sábado, 25 de octubre de 2014

Coyoacán, una de las casas de Hernán Cortés en Nueva España.

    Las propiedades que el Conquistador de México tuvo fueron muchas, son varias las que hemos ya visto, como aquella vez que, caminando por el Centro Histórico dimos con las que fueron las accesorias, que no es otra cosa que los locales en renta que él tenía. Luego, cuando fuimos a Tepeapulco, Hidalgo, vimos que allí don Hernando, Fernando o Hernán Cortés, se fabricó también una casa. Ni que decir de la sorprendente construcción que sigue allí, en la Antigua, Veracruz, que fuera su primera casa, y la que hay en Tepeaca, Puebla, y las que aun no conocemos en Cuernavaca, Morelos y, creo, también en Oaxaca. Hoy llegamos a Coyoacán, en donde estuvo la que fue su primera residencia que él se construyó.

   "Las comodidades a que aspiraba todo conquistador no eran accesibles en la ciudad llamada Coyohuacán, de la que las versiones populares sostenían que había coyotes, animales que desconcertaron a los extranjeros por su semejanza con el lobo. No obstante, fue ahí donde Cortés y los miembros del Ayuntamiento designados por él residieron, ocupando también su centro ceremonial, mientras se acababa de delinear la traza y los solares podían ser sustento de los edificios que harían magna a la nueva ciudad. Era en Coyohuácan donde García Bravo trasladaba por escrito cada noche a papel nativo sus anotaciones

   "Ni siquiera Hernán Cortés fue el primer vecino de la Ciudad Española. Si en las declaraciones presentadas a la Corona los peticionarios no mentían, Bernardino Vázquez de Tapia tuvo el honor de ser el primer conquistador que logró ver terminada su casa, mediante el trabajo de los vencidos. El mismo lo dice y por eso la posteridad se entera de que Vázquez de Tapia anduvo de la costa de América del Sur a la meseta del Anáhuac, pasando por la estrecha zona ítsmica central. No se sabe si con arrogancia pero sí con decisión, Bernardino menciona en dónde y con quiénes estuvo; por qué y para qué fue aquí o allá. En su estilo (que es el de su época) sostiene que “siruio en yr a uisitar muchas provincias y pueblos fue en que se enbiasen procuradores a su Majestad, y con ellos, sus thesoros; y fue en poblar y traçar esta ciudad (México-Tenochtitlan) y el primero que hizo casa en ella”. (1)

   Pero, resulta que, esta casa, la que vemos en la foto, no fue habitada por Hernán Cortés, pues fue construida, dos siglos después de su muerte: "Conocida popularmente como la Casa de Cortés, aunque su construcción se realizó 210 años después de la muerte del conquistador, en la fachada exhibe dos placas en las que se lee “Casa de Hernán Cortés, el Ayuntamiento 1892” y “Homenaje al último Rey Azteca, la Sociedad de Cuauhtémoc” y funge en la actualidad como la Casa Municipal.El 7 de abril de 1932, el inmueble fue declarado monumento por la Dirección de Monumentos Coloniales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)". (Wikipedia)



   Y, hablando de vestigios coloniales, tenemos magníficos ejemplos como este.




Fuentes:

1.- Sotomayor, Arturo. La antigua ciudad de México. Siglos XVI-XX. Bancomer. México, 1990. p.34

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