sábado, 30 de mayo de 2009

La presencia Franciscana en Acámbaro, Gto.

El desarrollo y crecimiento poblacional de Acámbaro vio la necesidad de construir un Templo mas grande, así como un convento que tuviera mayor tamaño de acuerdo a las funciones que allí dentro se realizaban, el Templo de San Francisco comenzó a levantarse en 1734, se llevó nueve años su construcción.


Su interior es de impactante pulcritud, está pintado en un tono rosa por demás particular, el llamado “palo de rosa” que hace resaltar el trabajo en cantera de estilo neoclásico, el que fue muy difundido en todos los templos de la zona del Bajío.

El púlpito catalogado como del orden del Renacimiento es de forma hexagonal con seis medallones que retratan a los Doctores de la Iglesia: San Gregorio Magno, San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo, San Atanasio, San Juan Crisóstomo. Por cierto, en la actualidad son 33 los que se consideran Doctores de la Iglesia, entre ellos 3 mujeres Santa Teresa de Ávila, Santa Catalina de Siena y Santa Teresa de Lisieux.

El altar mayor manteniendo ese neoclasicismo es, sin lugar a dudas uno de los mas hermosos que hay en el Bajío, sus líneas suaves y contrastes marcados entre el rosa, el dorado y el color gris de la cantera lo hace único. Aquí en Acámbaro es donde su menciona mucho en las descripciones del estilo de las construcciones el llamado orden toscano, el cual forma parte del estilo clásico. Este templo está dedicado a María Refugio de pecadores, es decir, Nuestra Señora del Refugio. "Es de 1843 o 1845 que data la imagen de María, Refugio de Pecadores, que venera con particular ternura la parroquia de Acámbaro. Los Jesuitas, al disolverse la Compañía de Jesús, (se refiere a la expulsión de 1768) donaron una imagen a los religiosos franciscanos del Colegio Apostólico de María Santísima de Guadalupe, de Zacatecas. Estos Padres hicieron entonces varias copias para sus misiones y una –tomada de éstas últimas- fue llevada a Acámbaro. La devoción de María en esta bendita imagen creció poderosamente cuando fue implorada su valiosa protección, por medio de una procesión pública, a causa del cólera morbo que enlutaba los hogares". Dato tomado de Álbum Jubilar de la Arquidiócesis de Morelia, Fimax Publicistas, 1949.

El convento de San Francisco se levantó también en el siglo XVIII, manteniendo los cánones establecidos a la época. Resulta interesante ver cómo sobrevive aun la antigua influencia árabe que marcaba la existencia de 4 árboles en cada uno de los ángulos del patio central. Aquí existe aun el naranjo que va ya por su segundo centenario. La visita a este convento nos exige aguzar la mirada para identificar a los doce santos cuyas esculturas se levantan en la arquería superior, San Francisco, la Inmaculada, Santo Domingo, San Buenaventura, San Antonio, San Pascual, San Elcario, San Luis Rey, San Roque, Santa Isabel de Hungría, Santa Clara y Santa Isabel de Portugal son reconocibles porque todo santo siempre tendrá un objeto o una actitud que lo hace único e identificable. (¿Elcario? Si, el nombre es correcto, este es un Santo italiano, 1285-1323. Su celebración es el 27 de Septiembre.)

La parte alta del convento encontramos este nicho con la Virgen de Guadalupe, tiene varios detalles interesante, sus columnas, del estilo estípite, son características del Plateresco, al centro, arriba del nicho vemos el escudo Franciscano coronado y en la parte superior el pelícano, símbolo del amor supremo, me sorprendió ver en Acámbaro varias esculturas con esta representación, es una historia fascinante, si te interesa leerla, aquí está en El Bable:
http://vamonosalbable.blogspot.com/2009/02/el-pelicano.html

Pieza única que encontramos en el Convento de San Francisco es la pila de agua bendita, esculpida en una sola piedra. Su estilo es también Plateresco.

En lo que fueron en su tiempo las huertas del convento, se levanta la llamada Fuente Mudéjar, la que sirviera como punto de abastecimiento para la población, se dice que fue construida cuando el primitivo convento estaba en función, es decir, hacia 1610. Luego de proclamadas las leyes de Reforma y la consecuente secularización de los conventos, pasó a ser propiedad privada, se dice que las familias Paulín y Chacón fueron los últimos propietarios antes de ser adquiridos por el Municipio para construir allí el mercado Hidalgo. La fuente quedó dentro de las instalaciones siendo protegida por un barandal de fierro y rodeada de puestos de comida.

El estilo mudéjar es donde se incluyen ornamentaciones árabes, producto de la herencia de los ocho siglos de presencia musulmana en España, misma que llegó a México junto con los diseñadores del siglo XVI, en su construcción se utilizó argamasa de ladrillo molido, yeso, cal y barro vidriado. Se puede observar claramente el anagrama de María, con el tiempo le agregaron la palabra AVE en la parte superior. Indudablemente que en Acámbaro hay mucho que ver, como dato importante anoto que me hospedé en el hotel Posada Virrey de Mendoza, los precios son increíblemente bajos, una habitación cómoda, bastante limpia… ¿más motivos para visitar Acámbaro? Sigue leyendo El Bable.

viernes, 29 de mayo de 2009

Historia del PAN de Acámbaro

Son tiempos electorales, lo sé, así como supongo que el impacto de la foto te hace pensar que es un montaje, bueno, no lo es, así me lo encontré, haciéndole bola a los azules, se antoja increíble pero la prueba está aquí. Bien, por historia del pan no me refiero a la del partido, sino a la del pan de Acámbaro, cosa que lo hace destacar entre la mayoría de panaderías del Estado, el pan de Acámbaro llega también a las ferias pues la demanda es grande por su sabor, consistencia y es una de las tradiciones que sigue manteniendo la población.

La historia del pan de Acámbaro aquí la encuentras:
http://www.acambaro.gob.mx/municipio/pan.htm

Acueducto de Acámbaro, una joya en el olvido

De los ejemplares construidos durante el XVI y XVII, el humilladero en el acueducto de Acámbaro es uno de los pocos que quedan en México, esta era la entrada original al pueblo, la cruz no es la original y el pedestal fue convertido en fuente.

El agua es el elemento inherente a todo desarrollo humano, sin el liquido simplemente la vida no se da, esa fue la primera necesidad que los franciscanos vieron en Acámbaro pues a pesar de haber hecho la traza del pueblo muy cerca al cauce del río Lerma, era necesario llevar agua a la población, para ello aprovecharon el declive natural y los manantiales existentes a pocos kilómetros de distancia, en Tócuaro, para abastecer de agua a la población, corría el año de 1527 cuando Fray Antonio de Bermul comenzó la acequia que llevaría el agua a la llamada Toma de Agua a escasos kilómetros de Acámbaro.

En la actualidad las acequias y las primeras canalizaciones están en desuso y han sido cubiertas de planchas de cemento como se puede apreciar en la foto. Los vestigios del siglo XVI, XVII y XVIII están desapareciendo poco a poco.

No habían pasado cincuenta años de la fundación, cuando en España se veía la necesidad de tener más pobladores en las ciudades del Nuevo Mundo y en 1573 se dicta la ordenanza en el que «Don Felipe, por la Gracia de Dios, Rey de Castilla, León, etc. A los Virreyes, Presidentes, Audiencias y Gobernadores, de las nuestras Indias del Mar Océano y a todas las otras personas a quien lo infrascrito toca y atañe y pueda tocar y atañer en cualquier manera: sabed, que para los descubrimientos y nuevas poblazones y pacificaciones de las tierras y provincias, que en las Indias están por descubrir, poblar y pacificar, se haga con más facilidad y como conviene al servicio de Dios y nuestro y bien de los naturales, entre otras cosas hemos mandado hacer las ordenanzas siguientes: a los que se obligaren hacer la dicha poblazón y lo hubieran poblado y cumplido con su asiento, por honrar más sus personas y descendientes y que de ellos, como primeros pobladores, quede memoria, los hacemos hijosdalgo de solar conocido a ellos y a sus descendientes legítimos, para que en el puesto que poblaren y en otras cualesquier partes de las Indias, sean hijodalgo y personas nobles de linaje de solar conocido y por tales sean habidos y tenidos y gocen de todas las gracias, honras y preeminencias y puedan hacer todas las cosas que todos los hombres hijosdalgo y caballeros de los Reinos de Castilla, según leyes, fueros y costumbres de España, pueden hacer y gozar”. Se daba paso a la creación de la sociedad mexicana. (tomado de un estudio hecho por Sergio Antonio Corona Páez de la Universidad Iberoamericana de Torreón)

De las catorce ermitas que se construyeron originalmente, solo quedan tres, hay quienes las quieren tapar o destruir en todo caso.

Dos siglos más tarde, ante el crecimiento poblacional y la necesidad de más agua sucedió que “en 1774 se procedió a perfeccionar el canal del agua e inició el acueducto que arranca de la plazuela de la Soledad por la que en aquellos tiempos se llamaba la calle de la Amargura, por estar construidas en ella las Ermitas del Viacrucis que se acostumbraba rezar, de la Parroquia de San Francisco al Templo de la Soledad. El Templo comenzó a construirse a finales de 1790, la razón para levantarlo fue para atender las necesidades espirituales de un grupo de indígenas otomíes que antes de la fundación ya se encontraban en ese lugar y que eran los que se encargaban de vigilar la acequia del agua potable que venía de Tócuaro, desde ese tiempo se puso al pie del cerrito de la Soledad una “ventosa” o registro del acueducto”. Según lo comenta Fray Carlos Ríos en su libro.

La “ventosa”, obra de ingeniería colonial ha sido convertida en pequeña capilla, toponeada completamente con cemento.

El acueducto que surtió de agua durante varios siglos a la población es, en la actualidad víctima de la inconsciencia le los habitantes, se han levantado paredes sobre él o apoyándose encima, no se han respetado los límites de propiedad. En el libro de Fray Carlos Ríos, Amanecer de un pueblo, menciona: "Este arco que ha sido vilmente lapidado por camiones de redilas altas, no se ha caído por la excelente construcción en niveles y materiales. Tiene dos pilastrones de ornato y al centro la imagen de Señor San José. Se ha pintado indebidamente con pinturas vinílicas, que solo se retiran a bisturí".


El acueducto está formado por 41 arcos, son pocos los que han sido respetados, unos sirven de apoyo, otros han sido integrados a las construcciones.

Es verdaderamente lastimoso que teniendo Acámbaro una herencia tan rica en arte e historia, esta no se haya respetado con el pretexto de estar ubicados los monumentos coloniales en el primer cuadro de la ciudad. El uso indebido de pinturas acrílicas, el tomarse la propiedad urbana como parte de la privada y la poca atención de la autoridad local están destruyendo poco a poco los vestigios de una de las ciudades más antiguas no solo de Guanajuato sino de México.

La alcantarilla de aguja de donde se repartía el agua hacia los lavaderos de San Francisco en la huerta de ese lugar, donde está ahora el auditorio municipal sobrevive de milagro ya que han permitido la construcción de casas con apoyo en esta que fue una magnífica obra hidráulica colonial… Medallón de tres caras, con leyenda al frente que se hace difícil de leer porque alguien ha rayado su contenido… Leyendas apenas perceptibles en estos dos retablos en el conjunto del puente que sostiene el nicho final, el texto del medallón no se ha podido leer porque personas ignorantes lo han lapidado… Las estaciones del Vía Crucis, quizá la pequeña escala de las construcciones facilitó su destrucción ya que solo se conservan tres pues el resto fueron demolidas… Todos estos comentarios, breves, contundentes los oí, los leí, los vi en Acámbaro, una verdadera lástima… ¿o exagero?

jueves, 28 de mayo de 2009

En Acámbaro se inició el mestizaje de Guanajuato

Acámbaro, la antigua Maguadán, tierra de magueyes, es, indudablemente, la población más antigua del estado de Guanajuato y una de las más antiguas fundadas por los españoles en México. Su antigüedad va mas allá pues fue sede de la denominada cultura Chupícuaro, la cual alcanzó un alto nivel de refinación, especialmente en la cerámica, a pocos kilómetros de la ciudad se puede visitar la zona arqueológica que conserva estos vestigios y en la zona centro de Acámbaro se localiza el museo regional con una buena cantidad de piezas que corroboran el desarrollo en la cerámica, que logró un estilo muy particular, con armónicos diseños geométricos.

La fertilidad de los valles de la región dio por resultado el asentamiento tarascos más norteño, el agua del río Madonté (actual Lerma) ayudaba en buena medida para levantar abundantes cosechas de maíz, en las cercanías la zona volcánica ayudó a la formación de esta fertilidad, siendo sus tierras rojizas debido a la abundancia de tezontle y otras piedras blandas, de allí, seguramente, el característico color de la cerámica de la cultura Chupícuaro.

1521 es el año de la caída de Tenochtitlán, eran pocas las poblaciones fundadas por los españoles para ese entonces. La primera fue la Villa Rica de la Vera Cruz en 1519; le siguió en 1520 San Esteban del Puerto, actual Pánuco, Ver; la tercera fundación española fue Segura de la Frontera, actual Tepeaca, Pue., también en 1520. La cuarta se funda luego de la conquista, en 1523 llevando por nombre Santiago de los Caballeros de Colima y le corresponde a Acámbaro ser la quinta ciudad que se funda bajo el nombre de San Francisco en 1526, esto ya bajo las Ordenanzas de Burgos en las cuales se fomenta la reducción de indios y se prohíbe la entrega de encomiendas, esto último no sucede a pesar de la prohibición y se hacen encomenderos a todos aquellos que participaron en la conquista.

Es debido a esta antigüedad que Acámbaro muestra un marcado acento medieval en las primeras construcciones que allí se levantan, como lo fue el Templo del Hospital, cuya cimentación inició el mismo año de la fundación en 1526. Para entender mejor el término hospital lo debemos de hacer no con la idea de un nosocomio, sino como un lugar de hospitalidad, en donde los indios tenían un lugar donde pasar la noche, donde comer y en el cual eran evangelizados como principal objetivo. Los servicios para la salud eran también ofrecidos en esas instituciones. La pila bautismal y el púlpito labrado en piedra es muestra del extraordinario trabajo realizado por los indígenas dirigidos por los franciscanos. La fachada del templo, sencilla pero de una particular belleza sobresale por “la piedra blanca, casi color chicle que nunca se ha manchado con los escurrimientos de agua, polvo, humos o impurezas del ambiente que estamos viviendo”, es única en el país.

Ahora bien, por reducción no debemos entender aniquilación, sino que fue el modo colonial para mantener un control sobre la población local, al agruparlos en zonas bien delimitadas de las nuevas ciudades novohispanas. En Acámbaro se encontraban varias etnias, principalmente los tarascos, que las habitaron desde tiempo atrás y los recién traídos otomís, aliados a los españoles, que ayudaban en las faenas de construcción de templos, conventos y hospitales así como en las tierras de cultivo, al poco tiempo se encontrarían metales en las cercanías y las poblaciones indígenas, ya reducidas, serían trasladadas a los centros mineros de Guanajuato y Tlalpajahua.

El decorado de la fachada lo describe el Dr. Luis Mota Maciel, historiador acambarense de la siguiente manera: “El gran portón de madera de nogal y sabino, labrado artísticamente con cuatro imágenes realzadas, tiene un marco de cantera de medio punto de estilo barroco. En la parte superior tiene una curvatura donde aparecen una guía con frutos y enredaderas, en la base que lo sostiene hay dos columnas en cuya parte superior están dos ángeles y más abajo los relieves de San Pedro y San Pablo cuyos marcos circulares se apoyan, cada uno, sobre sierpes que representan la muerte y que son las vigilantes para no dar paso hacia el templo a aquellos espíritus que intenten pasar el umbral al paraíso, (representado por el arco) sin buena fe. Quienes dieran pasos cubiertos de nobleza para la purificación de sus almas, pasarían automáticamente al cielo”. Tomado del libro Amanecer de un pueblo de Fray Carlos Ríos, Imprenta Ríos, 1999.

Acámbaro se localiza en el sur del Estado de Guanajuato, fuera ya de la zona del Bajío y enclavado en las suaves colinas de la Sierra de los Agustinos. Su acceso es muy fácil tomando la carretera federal 51 en Celaya a poco más de una hora, rumbo sur, se encuentra esta verdadera joya de la más antigua arquitectura colonial. Cuenta con todos los servicios, los precios son muy accesibles y su ritmo relajado y amabilidad de su gente harán unas vacaciones en verdad enriquecedoras.


miércoles, 27 de mayo de 2009

El sexto mes del Calendario Azteca: Tóxcatl

¿Coincidencias? ¿Casualidades? No quisiera seguir diciendo que mi vida está llena de ellas, más bien diré que tenemos otra oportunidad para seguirnos sorprendiendo de la vida, las ideas y, sobre todo, de la enorme riqueza de cultura y tradiciones que tenemos en México. El pasado domingo fue 24 de mayo, la iglesia católica lo marcó como el Domingo de la Ascensión, cuando el Señor subió a los cielos para vivir la vida eterna. La tradición antigua lo marcaba como Jueves el día de esta celebración, solo que la vida actual, en la que el descanso tradicional es en domingo, se decidió mover la celebración a fin de que haya una mayor participación. La coincidencia (afortunada) estuvo con el calendario Azteca, específicamente el que marca a los 18 meztli o meses del año civil, es decir, las 18 lunas.

Tóxcatl (cosa seca), es el sexto mes del año, equivale del 5 al 24 de mayo de lo que nosotros entendemos como calendario actual. Era el mes dedicado a Tezcatlipoca, el señor del espejo humeante, dios de dioses, que tenía otro nombre, por demás evocador e impactante: Titlacahuan, aquel de quien todos somos esclavos. Era el tiempo en que el maíz, principal alimento era ya escaso y que las tierras se preparaban para estar listas a las primeras lluvias y tener en poco tiempo una abundante cosecha de maíz. Era necesario, según lo marcaba la tradición, un sacrificio humano, para lo cual se escogía un mancebo, “que fuese hermoso y ninguna tacha tuviese en su cuerpo”, era escogido para tal fin con un año de anticipación, se le enseñaba a tocar la flauta, se le vestía ricamente y siempre era acompañado, en séquito, por personas de la nobleza. Era, durante un año, el centro de la atención, las mujeres le llevaban a sus hijos para que los bendijera, se le prestaba la atención debida y se le reverenciaba a su paso por las calles de la Gran Tenochtitlán.

“Veinte días antes que llegase esta fiesta, le daban a este mancebo cuatro mozas bien dispuestas y educadas también para esto con las cuales todo los veinte días tenía conversación carnal; y mudábanle el traje de dios cuando le daban estas mozas; vestíanlo con traje de guerrero, cortábanle los cabellos como capitán y dábanle otros atavíos muy galanos. Cinco días antes de llegar la fiesta donde habían de sacrificar este mancebo, lo honraban como dios y como rey. Cuatro días seguidos le hacían fiesta y banquetes, en cuatro lugares distintos, pero todos frescos y amenos, y siempre lo acompañaban los nobles de la corte y los señores principales. Llegado el día en que había de morir, llevábanlo por la tarde a él y sus mujeres, en la canoa del propio emperador, hacia un punto situado a la orilla del lago. En llegando que llegaba a donde le habían de matar, él mismo se subía por las gradas del templo y en cada una de las gradas hacía pedazos cada una de las flautas con las que había andado tañendo todo el año. Y llegando arriba, a lo más alto del teocalli, los sacerdotes lo colocaban sobre la piedra de los sacrificios y le arrancaban el corazón para ofrecerlo al sol, que en aquellos momentos también moría en el occidente” Texto tomado del libro: El pensamiento mítico de los Aztecas de Jesús Álvarez Constantino, Balsal Editores, 1977.


¿Sabías que la matanza del Templo Mayor se dio durante la celebración de la ceremonia de Tóxcatl? Lo puedes leer aquí:
http://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_T%C3%B3xcatl

martes, 26 de mayo de 2009

El paseo de los sabinos en Jerécuaro, Gto.

La parte sureste del Estado de Guanajuato tiene otra de las tantas maravillas que sorprenden a todo aquel que se atreve a salir pocos kilómetros al sur de la autopista Querétaro – León, se llama Jerécuaro y es una de las poblaciones que forman parte de las primeras fundaciones que en el siglo XVI hicieron los otomís de Jilotepec en asentamientos Tarascos. Su acceso es fácil, llegando a Apaseo el Alto de allí inicia la carretera estatal, con rumbo sur, que nos conduce a Jerécuaro.

En Jerécuaro corre el río Tigre, uno de los afluentes del Lerma que al pasar por un lado de la población nos da la oportunidad de recrearnos en lo que fue el típico paisaje del altiplano central de México lleno de ahuehuetes (sabinos) a lo largo de los cauces de los que en su tiempo fueron ríos y arroyos de aguas cristalinas. El "Paseo de los Sabinos" son dos kilómetros llenos de ahuehuetes que nos invitan a la tranquilidad y a la comunión total con la naturaleza.

Su nombre proviene del náhuatl āhuēhuētl que significa "árbol viejo de agua", debido a que crece en lugares donde abunda el agua. También es llamado penhamu en tarasco. De hecho los nombres de Pénjamo en Guanajuato y Penjamillo en Michoacán significan el lugar de los árboles ahuehuetes. Hay muchas otras comunidades que toman su nombre del árbol ahuehuete como Ahuehutitlán en Oaxaca, Ahuehutzingo en Puebla y Ahuehuetitla en Hidalgo, todas localidades de México. (Wikipedia)

El ahuehuete, ciprés mexicano, ciprés de Moctezuma o sabino, Taxodium mucronatum Ten.), es una especie típica de México, aunque también se le encuentra en zonas muy localizadas del sur de Texas y de Guatemala. En 1921 para celebrar el centenario de la independencia mexicana, fue seleccionado como árbol nacional, por su esplendor, belleza, longevidad, dimensiones colosales y tradición. Desde tiempos prehispánicos se le han atribuido cualidades sagradas y estos árboles han sido parte de leyendas y de la historia de diversas poblaciones y lugares. (Wikipedia)

Jerécuaro, otra de las tantas razones para visitar Guanajuato, tierra de las mil maravillas que está presente, especialmente, ahora que Vive México!

Más sobre el ahuehuete:

Casi llegando a Roma en Apaseo el Alto, Gto.

De Guanajuato se ha escrito mucho y se publicita mucho también, solo que se enfoca, regularmente, a lo que ya es de todos conocido, la propia ciudad de Guanajuato, la cual, indudablemente es una maravilla, Dolores Hidalgo y San Miguel Allende, otro par de impresionantes lugares, pero hay mas, uno de ellos es Apaseo. Población tranquila ubicada en el rumbo a Querétaro, pero ¿a cuál de los Apaseos me refiero esta vez? Pues al Alto, el cual es alto porque está arriba en donde comienza la Sierra de los Agustinos, y está muy cerca de Apaseo el Grande, el que, por ser mas antiguo se le denomina el Grande, que antes fue Apaseo el Bajo, por estar abajo de la sierra mencionada, pero por no ser menos, se cambio se nombre a Grande, en fin, sea uno de los Apaseos o el otro, ambos tienen sus tesoros dispuestos a sorprender a los visitantes.

Al ver una de estas fotos imaginamos inmediatamente Atenas o Roma y si, en efecto, el Templo del Sagrado Corazón de Apaseo el Alto está basado en el diseño de San Pedro en Roma, su construcción se inicia en 1896 pero, dados los problemas que existían en México en ese entonces, (al parecer los problemas de México son, prácticamente, infinitos), la construcción es detenida para volverse a reiniciar en 1941, luego llega al lugar el padre José del Valle, entusiasta y carismático. Convocando al pueblo y trabajando arduamente logra concluir con la obra, una verdadera maravilla. Hoy que se hizo el lanzamiento de Vive México, va aquí una sugerencia: Apaseo el Alto que tiene varias cosas para sorprenderte, este templo es una de ellas.

Precios accesibles, comunicaciones fáciles, riqueza histórica, cultura, tradiciones, comida variada, de todo hay en Guanajuato y ahora, más que nunca, ahora que debemos apoyar lo mexicano, pues aquí tienes un lugar más en la larga lista de cosas por ver y admirar en donde solo la canción dice que no vale nada… eso es mera poesía, una metáfora que más bien quiere decir que aquí, en Guanajuato, si Vive México!




domingo, 24 de mayo de 2009

Artes decorativas

En el Bajío hubo algo que se asentó muy bien desde finales del siglo XIX, las artes decorativas, específicamente la pintura sobre muros en los templos, los cuales son, una vez que aprendemos a prestarles la suficiente atención para poder admirarlos en todo su esplendor, algo sencillamente maravilloso. Allí están, allí han estado desde hace mucho tiempo, dando la calidez necesaria al recinto. Son formas caprichosas algunas, geométricas otras, en perfecta armonía de tamaño y color. Son una verdadera explosión de vida.








Fe de erratas: La forma de aceptar y anunciar los errores en los escritos.

En la actualidad contamos con los medios electrónicos de escritura que incluyen corrección, copiado, formateo y todo lo que sea necesario para dejar una obra perfecta. Ni que decir del copiar y pegar tan difundido para bien o para mal, según se vea. Pero antes las cosas no eran así. La impresión de un libro se llevaba mucho tiempo, mas aun corregirlo, cosa que en ocasiones resultaba imposible por la magnitud de la obra, para ello se implementó la fe de erratas, en donde se corregía algún dato dado, un número, una cantidad, o cualquier otra cosa que hubiera necesidad de corregir. En la actualidad llegamos a ver la fe de erratas ocasionalmente en los periódicos que por algún descuido llegan a publicar mal algún dato, sucede especialmente en los edictos y anuncios.

Pues bien, lo más fácil para mí sería corregir un artículo que subí recientemente sobre la aldaba y dejarlo como debe de ser, pero, manteniendo la idea del modo antiguo que en ocasiones se recrea en El Bable, haré una fe de erratas: las fotos que acompañan al post de las aldabas no son correctas allí se muestran candados y cerraduras, pero no aldabas, en cambio las fotos que acompañan esta FE DE ERRATAS muestran aldabas que siguen en uso en Acámbaro y Salvatierra, ambas poblaciones del Estado de Guanajuato.