En estos días primaverales, que más bien parecen de verano, en el Bajío, lo digo por el calor que hace, de pronto se antoja salir, ir por allí a recibir otros aires, unos menos contaminados de los que hay en Salamanca, es el último día de oferta en las Educal, las librerías de Conaculta, así que me dirijo a la terminal del mercado, en Salamanca, para salir de allí en un Metropolitano (una de las varias marcas de Flecha Amarilla) rumbo a Irapuato. El trayecto es corto, apenas 20 kilómetros, ese tramo de la carretera 45 (que era la Panamericana) es de los más cargados en todo el Estado, llegamos a la "capital fresera" y es cosa de caminar por la zona comercial en donde todo es, al más puro estilo tepiteño bara-bara-bara y llegamos a la enorme plaza construida a raíz del Plan Guanajuato. Esto que ahora ves es una de las tres fuentes que regaló Maximiliano, la otra está en Guanajuato (el Baratillo) y la tercera se desconoce su paradero.
Es la primera vez que me toca el templo de San José abierto, así que entro para conocerlo, está muy sencillo, es curioso, especialmente por estos arcos que hay en lo que es, supongo, el sotocoro, en la cúpula hay algo escrito, al aproximar el zoom no queda del todo claro, me quedo con la duda de lo que allí se anotó.
Esta es la puerta de la Catedral, esta diócesis incluye al municipio de Salamanca y sus 110 capillas, según las he ido contado, a sabiendas que me faltan algunas, 110 solo en Salamanca.
Este es el templo del Hospitalito, allí hay un interesante Cristo, además de la Cruz Atrial que se conserva. La fachada es bastante interesante.
¡Ho! triste, que triste es esto. Estamos en la calle Obregón, allí había un Chalet, bueno, había, ahora es un estacionamiento.
Irapuato y todo el Bajío en general se puede congraciar de tener estupendos ejemplos de pintura decorativa, con los estilos propios del XIX.
Este es el majestuoso templo de San Francisco.
Muy buenos trabajos de jardinería observo en la zona centro.
Rodeo la presidencia municipal y oigo el tronido de algunos cuetes, me acerco y aparece un castillo, todo indica que es día de fiesta, estamos llegando a la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad.
Como buena fiesta patronal, además del castillo y los cuetes, está la música, y los fogones ya están prendidos, así que, entremos al templo y luego de una rezada, nos venimos a gustar de las delicias de la cocina mexicana propia de estas festividades.
El templo está integrado a lo que era el Convento de la Enseñanza, sucursal, por así decirlo, de las madres de la Enseñanza de México, cuentan que el día que venían para instalarse acá, hicieron escala larga en Salamanca para llegar de noche a Irapuato, pues se enteraron de que les tenían organizado un gran convite de bienvenida y prefirieron evitarlo retardando su llegada. (Rojas Garcidueñas dixit.)
Hay enciladas...
...comemos enchiladas.
Muy atentas las cocineras, eran un montón de ellas...
De las delicias que aun podemos encontrar en Irapuato está la Cebadina.
Hay tacos de pollo o de res...
Hay tortas que no son ahogadas, se me olvidó el nombre, pero paso sin ver...
Me inclino por los tacos de pollo...
Insisto en la bien cuidada jardinería...
Curioso punto geodésico hay en Irapuato.
Ese portal que vemos fue por años el del Hotel Rioja, ahora es el Hotel San Francisco, a un lado la Catedral y al frente la histórica fuente.
Me hago un autorretrato en uno de los aparadores de la prestigiada cadena de tiendas de un señor que tiene más dinero que tiempo para gastárselo.
De las casonas que siguen en pie por la calle de Guerrero.
Un hotel que esta abandonado desde hace mucho tiempo, al menos ahora ya está cerrado, antes era una especie de guarida.
Este es San Francisquito, y me quedo con las ganas de conocerlo, ya estaba cerrado.
La casa obra del arquitecto Ernest Brunell.
El Santuario de Guadalupe.
Esto me recordó Tlacotalpan.
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