San Isidro es uno de los santos más venerados en la zona rural del Bajío, después de San José nos encontramos a San Isidro, patrono de los agricultores y labradores. Nació en las cercanías de Madrid en 1070 y murió el 15 de Mayo de 1130, hace ya 879 años. Aquí lo vemos en su altar del templo de la ex hacienda de Cerrogordo, a pocos kilómetros de Salamanca. Es interesante ver que el altar está profusamente decorado con flores amarillas y blancas, destacan los girasoles, flores más relacionadas al paisaje del campo. Si observan con atención los post, aquí en El Bable, sobre San José y San Gonzalo notarán que los altares van siempre en esos colores, blanco y amarillo. Esto es debido al género masculino.
Luego de la celebración religiosa, de la “alborada” es decir, la misa tempranera en donde se le llevan mañanitas al santo y de la misa del mediodía que es, normalmente, la más importante de las muchas que se le ofrecen al santo en su día, la fiesta comienza. En toda feria de pueblo o de rancho encontraremos los juegos mecánicos, los caballitos que yo conocí eran piezas artísticas, en madera tallada, mucho más elaboradas que las actuales de fibra de vidrio que tienen ese toque de caricatura, como quiera, son esenciales en estas celebraciones.
El palo encebado sigue siendo el concurso tradicional en donde los jóvenes del pueblo, demuestran su habilidad y fortaleza para llegar a lo más alto y cobrar el premio. La lotería ya no es fácil de encontrar en las fiestas de los pueblos, tampoco los trastes de barro, estos han ido dando paso a los de plástico y a las mil cosas que desde China nos envían, sale de sobra decir que los discos pirata abundan.
Una fiesta sin música no es fiesta, así que la banda tradicional amenizó buena parte de la tarde, ya se estaba preparando el escenario para la otra banda, la que ahora interpreta el denominado género banda y que un día Valentín Elizalde aclaró: “no es música de banda, es música regional mexicana”. Y si, en efecto, banda, banda, es la de pueblo, la otra es una orquestación que se ha ido difundiendo grandemente. Por cierto, he visto gente bailar el “pasito duranguense” en Cerrogordo que solo de verlos te dejan sin aliento.
Si los castillos son hermosos de día, bien nos podemos imaginar lo que serán de noche. El espectáculo me lo perdí, asimismo el baile, pero lo interesante del caso era ir a hacer presencia ante el santo en su día, especialmente si pensamos que es el que protege a la siembra, a la milpa y a todo aquello que tanto nos ata a la tierra de dónde venimos y a donde vamos.
Hoy fue San Isidro, hoy, como lo decía el Amo de El Bable, hoy llueve, y si, en efecto, llovió desde la mañana. La trilla está prácticamente concluida, se ven los camiones pasar con las enormes pacas de paja, la que irán al forraje y las tierras descansarán un poco, algunas serán quemadas en la llamada “quema de la roza” para esperar que Tláloc (la lluvia) se una a Xilonen (el elote) y tengamos una pródiga cosecha. Centéotl (el maíz) estará presente.
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