Es viernes, se está acabando Julio, hace un calor propio de la época, aunado a una humedad nada habitual, cuando el viento sopla es un remanso, cuando no, es una pesadilla. A todo este panorama si le ponemos color, será en tonos ocre, pues es lo que ahora domina y, como no soy acuático, el azul del mar no lo veo, lo que veo es esto...
El escondite de un cangrejo en la playa de San José del Cabo.
Increíble formación en una piedra, quizá sea esto una rama fosilizada.
En este jardín, en el que la arena domina, destacan estas plantas llamadas "cola de zorra", o "cola de gato".
Esta no es una foto mía, esta la encontré por allí. Corresponde a una pintura rupestre que nos hace pensar a profundidad en la idea de vida de los antiguos habitantes de la península bajacaliforniana, esto se encuentra en la Sierra de San Francisco.
En mi camino de todos los días lo que habitualmente veo son raíces enormes, matorrales y árboles secos.
Y hasta casi la punta del cerro es donde vivo. Extrañamente hace poco un jet dejó su estela. Cosa no muy común por estos cielos.
Conservando las tonalidades ocres, llegamos a una parte muy interesante en la playa de Cabo San Lucas.
Y el ir y venir de las olas en San José del Cabo deja estas peculiares marcas.
Una placa no tan antigua, de 1994, que nos recuerda que Fonatur y Sectur hicieron algo por la Playa de las Palmas.
Un formación rocosa en Cabo San Lucas...
Y el sol que entra por las tardes al lugar del que soy huésped desde hace unos meses...
Y es cosa de meterse apenas unos kilómetros en despoblado para ver el impactante paisaje del desierto.
Falta poco, quizá un mes, para que caigan las primeras (y únicas) lluvias, entonces todo esto cambiará, impresionantemente, al verde.
Mientras tanto, la subida al cerro cada vez se me hace más pesada...
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