Como lo mencioné hace poco (y lo vengo diciendo desde hace un año), estoy inmerso en la documentación de datos asociados a la creación de ranchos y haciendas en la zona de Salamanca, en el Bajío, en los últimos meses me he analizado cientos de páginas de los libros parroquiales, esto ha sido una... "segunda temporada" pues hace dos años lo hice con los registros del siglo XVII, ahora estoy con los del XVIII y voy encontrando cosas curiosas que quiero compartir contigo que visitas El Bable con frecuencia, recordándote que estamos próximos a cumplir los 7 años de existencia. Lo primero que vemos es esta anotación del bachiller y licenciado, D. Diego de Estrada que le pareció prudente anotar en el registro que esta infanta, María de Jesús, que nació con dos dientes.
Este es el registro de unos gemelos, había visto que anotaban "del mismo vientre", en este caso la anotación es la de "uterinos".
Este registro aparentemente no tiene nada de particular, es de un indio al que se le nombró Joseph Ramón, se marca todo lo requerido, fecha, lugar, cura, padres, padrinos... y es justo en los nombres de los padrinos que veo algo curioso, pues la madrina se llamaba Guadalupe Europa, era una india vivían por los rumbos de Las Cruces, en Salamanca. Nunca había visto el nombre Europa como nombre católico.
En reiteradas ocasiones te he recomendado ver la película El baile de San Juan, allí se expone con claridad el problema de castas, de sangre, de realeza que había en Nueva España. Aquí lo vemos contundente con ese manchón de tinta, el cual borraba de tajo la anotación que el Cura había hecho de que se sabía quién era la madre pero no el padre, se le había anotado (creo) que era mestiza, pero luego se borra (a la izquierda) y se hace una anotación encima diciendo "española", eso le cambió la vida a María Phelipa, sin duda...
Aquí vemos como el ser "hijo de padres no conocidos" es decir, un expósito o "hijo de la iglesia", era un lastre con el que se cargaba toda la vida como fue el caso de Barthola, que no era ni mulata, ni mestiza, ni castiza, ni loba, ni coyota, era corota. No entiendo el término, nunca lo había escuchado en el complicado sistema de castas novohispano. Corota es la cresta del gallo.
Este registro de octubre de 1702 corresponde a una niña expósita a la que pusieron por nombre el de María de Guadalupe, el cual nos demuestra como ya se había difundido el culto de la aun no patrona de México.
Comenzado el siglo XVIII los registros nos recuerdan a ciertos pasajes de la Biblia en donde decía hijo de... hijo de.. hijo de... dando así sus linajes, y aquí vemos que el cura hacía precisamente eso, dar los nombres de los padres, de los abuelos y en ocasiones de los bisabuelos. Aparece un personaje en el registro que ahora vemos que era Don Blas de Castilla, cuyo cargo era el de Receptor de los ¿? rumbo de la Real Audiencia.
De pronto aparece el chisme. Sí, pues como se había registrado a esta criatura, que le pusieron por nombre Nicolás, que era un mulato, es registrado "de padres no conocidos", luego se supo quién era la madre y se anota así "Ya se supo..." quizá nos venga de ahí ese deporte nacional de chismear y meterse en las vidas ajenas.
El estricto sistemas de casta de la Nueva España tenía relegados a los indios, para ellos había un libro especial, solamente se anotaban allí a los indios, en el otro libro iban españoles, mulatos, mestizos, y demás mezclas con negros y con españoles, pero si eran indios puros, esos debían ir al libro que les correspondía. Al grado que se hacían anotaciones como esta, luego de que, en las revisiones de lo anotado, detectaban que por error se habían anotado en el otro libro, de inmediato venía la aclaración. No nos extrañemos que hoy día sigamos relegando a los indios a un muy segundo plano por no decir cosas peores.
Este último registro lo dejo para mi archivo personal (que en ocasiones se vuelve público) pues es de los primeros registros del siglo XVIII en el que aparece el apellido Redondo, el cual he identificado como el antecedente de Arredondo, y veo (con sorpresa) que el segundo Redondo que aparece en Salamanca se llamaba Joseph Martín Redondo y que era hijo (ahí va la sorpresa) de Francisco Martínez Redondo, por lo que intuyo que Joseph, cambió el apellido por nombre y dejo el segundo apellido como primero, es decir, de Martínez lo pasó a Martín, y dejó Redondo como su nombre oficial.
He visto más, muchas más curiosidades, pero esas mejor las dejamos para el multicitado libro del cual me encuentro actualmente en la parte documental, ya te diré cuando hay salido de la prensa.
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