viernes, 23 de agosto de 2013

Templo y convento de Tlahuelilpan: Los espacios reducidos. Estado de Hidalgo.

   Tlahuelilpan, "el lugar donde se riegan las tierras", se localiza en la parte sur del valle del Mezquital, quizá sea de allí que su nombre nahua indique eso del regadío de tierras pues, cuando va uno por la carretera de Tula rumbo norte, todo el valle se ve muy sembrado. Tlahuelipan me atrajo al ver en un breve catálogo turístico sobre los conventos del estado de Hidalgo, hacen la anotación que éste tiene la característica de ser de cortas dimensiones, así que hacia allá nos fuimos.

   Por cortas dimensiones debemos entender no que se una construcción pequeña en cuanto a la zona que abarca, sino que, lo debemos entender literalmente, es un convento de muy cortas dimensiones el cual se construyó entre 1560 y 1570 y, a diferencia de los portentosos conventos agustinos en donde el lujo, la elocuencia y la abundancia se nos muestra, aquí es todo lo contrario, es modesto, pequeño, y de cortas, insisto, dimensiones. En esta fotografía podrás ver la puerta de acceso al lado derecho de la capilla abierta, es en verdad reducida.

   Seguramente has visitado algún ex convento en donde al entrar a las celdas tienes que bajar la cabeza debido al tamaño reducido de la puerta. Esto se hacía para recordarles a los frailes la humildad, la obediencia, el andar con la cabeza gacha. En el convento franciscano de Tlahuelipan el andar con la cabeza gacha es cosa normal, para eso fue construido de la manera en que se construyó.

   Interesante en verdad es la capilla abierta, seguramente el oficio divino se hacía allí y en toda la plaza, que seguramente fue transformada en atrio, miles de otomíes se cogregaban, notamos ese estilo primitivo, con una marcada influencia del estilo indígena.

  Y al entrar allí, en lo que fue el convento de San Francisco de Asís de Tlahuelilpan, más vale andar con la cabeza gacha pues de lo contrario te darás un porrazo contra el claro de la puerta. Si extiendes los brazos tocarás la columna de la arcada con la pared y si los levantas tocarás el techo, las bóvedas; pues el espacio es reducido. Aquí lo que nunca se consideró fue la escala humana. Dejo mis comentarios y te comparto las fotos, solo una observación: en el templo, hay una cenefa que, a diferencia de otros recintos, ésta se localiza en la parte alta, no es un trabajo en el habitual blanco y negro de la época, por el contrario, está lleno de color. A pesar del corto espacio, este convento de Tlahuelipan, bien vale la pena una visita, es sorprendente.





 







 
 





 


 


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