme Hacienda de San Enrique, lugar que no producía ni henequén ni maíz o frijol, sino que se dedicaba a la explotación de los bosques, especialmente al palo de Tinte o palo de Campeche y al Chicle, además de las maderas preciosas. Por su ubicación durante siglos se mantuvo apartada del resto del país, fue de los pocos centros poblacionales que florecieron en lo que hoy conocemos como Quintana Roo antes de que fuera declarado territorio federal. Incipientes caminos se trazaron para comunicarla cuando la demanda del chicle volvió a la región como la principal exportadora de esa materia. Ya para 1955, cuando entró en operación la carretera de Valaldolid a Puerto Juárez, Kantunilkín tuvo un mejor acceso, aunque esta carretera pasaba a unos 30 kilómetros de distancia. Fianlmente, cuando Cancún comienza su explosivo crecimiento y su radio de penetración con los turista ávidos de nuevas experiencias, Kantunilkín se vuelve paso obligado para todos aquellos que van en busca del aislamiento y las bellezas que ofrece la Isla de Holbox.

   Ahora que visito esa población veo en ella su propia personalidad, lograda con esa mezcla curiosa de arquitectura vernácula en la que el dominante e imperante es siempre el color. El color intenso, contrastante, que bien nos ayuda a mitigar los rigores del clima que por estos rumos predomina. Con las siguientes fotografías te darás una idea de como es esa población y, seguramente, anotarás su nombre en la lista de lugres por visitar cuando decidas a descubrir lo mucho que Quintana Roo ofrece más allá de Cancún.