Cebadina, el inicio de los refrescos embotellados

El consumo de refrescos en México es alarmante, luego de Estados Unidos es México el que le sigue en la nada afamada lista, pero hubo un tiempo en el que la bebida de moda era la Cebadina. Sabía desde niño que era en el portal de León en donde la encontraríamos y era parada obligada cada vez que íbamos a esa ciudad. Había un barril en donde se servía la Cebadina al vaso, se le agregaba una cucharada de carbonato y quedaba lista para beber. Si vemos el contenido que cualquier refresco da en sus etiquetas (si es que lo hace) veremos que dice agua, carbonato y endulzantes, en consecuencia lo que estamos tomando es una bebida carbonatada, punto de partida de la Cebadina.

Recientemente me llevé la grata sorpresa que en Irapuato, a tan solo 20 kilómetros de Salamanca hay un lugar en donde aun se prepara la Cebadina, La Reyna se llama y la verdad sea dicha, me pareció un sabor mejor al de la del portal de León. El negocio según me comentó la heredera tiene más de cincuenta años de servir Cebadina, una de esas cosas ya no tan fáciles de encontrar pero que, por fortuna aun sobreviven.

Tratando de encontrar algún dato sobre su elaboración, en México Desconocido lo describen así: “Catalogada como una bebida, carbonatada. Está elaborada a base de un vinagre de piña, al que se le agrega un cocimiento de tamarindo y jamaica. Se deja reposar y almacenar en una barrica de roble. Se sirve con una cucharadita de Carbonato de Calcio (por cada vaso). Considerada una bebida muy refrescante y con propiedades digestivas, porque no contiene alcohol. Su nombre (cebadina) se debe a que anteriormente se le agregaba esta planta, sólo que debido a la fermentación, ésta adquiría cierta gradación. Bebida típica de Guanajuato”.