A Taxco llegué atraído por su monumental iglesia: la parroquia de Santa Prisca, el impacto de estar frente a ella fue grande y el entrar a ella lo puedo catalogar como sublimación, pues es tan rico el decorado que los ojos nos tenemos acostumbrados a ver tanta belleza junta. Y lo que hoy veremos es algo muy específico: su cruz atrial.
Esta cruz, que le noto un ligero parecido con la de Mañozca, esa que fue retirada de Tepeapulco para llevarla a la Catedral Metropolitana de México, pues es totalmente lisa, si bien el pedestal es toda una alegoría propia del barroco. Está colocada en el ángulo derecho del atrio, al sur poniente y tiene un ángulo en el que se puede apreciar solamente ella, sale de sobra decir que el haberla colocado allí es una solución acertada de espacio pues, dado que el atrio es más bien limitado y de forma rectangular sería imposible colocarla al centro, como habitualmente se colocaban.
El balance que acertadamente encuentra el arquitecto Cayetano de Siguenza (seguramente hermano del don Carlos) es poniendo una magnífica escultura (próxima publicación) del Arcángel San Miguel, justo en el ángulo nor poniente (ojo, lo de norte y sur lo estoy calculando, no lo sé a ciencia cierta).
Esta cruz atrial nos traslada al otro concepto que de ella había, que no tenía que estar precisamente al centro, sino a un costado del atrio, me hace pensar que las cruces centrales estaban más bien asociadas a los atrios-cementerios y las que van hacia un ángulo eran en el propio atrio del templo, sin que existiera allí un cementerio.
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