La tradición sigue viva, y por fortuna seguirá. Me sorprendió ver que poco más de la mitad de los grupos de Danza de Matachines en San Juan de los Lagos son adolescentes y niños, eso está garantizando la supervivencia de la tradición, pero vamos por partes, nos encontramos en el segundo centro de peregrinaje mayor de México. Sabemos que la Basílica de Guadalupe es el principal con 15 o más millones de visitantes al año, el segundo es el lugar en donde nos encontramos en este momento: San Juan de los Lagos, el que recibe 6 millones de peregrinos anualmente y el número va en aumento. Pero no estamos viendo la impresionante Basílica de la Virgen de San Juan, sino la Parroquia de San Juan Bautista la cual a lo largo del mes se convierte en un recinto ceremonial dado que el mes de Junio en San Juan, está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.
La semana pasada celebramos el Jueves de Corpus, fiesta en la que, desde la introducción del catolicismo fue la manifestación de la devoción de los gremios que formaban la sociedad de la época. De ese modo sobrevivió en varios puntos de México, como en Pátzcuaro en donde cada Corpus se dan cita todos los gremios en una gran celebración que incluye comida gratis para todos los asistentes. Fiesta de Octava de Corpus que se prolonga durante una semana esa festividad gremial, como es el caso de Salamanca, en Guanajuato.
En Yucatán los gremios toman otro matiz y se integran a las festividades del Santo Patrono de la localidad en la que en una sola fiesta se manifiestan esas asociaciones de artesanos y oficiales de todo tipo de actividades.
Ahora que me encuentro en San Juan de los Lagos veo que el sentido de los gremios es otro en relación a las festividades religiosas pues, me explican, aquí hay dos meses de fiesta continua: Mayo y Junio, el primero dedicado a María, el segundo al Sagrado Corazón de Jesús. Y es así que día con día durante dos meses, se ven, alrededor de las 17:30 horas la salida de los Matachines que encabezan la procesión de cada gremio o asociación hacia el lugar sede, que no es la Basílica, sino la Parroquia de San Juan Bautista.
Notamos una diferencia con los Matachines que vimos en Lagos de Moreno, aquí no aparece el personaje del Charro, también llamado "el Viejo", me comentan que el viejo es eso, el más viejo del grupo y el uso del látigo no es para infundir ningún temor a nadie, es el que va dirigiendo la danza y la danza no es un baile como muchos lo interpretan, que simplemente están moviéndose en pasos ya ensayados, nada de eso, pues esta danza siendo ceremonial tiene un sentido muy específico: es un rezo.
La Danza de Matachines aparece encabezada por un estandarte, el cual los identifica y los une a la vez. El estandarte va asociado a una Parroquia y a un Santo. El estandarte es el símbolo de esa asociación, de esa Danza como genéricamente se les conoce. Y los movimientos que se van realizando cuando se hace una parada en el desfile o ya una vez que llegaron a la explanada del templo, se va realizando en un ir y venir, en dos hileras, en grupos de dos o tres personas que se aproximan al estandarte para saludarlo, para rezarle, (por así decirlo) en pasos que se van sucediendo uno a uno y en grupos que se van siguiendo uno al otro.
El ritmo lo va marcando el compás del tambor. Son dos tamborileros los que con una energía impactante, en momentos solos, en otros ambos al unísono dan ritmos que se interpretan en el movimiento de los danzantes y en una especie de éxtasis llegan a caer pues sus expresiones así lo demuestran.
Ese sonido seco, recio y marcado que van produciendo los tamborileros son los que caracterizan a esta Danza, ni que decir de los sonidos que las maracas y los pequeños arcos que portan, que van orquestando, junto a los tambores un compás que de pronto se vuelve embriagador.
El huarache es de un material rígido. Con él se darán otro tipo de sonidos y esos cañutos que forman parte del decorado del traje, al igual, de acuerdo a los movimientos, irán integrando más y más sonidos a la danza. Danza de vigor y resistencia que se prolonga por horas.
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