“Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo -aquel que anteriormente había ido a verle de noche- con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado…”. (Jn 19, 38-41)
"José de Arimatea es un personaje bíblico que, según la tradición cristiana, era el propietario del sepulcro en el cual fue depositado el cuerpo de Jesús después de la crucifixión. Otras tradiciones le atribuyen el traslado del Sudario, el Grial y otras reliquias desde la ciudad de Jerusalén a otros sitios en la cuenca del Mediterráneo. José de Arimatea era hermano menor de Joaquín, el padre de la Virgen María, lo que lo convierte en tío abuelo de Jesús[cita requerida]. Se convirtió en tutor del nazareno después de la temprana muerte de San José, el esposo de María. Era miembro del Sanedrín, el tribunal supremo de los judíos, y decurión del Imperio romano, una especie de ministro, encargado de las explotaciones de plomo y estaño. Un «hombre rico» según San Mateo; un hombre «ilustre» según San Marcos; «persona buena y honrada» según San Lucas; «...que era discípulo de Jesús» según San Mateo, «pero clandestino por miedo a las autoridades judías», según San Juan. Lo cierto es que los cuatro evangelistas coinciden en contar el mismo episodio donde intervino San José de Arimatea. Jesús acaba de morir en la cruz, Pedro renegó de él por tres veces en público, los apóstoles se dispersan, pero este hombre solicita al procurador romano Poncio Pilato que le permita dar sepultura al cuerpo de Jesús. Con la ayuda de Nicodemo, desclava el cuerpo de la cruz y lo sepulta en su propia tumba, un sepulcro nuevo, recién excavado en la roca, donde se encuentra la basílica del Santo Sepulcro. Lo envolvieron en lienzos de lino y lo colocaron en la tumba con una gran piedra en la entrada. Por esto, la tradición católica lo tiene como patrono de embalsamadores y sepultureros". (Wikipedia)
"San Nicodemo es el nombre de un judío que aparece en el Nuevo Testamento cristiano, importante por ser el protagonista de un profundo diálogo con Jesucristo. Según el evangelio de san Juan, Nicodemo era un rico fariseo, maestro en Israel y miembro del Sanedrín. De él, añade que era «principal entre los judíos».1 Este hecho hace que sea muy apreciado entre los cristianos pues Nicodemo, al igual que Pablo de Tarso o José de Arimatea, representan al sabio judío versado en la Ley que reconoce en Jesús al Mesías y se hace su discípulo. Suponen por tanto un espaldarazo a favor del cristianismo. En la Iglesia católica es venerado como santo, y el Martirologio Romano lo celebra el 3 de agosto. En cambio, la Iglesia copta celebra la fiesta del santo el 25 de julio". (Wikipedia)
Toda esta selección de fotografías que ahora comparto contigo las he tomado durante más de un año en distintos puntos de México, todas se refieren al Santo Entierro y todas tienen una constante: las encontré en templos construidos en el siglo XVI. Michoacán, Hidalgo, Ciudad de México, Puebla, Veracruz y Yucatán son los Estados en donde los vi y en los que, efectivamente, hubo una primera ola de evangelización una vez que los Franciscanos, principalmente, comenzaron a esparcirse por los cuatro vientos. El Corpus era la fiesta religiosa más alegre y vistosa de todo el año, la Semana Santa la más sentida y, en calidad de obligatoria la asistencia y participación de todos. En cada pueblo había un punto llamado El Calvario que era a donde se dirigían esas procesiones.
La tradición continua por todo México, este mediodía en infinidad de lugares se hizo la representación de la Pasión de Jesús. En una buena cantidad de lugares se realizarán las Procesiones del Silencio, parte de esa nueva visión, más que religiosa, turística que se ha dado en nuestro país. Una de ellas, la de Salamanca.
La Saeta.
Dijo una voz popular:
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?
Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar.
Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.
Cantar de la tierra mía
que echa flores
al Jesús de la agonía
y es la fe de mis mayores.
¡Oh, no eres tú mi cantar
no puedo cantar, ni quiero
a este Jesús del madero
sino al que anduvo en la mar!
Antonio Machado.
El Cerro de la Estrella, en Iztapalapa.
Por favor, donde se enquentra el Santo Entierro en arriba con los muchos corazones de oro? Gracias
ResponderEliminarHace varios años que tomé esa foto, creo se localiza en el templo de la Profesa en la Ciudad de México.
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