viernes, 30 de agosto de 2013

El hermoso valle de Salamanca se comienza a vestir de tonos ocres.

  El tema que pensaba tratar el día de hoy, la verdad no sabía cual sería. Pensé en compartir uno de los cuentos que me dieron una ligera fama hace algunos años en el que bien se puede entender como el antecedente más antiguo de El Bable, cuando escribía, a mano y todos los viernes (como hoy... casualidades de la vida) una publicación que se llamaba La Gazeta del Sábado. La escribía en viernes para que se leyera el sábado. Luego de mucho tiempo me enteré que en el México virreinal hubo una Gazeta de México, con z, que era el medio de comunicación en el reino... otra casualidad de la vida.

   De lo que hoy se trata es de celebrar, de celebrar muchas cosas, principalmente la vida, pues, el subtítulo de éste Bable es precisamente eso: "el pasado perfecto del futuro incierto del verbo vivir", el verbo vivir que para mi significa voltear a ver las tantas maravillas que tenemos en rededor y, por estar enfrascados en problemáticas existenciales, regularmente absurdas, no le ponemos la debida atención. Eso lo aprendí un día en el que, luego de un permanente encierro (ni voluntario, ni a la fuerza, meramente circunstancial) me dijeron: ¡vámonos al Bable! Allí fu donde comencé a apreciar la fuerza de la naturaleza, su colorido, sus formas, su estética y, claro es... los pasajes históricos que por esos caminos pasaron.

  Hoy, seguramente a las 12:30 horas de este día, estaré llegando a los tres millones de visitas a este Bable, eso para mi significa mucho, significa que esa obsesión de sentarme frente a esta pantalla cinco, seis, diez o doce horas cada día y sacar al menos un artículo tiene una aceptación, ese gasto de horas que desde hace cinco años hago están sirviendo de algo. Han servido para hacer tareas escolares, han servido para sustentar tesis, para documentar trabajos de investigación al incluir una de mis fotos, han servido para indicarles a algunos que hay una manera más interesante de ver las cosas, cuando evitamos el todo y nos vamos a la parte. Han servido para recordar los años de infancia, para revivir los sitios por donde algún abuelo de algún lector pasó. En fin, han servido para mucho, de eso me he dado cuenta.

  Pero ese futuro incierto en el que estamos inmersos me dio, una vez más, la pauta a seguir. Todo comenzó el último domingo, día en el que no tengo acceso a línea de Internet, día en que, por algunas horas hay silencio y tranquilidad en esta parte en donde ahora vivo. No había amenaza de lluvia, aunque sí estaba muy nublado, entonces fue que decidí incursionar por el valle de Salamanca. Término por cierto en desuso, pues todos por el Bajío ubican un solo valle, el de Santiago, pero tiempo atrás, había otro al norte, al norte del río Lerma, dado que el de Santiago está al sur; ese era el valle de Salamanca. Para allá me fui.

  Estos rumbos, te lo comenté una vez hace ya tiempo, solían vestirse de tres tonos distintos en épocas muy bien marcadas, épocas en las que aun no conocíamos, ni teníamos la más remota idea del cambio climático; se sembraba, básicamente, trigo,sorgo y maíz; por lo tanto el colorido iba de un verde tierno sublime a un dorado impresionante en el tiempo del trigo. Venía luego la época, como la de ahora, en que el campo se teñía de verde, comenzaba a surgir un ligero amarillo que poco a poco subía de intensidad hasta llegar al naranja o al café, esa era la época del sorgo. Seguía a un verde que, en crescendo llegaba a la maduración del maíz y aquello se convertía nuevamente en dorado, era la época del maíz. Vendrían luego los tiempos en que las tierras se reposan y reaparece esa tierra negra la más feraz que se conoció en la Nueva España.

  Las cosas han cambiado un poco, ya no son solamente estas tres las siembras básicas en el valle de Salamanca, hay de brócoli, de espárrago, de garbanzo y de tantas cosas más que, aunque muchos no lo quieran ver, la verdadera vocación de este valle no es la industrial, sino la agrícola y pase lo que pase, una de las cosas que no se podrán negar es que el valle de Salamanca es de una absoluta y total belleza como esto que ahora estas viendo. En el horizonte, al norte, la Sierra de Codornices, al sur los mogotes de las erupciones volcánicas de hace millones de años, al este el cerro Gordo y al oeste la loma de Flores. 

  Así pues, este día, 30 de agosto de 2013, día de Santa Rosa de Lima, la primera rosa del jardín del Nuevo Mundo; día en que llego a los tres millones de visitas en El Bable,  te invito a que veamos una cosa verdaderamente hermosa: el valle de Salamanca. Dicho con otras palabras: hoy nos quedamos en casa.

























7 comentarios:

  1. Benjamín, no es para menos que tengas tanto éxito y visitantes. Desde que descubrí tus blogs, sin saber que me encontraría con la coincidencia de ser paisanos, no he dejado de ser tu lectora de cada día. Como te comenté alguna vez, mi cosmovisión es diferente, tiene un antes y después de El Bable y aunque tu espacio no lo he aprovechado como un estudiante de los que citas, me he vuelto uno de ellos. Me he sentado a escucharte casi como en conferencia, como si leyendo, te escuchara exponerlo; como si viendo tus fotografías, pudiera descubrir nuevos espacios o repasar los sitios conocidos, pero con otra manera de contemplarlos. Indiscutiblemente después de leerte, uno se lleva algo, ya sea aprendizaje o reflexión y hasta admiración por tu capacidad de ofrecer temas diferentes, siempre tan completos, tan adecuados, como si lo que explicas fuera justo lo necesario para que ni sobre ni falte la información, aderezada siempre por las fotografías, que para los que hemos aprendido a interpretarlas, vemos con cada ángulo, con cada toma, eso que quieres compartir.
    Así que enhorabuena, seguro cada uno de tus seguidores habituales y los que te descubrirán, seguiremos pendientes de las entregas diarias a tu blog.
    Un abrazo!

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  2. Benjamin, felicitaciones y agradecimientos por la magnifica labor que estas haciendo. Desde que conoci El Bable y tus otros blogs me animaron a tratar de conocer mas de temas historicos pues lo que escribes facilita enormemente su busqueda, ahora cada que necesito una informacion en particular tomo tus blogs como punto de referencia. Respecto a las fotos aqui expuestas todavia se me hacen familiares y aun sigo reconociendo algunos lugares que en ellas aparecen, lo que significa que todavia sigo perteneciendo a esa tierra salmantina.

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  3. ¡Enhorabuena, Benjamin!...Creo que Tere Garcia Ahued ya lo dijo todo, y aunque no soy salamantina, soy mexicana (por elección, no por accidente), paisana también. Tus artículos y fotografías nos conecta a todos tus seguidores, evocando emociones, despertando curiosidad, y confirmando lo bello que es nuestro Mexico. ¡Gracias por compartir!

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  4. Felicidades y dejame decirte que tu blog fue en cierta medida la inspiracion de que me convirtiera en un caminante de panteones, especialmente tus recorridos de los cementerios de mi amada Baja California Sur. Gracias por despertar en mi al Panteonero. Mil felicidades y espero ver miles de notas y fotos mas en tu blog.

    Con agradecimiento.
    Alejandro

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  5. 3.000.000 millones de visitas, WOW! Si por cada visita se aportára ¢ 1.00, tendrías lo suficiente para seguir con tus investigaciones y publicaciones.
    Enhorabuena, Benjamín.

    4 años caminando con el Bable.

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  6. Me agrego a quienes te felicitan por alcanzar la cifra de tres millones, (que fácil se dice). Quiero dar mi humilde reconocimiento para tu gran trabajo porqué como te escribí hace más de un año encontré tu blog por (bendita) casualidad y cuando empecé a leer tus notas quede atrapado y desde entonces te he seguido a diferentes velocidades pero siempre con gusto y disfrute pues todo lo que aquí leo me parece que lo platica un buen amigo que además de todo es un maestro con amplio dominio en una vastedad de temas que hace de la variedad una de las grandes virtudes de El Bable que incita a viajar, a conocer pero sobre todo a VER. ¿Cuántas veces he dicho?: ¿Pero si esto siempre ha estado ahí?, ¿cómo es que nunca lo note?. Te agradezco la atención a mi breve comentario y espero un día estrechar la mano del Amigo Benjamín Arredondo.

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