domingo, 17 de julio de 2011

1824, cuando la fiebre amarilla atacó a San José del Cabo

La primera mortandad grande se dio en la península de Baja California luego de la formal entrada de los europeos a la zona, esto fue a principios del siglo XVIII y se dio debido a que la población local no contaba con los anticuerpos para soportar las enfermedades que ellos portaban. En la década de los 70 de ese siglo una peste azotó a San José del Cabo, fue el tifo, de ello dio cuenta Jean Baptiste Le Chappe, que murió en Santa Ana cuando estaba haciendo las mediciones del Tránsito de Venus, para el siglo XIX, en 1824 es la fiebre amarilla la que diezma la población.


"La fiebre amarilla, que cebó su saña, esta vez en los habitantes de las costas del Pacífico, tuvo su mayor desarrollo en los puertos de Mazatlán y Guaymas: el primero pereció, el 30 de agosto de 1883, la mal lograda y eminente actriz Ángela Peralta, y la habían precedido algunos de sus compañeros, entre ellos el profesor Dr. Pedro Chávez Aparicio, cuyo raro genio artístico, así como sus conocimientos profesionales en medicina, no eran nada comunes.

La epidemia causó en las poblaciones el mayor número de víctimas entre los forasteros y extranjeros. El número de defunciones en las poblaciones de Culiacán, Cosalá, Mazatlán y el Rosario, en el Estado de Sinaloa fueron igualmente infestadas, y se exagera el número de víctimas. En la Baja California llegó igualmente a causar su estrago la enfermedad, en los puertos de La Paz, Mulegé, Bahía de la Magdalena, y otros de ambas costas, en los Partidos del Sur y del Centro de la Península.


La relación lastimosa de personas de distintas clases sociales de las poblaciones invadidas, da a conocer que si fueron grandes los estragos de la fiebre, se aumentaban con el pánico de los habitantes siendo en algunos casos precisa la concurrencia de gente obligada para asistir a los enfermos y enterrar los cadáveres.


En las poblaciones de aquellas costas hay una enfermedad que se desarrolla periódicamente en el verano, y a la cual se le da el nombre de "El Tonto", el año de 1883 se bautizó en Mazatlán con el nombre de "Nickel" y tomaba proporciones a medida que avanzaba la estación de fuertes calores. Este mal no fue conocido en la presente época con todos sus horrores, sino hasta el año mencionado. Era la fiebrecita de que dio noticia el bote de la capitanía de puerto a los pasajeros del San Blas al fondear en Mazatlán en agosto de 1883.


"Según los datos de un manuscrito original de don Antonio Osio, que tengo a la vista, se refiere: Que los habitantes de la Baja California, y especialmente los de San José del Cabo, sufrieron el año de 1824, todas las penalidades que son consiguientes a las enfermedades de larga duración que causan las calenturas intermitentes, refiriendo como cosa notable y de sensación, que hubo día enq ue se llegaron a morir hasta cinco personas. No había presenciado el Sr. Osio los estragos de la fiebre amarilla que en esta época horrorizó tanto como el viajero asiático.

Las poblaciones invadidas por la fiebre tenían la apariencia de estar subyugadas a un terrible invasor. Los giros paralizados, las casas cerradas, las calles desiertas, todos huían del contagio: apenas la policía , en cumplimiento de un deber se presentaba a separar del lecho mortuorio a la víctima , luchando alguna vez con los dolientes, que entre lágrimas y desesperación pedían tiempo para dar sepultura al cadáver en los términos acostumbrados. Una necesidad imperiosa y de circunstancias obligaba al cumplimiento de esta disposición
". (1)


Fuente:

1.- Ramos, Joaquín M. Informe relativo a los trabajos ejecutados por la Comisión Exploradora de la Baja California en el año de 1884. Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento. México, 1886.


Nota: Agradezco enormemente al Lic. Rafael Reyes Gómez el haberme hecho llegar una copia de este estupendo libro.

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