La razón por la cual llegué a Taxco fue una y bien clara: conocer a fondo (o lo más posible) el templo de Santa Prisca. Ese día era un lunes, no vi mucho del camino pues venía en realidad cansado, atravesar la ciudad de México a las 5 de la mañana de norte a sur consume estabilidad, pero, lo reconozco, el trayecto fue sumamente tranquilo y rápido, a esa hora el tránsito vehicular es más bien reducido. El tranvía en el iba era el primero de la mañana, era pleno verano, así que el clima con una chamarra era más que tolerable. El amigo con el que viajaba (que sabía bien de ese servicio se bajó en la estación Bellas Artes, desde allí puse un poco de más atención pues por la parte del eje 1 que pasábamos no era nada conocido para mi. Llegué a Taxqueña, la terminal del Sur y esperé un poco para la salida del primer autobús a Taxco, sólo abordé, me recosté y me dormí, luego de tres horas, tal vez menos, llegamos a Taxco, lo primero era encontrar un hotel. Uno en el centro y de precio moderado, dí con uno que fue todo para mi pues yo era el único huésped, Taxco es más bien destino de fin de semana, y más aun, la temporada de vacaciones había concluido el domingo anterior, ese lunes todos regresaban a las escuelas así que todos los centros turísticos estaban vacíos.
A las diez de la mañana estaba ya instalado, en un hotel que aun no estaba terminado pero que tenía todo lo necesario, con entrada totalmente independiente, como si fuera un departamento, así que, solo dejé mis cosas, me refresqué un poco, no busqué café (indispensable para mi al comenzar cada día) pues ese ya me lo había tomado mientras esperaba la salida del autobús en México así que salí a descubrir Taxco pero más bien enfilé directo a la parroquia, era mucho el interés que tenía en conocerla, entré y se me cayó encima (metáfora), es decir, es tanto, tanto lo que allí hay que de inmediato planeé visitarla las más veces posible para tratar de asimilar todo lo que allí dentro hay.
Esa primera visita fue de reconocimiento general, por la tarde regresé para ponerle atención a determinados altares, al día siguiente volví, mañana y tarde. El tercer día repetí, una visita por la mañana y otra por la tarde, ya para el cuarto día sólo fui por la mañana pues de ahí me seguí para la terminal de autobuses y continuar mi viaje. En una de las visitas vespertinas quedé extasiado... o algo más que eso pues eran las cinco de la tarde, no había una sola alma allí dentro y la entrada de luz era excepcional, fue por eso que pude captar estas imágenes:
Mucho muy interesante, que embidia tener el alma libre para hacer lo que Ud. hace. Ojala Dios le de mucho mas vida para disfrutar de sus lindos articulos que publica. Gracias
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