Esta es una nota aclaratoria: La fotografía que vemos, tomada en los primeros años de la segunda década del siglo XX, aparece a la izquierda la casa que fuera del cura Saavedra, en la que el Emperador Maximiliano se hospedó en la villa de Salamanca cuando hacía su viaje rumbo a Guanajuato en agosto de 1864. Por un error de interpretación, en este artículo aparece una fotografía actual de la esquina contraria de Zaragoza e Hidalgo que pensaba fuera esa la casa mencionada.
Este es el mapa de México con la división política durante la Reforma, es interesante ver como se ubicaron los 50 Departamentos, Guanajuato es de los pocos que desde que fue una Intendencia durante la colonia, mantiene casi la misma área hasta la fecha.
Si los períodos más importantes de la historia mexicana son, lamentablemente, desconocidos, mas aun lo relativo al efímero Segundo Imperio, cuando Maximiliano, luego de ser engañado acepta venir a México en donde “se le esperaba con ansia”. Lo que encontró fue un panorama muy distinto al descrito en su castillo de Miramar y la realidad de un país convulsionado, que llevaba ya 30 años de independencia y que aun no lograba encontrar su rumbo fue con lo que vino a enfrentarse. Maximiliano entró en la Ciudad de México el 12 de Junio de 1864, luego de un penoso viaje de Veracruz a México que les llevó quince días de viaje en diligencia. Instalados los Emperadores en el Castillo de Chapultepec, Maximiliano hace su primer viaje oficial, con la idea de conocer el departamento de Guanajuato, distante 400 kilómetros. Carlota de 24 años, Maximiliano de 32, siempre anotaré sus edades, creo que es algo representativo.
Si los períodos más importantes de la historia mexicana son, lamentablemente, desconocidos, mas aun lo relativo al efímero Segundo Imperio, cuando Maximiliano, luego de ser engañado acepta venir a México en donde “se le esperaba con ansia”. Lo que encontró fue un panorama muy distinto al descrito en su castillo de Miramar y la realidad de un país convulsionado, que llevaba ya 30 años de independencia y que aun no lograba encontrar su rumbo fue con lo que vino a enfrentarse. Maximiliano entró en la Ciudad de México el 12 de Junio de 1864, luego de un penoso viaje de Veracruz a México que les llevó quince días de viaje en diligencia. Instalados los Emperadores en el Castillo de Chapultepec, Maximiliano hace su primer viaje oficial, con la idea de conocer el departamento de Guanajuato, distante 400 kilómetros. Carlota de 24 años, Maximiliano de 32, siempre anotaré sus edades, creo que es algo representativo.
En la esquina que actualmente forman las calles Zaragoza e Hidalgo se levanta esta casona del siglo XIX, obra del insigne arquitecto celayense Francisco Eduardo Tresguerras, allí Carlota y Maximilano se hospedaron del 25 al 27 de Agosto de 1864.
Maximiliano salió de Chapultepec en la mañana del miércoles 10 de Agosto de 1864, pernoctó en Cuautitlán, al día siguiente llegó a Tepeji, pasó por Arroyozarco, visitó San Juan del Río. El 17 llegó a Querétaro en donde estuvo hasta el 23 en que salió y llegó a Celaya, allí permaneció el resto de ese día y el siguiente, luego siguió a Salamanca, todo esto nos los cuenta Don José Rojas en el libro que he citado varias veces; en consecuencia, Maximiliano llegó a Salamanca el 25 de Agosto de 1864. Este viaje es publicado en el diario conservador El Pájaro Verde, cuyo corresponsal en Salamanca era Ignacio Villaseñor y lo describe de la siguiente manera:
“Agosto 25. Salimos de Celaya a las cinco de la mañana; hizo alto S.M. en el Huaje para visitar la iglesia y la escuela. A las nueve llegamos al molino de Sarabia donde almorzó. A la una y media de la tarde entramos en Salamanca. El jefe de la plaza francés y el comandante militar mexicano salieron a distancia de una legua a recibir al emperador y, desde la garita estaban, como en todas las poblaciones, formando valla las fuerzas francesa y mexicana. Las calles estaban muy adornadas con arcos de mascadas y papel picado y con figuras graciosas de lo mismo”
La casona se encuentra en buenas condiciones, aunque un poco alterada de su diseño original, el estudio fotográfico de Cuco ha estado allí por muchos años. Es inadmisible que los jóvenes inconscientes dejen sus absurdos grafitis en edificios de tanto valor.
“Agosto 26. A la una de la tarde salió S.M. a visitar las escuelas de hombres y niñas y el río por la parte que se proyecta poner el puente. A la salida del Emperador de su alojamiento hubo un repique general a vuelo y multitud de cohetes, saliendo al encuentro de S.M. algunas personas que arrojaban flores a su paso y vitoreándole el pueblo sin cesar. A la comida fueron invitados varios vecinos notables del lugar. El general Magaña, antiguo patriota, y una parte de la diputación de Valle de Santiago, que fueron a felicitar al emperador, comieron también en la mesa oficial. S.M. regaló al comandante militar de Salamanca, Don N. Rodríguez, uno de sus caballos. Este jefe se ha distinguido por su bravura en los diversos ataques dados a los disidentes por ese rumbo, y los oficiales franceses a cuyo lado se ha batido, hacen de él mil elogios. Mandó dar S.M. cincuenta pesos para que se abrieran ventilas en la cárcel y doscientos para los pobres”
“Agosto 27. Salimos de Salamanca a las seis de la mañana con rumbo a Iraputato”
Esta es la hacienda de Cerrogordo, ha sido objeto de varias remodelaciones, al fondo está la “Casa Grande” en donde se hospedó el Emperador el 11 de Septiembre de 1864.
Sigue relatando Don José Rojas que… “El itinerario proyectado en este viaje era, en Irapuato una corta visita, como en Salamanca, seguir a Silao y luego a Guanajuato. Pero el día 28, en Irapuato, enfermó el emperador, dice el informe oficial; en realidad ya se sentía mal desde el 26, pues en Salamanca saludó a sus invitados a la comida, en la tarde, y luego se recluyó en su recámara y ya no salió. El día 28, en Irapuato ya no pudo recibir ni atender a nadie; sus acompañantes se alarmaron porque el médico particular de Maximiliano se había quedado en Querétaro, también por enfermedad, por lo cual a S.M. lo atendió el doctor Béram, médico del ejército francés. Le recomendaron que al enfermo le pusieran sanguijuelas, cosa entonces usual y aun mucho tiempo después aquí y en Europa, no mejoró al punto y el informante escribe, en Irapuato, que hubo que “aplicar de nuevo sanguijuelas, las que había ya encargado a Guanajuato y Salamanca, donde son mejores que las de aquí…” Dos semanas permaneció el emperador enfermo en Irapuato, por el retardo causado ya no siguió directamente a Guanajuato sino que, ya restablecido, salió de Irapuato el día 11 de Septiembre y a las ocho y media, en su coche, emprendió el camino a Cerrogordo; almorzaron en Doña Rosa, pasó toda la comitiva, sin volver a tocar Salamanca, por los ranchos a legua y media o dos al norte de la población y llegaron después de mediodía a la hacienda de Cerrogordo, donde pernoctaron; al día siguiente continuaron para Chamacuero, San Miguel y Dolores, en donde pasó el 15 y 16 de Septiembre, y dar el Grito allí, siendo el primero gobernante que vitoreó en esas fechas la Independencia”. Cabe destacar que entre esos ranchos que menciona, se encuentra El Bable, en donde la troje en forma de baúl que le dio su nombre, era una construcción recién hecha.
La hacienda de Cerrogordo sigue hoy día en funciones, es posible verla desde la carretera que va de Salamanca a Juventino Rosas, es una interesante construcción de cantera rosa y naranja.
En el mundo de las casualidades en el que vivo, fue precisamente ayer domingo, ya en la noche, que llegó a mis manos un libro que bien podría decir es una joya, se llama El libro de las familias, no aparece el nombre del autor y, se dice ser, “Novísimo manual práctico de cocina española, francesa, inglesa y mexicana, higiene y economía doméstica”. Fue publicado en México por J.F. Jens, en San José el Real #22, en 1888 y sobre las sanguijuelas dice asi:
“Se pondrán las que hayan de aplicarse dentro de un vaso con medio dedo de agua, en donde se tendrán por espacio de una hora. Se lava la parte enferma con agua tibia azucarada; entre tanto se colocan las sanguijuelas en un lienzo limpio, y cubiertas con él, se pondrán sobre la parte donde hayan de agarrar, procurando comprimirlas, sujetando el lienzo para que no piquen por otro lado. Si son muchas se ponen de dos o más veces. El método más breve y mejor es meter en un vaso o tubo de vidrio roto las sanguijuelas, y aplicándole a la parte por el otro lado, se van comprimiendo con un lienzo”.
“Si después de desprenderse conviniere la evacuación de sangre, se favorecerá por medio de lociones de agua caliente. Para contener la sangre y cerrar las cisuras se le cubrirá con yesca de chopo o trapo, luego se aplicará una cataplasma de miga de pan y leche, que se repetirá hasta que estén las cisuras enteramente cicatrizadas”.
En el mundo de las casualidades en el que vivo, fue precisamente ayer domingo, ya en la noche, que llegó a mis manos un libro que bien podría decir es una joya, se llama El libro de las familias, no aparece el nombre del autor y, se dice ser, “Novísimo manual práctico de cocina española, francesa, inglesa y mexicana, higiene y economía doméstica”. Fue publicado en México por J.F. Jens, en San José el Real #22, en 1888 y sobre las sanguijuelas dice asi:
“Se pondrán las que hayan de aplicarse dentro de un vaso con medio dedo de agua, en donde se tendrán por espacio de una hora. Se lava la parte enferma con agua tibia azucarada; entre tanto se colocan las sanguijuelas en un lienzo limpio, y cubiertas con él, se pondrán sobre la parte donde hayan de agarrar, procurando comprimirlas, sujetando el lienzo para que no piquen por otro lado. Si son muchas se ponen de dos o más veces. El método más breve y mejor es meter en un vaso o tubo de vidrio roto las sanguijuelas, y aplicándole a la parte por el otro lado, se van comprimiendo con un lienzo”.
“Si después de desprenderse conviniere la evacuación de sangre, se favorecerá por medio de lociones de agua caliente. Para contener la sangre y cerrar las cisuras se le cubrirá con yesca de chopo o trapo, luego se aplicará una cataplasma de miga de pan y leche, que se repetirá hasta que estén las cisuras enteramente cicatrizadas”.
Pasillo de acceso a la puerta lateral del templo de la Inmaculada Concepción, anexo a la hacienda de Cerrogordo. Dentro de poco, el 15, habrá una gran celebración a San Isidro Labrador, ya te la mostraré.
Si alguien de Celaya e Irapuato leen este post, les agradeceré me comenten cuales son las casas donde Maximiliano se alojó con el fin de documentar más claramente los datos aquí dados.
Si alguien de Celaya e Irapuato leen este post, les agradeceré me comenten cuales son las casas donde Maximiliano se alojó con el fin de documentar más claramente los datos aquí dados.
¿Es esa casa de Salamanca en dónde vivió el Dr. Garcilita? Creo que en una temporada larga fué la escuela preparatoria. El Dr. Garcilita hiba a Pueblo Nuevo a curar a mis ascendientes. Mi abuelo me decía que esa era su casa. Muy destruída por cierto como la mayoría de las regias casas antigüas de Salamanca.
ResponderEliminarEL emperador Maximiliano de Habsburgo se hospedó durante su enfermedad en casa de los Hermanos Vargas de Irapuato, a quienes el emperador agradeció su hospitalidad posteriormente. Estoy averiguando todavía la ubicación de dicha casa, y en cuanto lo sepa se lo informaré.
ResponderEliminarEfectivamente, yo se que se hospedó en la casa de Don Vicente Vargas y Doña Guadalupe Chávez, su esposa....
EliminarSalvador Covarrubias Martínez
Gracias por el dato de la casa donde se hospedó Maximiliano, ojala y puedas ubicar bien el sitio para tomar una fotografía y publicarla, con ella me ayudará a corregir,a demás, un error que aquí tengo, ya que pongo una foto de una casona en Salamanca en donde digo que fue el lugar en que se hospedó el Emperador, solo que no fue allí sino en la casa del otro lado de la calle, la cual está ya desaparecida.
ResponderEliminarLa casa donde se hospedaron el Emperador de México y su esposa la Emperatriz Carlota en Irapuato durante le enfermedad de éste se localiza en la esquina que forman las calles de Ave. Guerrero y Ocampo. Casa de estilo francés conocida tradicionalmente como el lugar donde en 1869 y 1867 se hospedó Maximiliano.
ResponderEliminarHola, sabrán del lugar donde se hospedó el emperador en Celaya GTO?
ResponderEliminar
ResponderEliminarmartes, 2 de noviembre de 2010
¿QUIÉN FUE EUSEBIO GONZÁLEZ LÓPEZ
EN EL PANTEÓN NORTE DE CELAYA HAY UNA VIEJA TUMBA QUE GUARDA SU RECUERDO
Por Herminio Martínez
Desde el 22 de agosto de 1864, los celayenses recibieron la noticia de que el emperador Maximiliano de Habsburgo visitaría la ciudad. Celaya no tenía más de once mil habitantes y aquel año, como los dos anteriores, había sido malo en lluvias, por lo que la miseria y otras calamidades azotaban la región. Con todo, cuando se enteraron de que el flamante monarca estaba ya en Querétaro, decidieron enviar una comitiva para solicitarle a Maximiliano que antes de desviarse hacia San Miguel el Grande pasara por Celaya, y acepó. De esta manera, el día 23, cerca de las once de la mañana, hizo su arribo el archiduque. Venía en un coche de viaje, acompañado de su Secretario particular, el joven y apuesto austriaco Nicolás Poliakovitz, y dos diligencias m0ás, en las que viajaban los Ministros y la servidumbre, escoltados todos por trescientos dragones al mando del Corl. López y doscientos húsares franceses del Comandante Loysel. Fue precisamente en el Puente de las Monas donde la Comisión de Recepción le dio la bienvenida. Don Julio de la Herrán, don Francisco Maldonado y don Francisco de P. Espinoza, más varias niñas vestidas de ángeles, allí se hallaban para hablarle al distinguido visitante. Allá por los años cincuenta, aún vivía, aquí en Celaya, doña Soledad Valenzuela Vda. de Balderas, quien, junto con la señorita María Herrera Lizalde fue una de las que habían estado presentes en la inolvidable recepción. Así lo platicaba, rodeada de recuerdos, respirando la luminosa tranquilidad que entonces había en Celaya… Todas las calles lucían espléndidas, adornadas con guirnalda y arcos triunfales hechos de carrizo y follaje. A pesar de la carencia, la gente se sentía feliz por la visita de aquel hombre al que veían como si fuera un dios, el cual, tras el saludo a las autoridades civiles y religiosas, fue a hospedarse a la magnífica casa de doña Guadalupe Herrera Vda. de Villaseñor, ubicada en la calle de Parra Núm. 38, hoy Miguel Hidalgo. Al día siguiente, después del desayuno, visitó los templos y