Mejor día no puedo elegir para hacer esta especie de disertación sobre la Santa Iglesia Católica, y más que de la Iglesia, de sus santos varones que, por alguna u otra circunstancia llegaron a México entre el siglo XVI y el XVIII o, en todo caso, que aquí nacieron, específicamente en el XVI y que por esas curiosidades de la vida o esos "intrincados caminos del Señor" fueron llevados a los altares o están siendo llevados a los mismos, unos ya como Beatos, otros como Santos y algunos en "Causa", es decir, en procesos de beatificación.
Y digo que mejor día no puedo elegir porque hoy, 26 de agosto, la Iglesia Católica celebra a Fray Junípero Serra, nacido en la isla de Mallorca en 1713, muerto en Monterey, California en 1784; que fue beatificado el 25 de septiembre de 1988 por Juan Pablo II (también beato), la razón de esta beatificación se debe, principalmente, a las acciones de Fray Junípero en la Alta California, pues fue él quien inició las fundaciones de los nuevos centros de población en esa parte de la Nueva España, que ahora es la California norteamericana. Recordamos también que el beato fundó varias misiones en la Sierra Gorda de Querétaro, una de ellas lleva su nombre, Jalpan de Serra, Landa, Concá, y Tilaco.
Así que, si nos ubicamos en la época vemos que el beato Junípero estuvo en México de 1749 a 1768, plena efervescencia del barroco, mitad del siglo XVIII; años antes estuvo en México otro español que adquirió también el grado de beato, este fue Sebastián de Aparicio, el nació en Orense, en 1502, y murió en Puebla en 1600; su beatificación fue en 1789, tanto él como Serra eran Franciscanos. De Aparicio se dice que fue el constructor del Camino Real de Tierra Adentro.
Este es un caso más particular aun, se trata del beato Juan de Palafox y Mendoza que fue Virrey de la Nueva España, aunque lo fue por poco más de seis meses solamente, como quiera, uno de los 66 virreyes de estos lares tiene ahora el grado de Beato de la Iglesia Católica. El nació con el siglo, en 1600 y murió en 1659, en España. En México estuvo como obispo de Tlaxcala y de Puebla. Fue beatificado por Benedicto XVI en 2011. El pleito que tuvo con los Jesuitas dio, de algún modo, inicio a la idea de la expulsión.
El padre Eusebio Kino, nacido en una parte de Italia que entonces pertenecía a Austria en 1645 y que murió en Sonora en 1711 es uno de los Jesuitas más conocidos en México. Fue el iniciador de la evangelización en la Baja California pero solo estuvo poco tiempo allí, en cambio en la Pimería, eso que ahora conocemos como Sonora, su huella fue profunda, así mismo en Arizona. En la actualidad se encuentra en causa, es decir, en proceso de beatificación.
Otro personaje que se encuentra en proceso de beatificación, español del siglo XVI, es don Vasco de Quiroga, quien dejara profunda huella con la creación de sus hospitales. Una de las cosas que no entiendo es la razón por la cual, estando aun en causa, en la Catedral de Zamora, Michoacán, le tienen ya levantado un altar. Se dijo que sería en Julio pasado que se definiría si la causa prosperó o no. Para leer al respecto entra aquí.
Un caso más, pero de mexicanos, se trata de los llamados Niños Mártires de Tlaxcala, que son Cristobalito, Antonio y Juan, beatificados por Juan Pablo II en una de sus visitas a México en 1990, el día de su fiesta es el 23 de septiembre, para leer más sobre ellos, entra aquí.
9 de diciembre se estableció como el día de la conmemoración de Juan Diego, el cual creo que perdió ese nombre tradicional y se le dio el de Cuahutlatoatzin, "el águila que habla". Su beatificación la vi por la televisión en una ceremonia encabezada por el entonces papa, Juan Pablo II. Este si que fue un proceso rápido pues para 1990 fue declarado beato, y en 2002 era ya santo, lo que creo quedó en el abandono fue el proyecto de transformar el Cine Lindavista en su Santuario.
Y en aquella emotiva ceremonia, que dicen costó 450 millones de pesos (Proceso dixit) no solamente se canonizó a San Juan Diego Cuahutlatoatzin, sino que también se beatificaron a los mártires oaxaqueños, Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles. Quienes fueron muertos en 1700 defendiendo su fe Católica. Más sobre ellos aquí.
Y para concluir esta remembranza Colonial relacionada con la Beatificación y Santidad, no podemos dejar de mencionar a San Felipe de Jesús, el protomártir mexicano, también del siglo XVI, que fuera martirizado en Japón. Su martirio ocurrió en 1597, su beatificación se dio en 1627 y su canonización fue en 1862.
Y de nuevo volvemos a la extraña filia que tenemos en México con los muertos y sus huesos y sus recuerdos y esa especie de necrofilia, tan presente en la Iglesia y en ciertas festividades civiles, como lo fue durante el traslado de aquí para allá y luego de regreso, de los cráneos de los "campeones" (así les decían en el siglo XIX), cuando fueron los festejos del Bicentenario.
Muy en lo personal, esta ceremonia, que la vi por televisión en 2002, ha sido una de las más emotivas y espectaculares que he visto en mi vida, relacionadas al culto... esa Danza de la Pluma en el pasillo central de la Basílica de Guadalupe fue algo en verdad soberbio...
¡Habemus Sanctus et Beatum!
No hay comentarios:
Publicar un comentario