Parto en este irónico artículo desde el punto de que, según reza la sabiduría popular: "al mejor cazador se le va la liebre". Me llama la atención que errores de este tipo se dejen de revisar y que se impriman y que circulen, como quiera, reitero, "al mejor cazador se le va la liebre".
Esta nota de Tribuna de los Cabos, publicada el martes 19 de julio, 2011; nos deja ver que ahora Septiembre constará de 31 días y da al traste todas las ceremonias, rituales, elucubraciones, deducciones, análisis y demás, que atormentaron al Papa Gregorio XIII al grado que, en 1582 declaró inexistentes 10 días y de allí comenzó una nueva cuenta calendárica que aun hoy día llevamos: el Calendario Gregoriano.
"... el desfase provenía de un inexacto cómputo del número de días con que cuenta el año trópico; según el calendario juliano que instituyó un año bisiesto cada cuatro, consideraba que el anio trópico estaba constituido por 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189, o lo que es lo mismo, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45.16 segundos. Estos más 11 minutos contados adicionalmente a cada año habrían supuesto 1257 años que mediaban entre 325 (Concilio de Nicea I) y 1582 (Concilio de Trento) un error acumulado de aproximadamente 10 días..."
Pues no me quiero imaginar lo que sería un Concilio actualmente en donde se dijera que Septiembre consta de 31 días, como quiera, error de dedo, error humano, falta de precisión, falta de revisión, falta de atención... así se publicó.
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