domingo, 19 de septiembre de 2010

Y, para cerrar los artículos sobre el Bicentenario, aquí el último.

Pues recuerdo que cuando los festejos del nuevo milenio, 31 de diciembre de 1999, no los pude disfrutar del todo porque estaba metido en una enorme y absurdo pleito laboral, debido a que di de baja a una persona, poco honesta, que la encontré abusando de los equipos que teníamos para trabajar. Eso me impidió, en buena medida, sentarme plácidamente frente al televisor a ver como tronaban cuetes desde Sydney, Australia hasta Porto en Portugal, Ahora te contaré mis vicisitudes del Bicentenario 2010.


Un año y medio antes de los eventos hice la propuesta con palitos y bolitas a un ayuntamiento de una ciudad del país para comenzar por una campaña de reforzamiento de identidad nacional, especialmente en esos lugares en donde se pierde –evito decir el lugar-, siguiendo por una difusión del significado de Bicentenario –en un municipio en donde los conocimientos de historia no llegan a levantar el grado 2 de un universo de 360-, creando rutas que, salidas prácticamente de la nada, harían que los turistas se involucraran con la temática, el resultado fue: No, no tenemos presupuesto.


Seis meses antes del Bicentenario hice la propuesta a otro ayuntamiento de decorar todo el primer cuadro de la ciudad de una manera realmente alegórica, para ir llevando a la gente, poco a poco, a la euforia propia del acontecimiento, propuse la creación de un “altar a la patria”, algo así como un museo efímero en donde se presentarían en cuatro salas el México prehispánico, el colonial, el independiente, el revolucionario y, como colofón, el actual. La respuesta fue peor, pues nunca me dijeron ni siquiera, no gracias.


Cuando oí la convocatoria en la radio de que solicitaban voluntarios para los festejos, envié mi solicitud y me la aprobaron, me tenía que presentar en el domicilio tal, a la hora tal… en la ciudad de México… problema, yo vivo a exactos 333 kilómetros de distancia, así que con las ganas me quedé, tal vez me hubiera tocado ir cargando alguno de esos Pulcinellas o de Botarga (personaje), tal vez de Mojiganga, esos que seguramente viste por la televisión, o mejor aun, en vivo. Pero, pues no se pudo…De que fui en lunes a ver la Expo Bicentenario, eso ya te lo conté, el lunes cierran…


Unos días antes me preparaba para irme a la ciudad de México y pasar allá el 15 y 16 de septiembre, solo que, días antes me vino una Lumbalgia que fue casi mortal y quedé postrado varios días… como quiera, me quedaba la televisión ¿la qué? Si soy anti televisión! En fin, conseguí una, la instalamos, pero como el lugar donde vivo tiene paredes muy altas y hay varias antenas de radio alrededor, la señal no se recibe con claridad, como quiera ya había una televisión.


El miércoles, dentro de mi fervor patrio montamos una comida Bicentenaria, solo que no fue nada plácida pues al final discutí con mi hermana y la amargura de la tarde no me motivó a encender la televisión, es decir, del Bicentenario no vi absolutamente nada, fuera de las crónicas que antes y después se generaron en los periódicos. Como quiera fui al grito aquí en mi localidad, anduve para arriba y para abajo pretendiendo encontrar la “mexicana alegría” de la noche del Bicentenario, escribí un cuento a propósito, luego me fui a la plaza y tocaron puras de Timbiriche y bailé, con todo y dolor de espalda. A las cinco de la mañana me dormí… solo que, como vivo a media cuadra de la plaza, a las 8 a.m. que comenzaron los honores a la bandera, pues ya no pude dormir más…


Sin exagerar pero bien lo podría considerar medio fatídico el día, pues ni una cosa, ni la otra ni nada, al final nada. Como quiera, ayer que abro mi correo veo que un lector, uno de los 62,000 (permíteme presumirte el número) que accedieron a El Bable en el último mes tuvo a bien enviarme sus fotos del evento al que sí pudo asistir en el Zócalo de la ciudad de México, allí en esas fotos fue finalmente que pude apreciar la magnitud del mismo. Agradezco enormemente a Jesús Hernández que me haya hecho llegar las fotografías para compartirlas con todos ustedes aquí. (Por si alguien se lo pregunta, las fotos me las enviaron, decidí ponerles marca de agua solo para dejar el antecedente de que aquí se publicó, ya me sucedió que en un periódico de circulación nacional usaron una de mis fotos sin dar el debido crédito, así, si bien no las tomé, si las estoy publicando aquí.)


Lizardi.

El periodismo insurgente fundó las letras de combate de la prensa en México, pero fue Lizardi quien encarnó la figura del primer periodista de la Nueva España. Más que ningún otro escritor de la época, José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827) es hijo directo de Cádiz: nueve días después del anuncio oficial de la Constitución aparece el primer número de El Pensador Mexicano. Dos meses después de la proclama, Fernández de Lizardi es encarcelado y la libertad de prensa suprimida.

Rafael Pérez Gay

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/49913.html


La “resaca” del Bicentenario

En las redes sociales se mantiene con fuerza la “resaca” de la celebración por el Bicentenario. Tanto en Twitter como en Facebook, el tema es el “Coloso” y la pregunta de qué pensaba el escultor Juan Carlos Canfield, cuando decidió basarse en la fisonomía y rostro de Benjamín Argumedo para hacer la escultura conmemorativa de los 200 años de nuestra Independencia y los 100 de la Revolución Mexicana. A Argumedo hoy se le consigna en textos de historia como el hombre que reconoció a Victoriano Huerta como presidente legítimo, combatió a Francisco Villa, Venustiano Carranza y traicionó a Emiliano Zapata. En la web circulan preguntas como: ¿Por qué un traidor, desertor, antirrevolucionario, para conmemorar las gestas patrias? ¿Por qué le hicieron un monigote de 20 metros de alto y lo levantaron como héroe en medio del Zócalo?

Bajo Reserva-El Universal

http://www.eluniversal.com.mx/columnas/86030.html


Los festejos

Cuando el encargado de la Secretaría de Seguridad Pública del DF hizo la recomendación, pensé que lo que quería era echarle a perder la fiesta al gobierno federal, pues sabemos del pleito casado entre los dos gobiernos y entre las dos comisiones encargadas de los festejos. Cuando Televisa también nos propuso quedarnos en casa, pensé que lo que querían era defender su rating, que cobran espléndidamente con los comerciales. Pero cuando la mañana del día 15, el propio gobierno federal empezó a dejar recados grabados en las contestadoras de los teléfonos de la ciudad de México, para que viéramos el espectáculo pero sin acudir a él, de plano me di cuenta de que la cosa era grave.

Sara Sefchovich

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/49912.html


Templo Mayor

Uno de los aspectos que causaron asombro y admiración en el festejo bicentenario fue la aparición en pleno Zócalo capitalino de El Coloso, con sus 20 metros de altura y sus ocho toneladas de peso. Pero como había dudas sobre su identidad, el ingenio popular ya le encontró una explicación: en realidad se trata del monumento al Ni-Ni.

Sí, porque NI se sabe quién es el monigote, NI se sabe qué diablos representa.

F. Brtolomé

Periódico Reforma, 17 de septiembre, 2010. No te doy enlace porque es solo con suscripción.






Para ver los festejos en Salamanca, Guanajuato, entra aquí:

http://elsenordelhospital.blogspot.com/2010/09/el-festejo-del-bicentenario-en.html

1 comentario:

  1. Bien hecho Señor Bable. Muchísimas gracias por todos tus esfuerzos. ¡Nos vemos para planear El Tricentenario! ¡Viva México cabrones, hiiiiiijos de la chingada!

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