martes, 5 de mayo de 2009

Cuatrocientos conejos

Las cantinas han tenido siempre una gran atracción para los fotógrafos, recientemente en el Centro Estatal de las Artes aqui, en Salamanca, se presentó una exposición fotográfica llamada El blanco licor de la diosa Mayahuel. Las fotografías del reconocido archivo Casasola se mostraron una vez más, esta vez en las escenas de aquellas cantinas tan adornadas en sus fachadas en donde la bebida a ofrecer era el Pulque. Algo que se vuelve aun más atractivo que la escena en sí, es el nombre de las cantinas, las cuales son de fuerte impacto, son antagonismos los que se muestran en tan solo dos o tres palabras. El pulque ya no se consume, al menos en la zona centro y sur del estado de Guanajuato, pero los nombres de las cantinas siguen manteniendo esa fuerza única y genial.

Mayahuel es la diosa nahua del maguey, por consecuencia, de la embriaguez. Dentro del complicado panteón azteca, tema que hemos tocado algunas veces en El Bable, aparece Mayahuel emparentada con otras deidades, todas asociadas a la tierra, con Cihuacóatl, la patrona de las mujeres muertas en parto; con Tonatzin, la madre de los dioses y con Tlazaltéotl, la señora comedora de inmundicia. El consumo del pulque entre los aztecas estaba limitado únicamente a los viejos y enfermos, era muy mal visto que otras personas lo consumieran pues se decía que: “causa de toda discordia y disensión, como una tempestad infernal, que traía consigo todos los males".

El nombre verdadero del pulque era ixtac octli “el licor blanco”, los españoles confundieron la palabra con que lo conocemos, la cual es octli poliuhqui “licor descompuesto” y es la que lo sigue denominando. A la embriaguez se le llamaba Macuiltochtli “cinco conejos” y se le representa con un conejo. El cinco estaba asociado a los excesos, quizá por rebasar al cuatro que eran los límites del mundo; así tenemos junto con Macuilcozcacuauhtli El Cinco Buitre, Macuilcuetzpalin: El Cinco Lagarto, Macuilmalinalli: El Cinco Hierba, Macuiltochtli: El Cinco Conejo y Macuilxóchitl: El Cinco Flor formaba el quinteto Ahuiateteo, los cinco dioses de los excesos.

La ebriedad era conocida como Cenzon Totochtin “los cuatrocientos conejos”, pues se pensaba que cuando la gente estaba alterada, eran cuatrocientos conejos quienes brincaban dentro de su cabeza. El cuatrocientos es un número por demás representativo, Centzontl (cenzontle) es “el pájaro de cuatrocientas voces”, Cenplalxochitl (cempasúchil) es “la flor de cuatrocientos pétalos”; era el aumentativo de las cosas, asi como nosotros actualmente decimos “miles” cuando queremos demostrar que es algo grande…. Se los he dicho miles de veces, ¿o no?

La mayor zona productora de pulque fue Hidalgo, tenemos importantes ejemplos de sus enormes haciendas, especialmente en los llanos de Apan, era la bebida por excelencia entre las clases menos pudientes hasta que en los años veinte del pasado siglo se normó su producción y consumo de tal forma que casi desapareció. La producción de cerveza ya en forma industrializada desde el inicio del siglo XX, así como la producción de ron ahorcó el consumo del Pulque. Es curioso ver que en esa época salió al mercado la cerveza Dos Equis, la razón de su nombre es significativa, el inicio del siglo XX. Y más curioso aun, ver que en la actualidad, la cerveza que más se consume en el estado de Guanajuato es la Victoria, renaciendo como ave fénix, luego de estar olvidada durante tanto tiempo, el Grupo Modelo la relanzó, Victoria se comenzó a producir en 1865.

Las mujeres de “mala nota”, las mujeres de “la vida galante” no son aceptadas en estas cantinas que aun sobreviven a la industrialización, comercialización y globalización en todo Guanajuato. Los letreros son bien claros, especialmente en Salamanca, en donde se dice quien sí y quien no, puede entrar a esos establecimientos. Sea lo que sea, las cantinas siguen teniendo un especial encanto y si la sinfonola toca algo de José Alfredo Jiménez, es... aun más.

Tu recuerdo y yo: “quien no llega a la cantina, exigiendo su tequila, y exigiendo su canción”

El último trago: “tomate esta botella conmigo y en el último trago nos vamos”

Pa’todo el año: “que me sirvan otra copa y muchas más, que me sirvan de una vez pa’todo el año, que me pienso seriamente emborrachar".

Mi Tenampa: “yo me paro en las cantinas y a salud de las ingratas, hago que me sirvan vino, pa’que nazcan serenatas”.


4 comentarios:

  1. Yo había visto tales letreros en una cantina de Valle de Santiago, la que se encuentra contra-ezquina derecha de la parroquia del centro. El letrero decía "Prohibida la entrada a mujeres y menores de edad". Total discriminación para las mujeres, yo no lo podía creer. Aunque, que mujer se metería a tal sitio, quizá una "cariñosa" si lo haría, pero estaba prohibido la entrada para ellas.

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  2. Oh, el letrero de la última foto de ésta entrada es igual al que estaba en Valle de Santiago.

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  3. Mi amiguisimo Bable. Revisando tu blog y viendo gratamente tus bien informados posts. Sobre este post en particular, asi es, los cuatrocientos conejos es una referencia a decir "un monton". Me da risa recordar que una vez estaba borracho y me acorde de los cuatrocientos conejos, ese dia fui un borracho feliz, pues me daba risa pensar en conejos saltando por todos lados. Saludos

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  4. Otras razones sociales de cantinas: el atorón, la universidad, mi oficina, el gallo giro, el tenampa. en Salvatierra llegó a haber tres cantinas en un cruce de calles, una en cada esquina, a esa zona se le conocía como las tres caídas.

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