domingo, 3 de mayo de 2015

De cuando viajaba por el mundo con un Zenith-Transoceanic

    El radio no era mío, sino de uno de mis hermanos, como quiera, tenía su pleno consentimiento para usarlo y vaya que sí lo hacía. El lugar del radio era sobre el buró que separaba mi cama de la de él. Mi "espacio" lo tenía marcado con un ojo, como lo podrás ver, era mi versión del Ojo de Horus y todas las ideas que se desprendieron en aquella época del libro de Lobsang Rampa El tercer ojo. De lo que trata ese libro, la verdad no recuerdo, lo que sí tengo muy presente es que, en la Primaria, solía hacer para la clase de manualidades una especie de pintura usando oro muncido y mistión de plátano, así que fabriqué algo de ella y pinté los bordes del libro, eso, según yo, le daba el toque místico que la obra proponía. Pero ese libro no es el que aparece en esta fotografía, el que se ve es la Historia de la Segunda Guerra Mundial, que en un día de mi santo fue mi "cuelga", como entonces se les llamaba a los regalos en esas fechas. El caso es que, al lado derecho de mi ojo, se alcanza a ver el Zenith.

    Con ese radio todas las noches viajaba, era asiduo a partir de las 6 o 7 de la tarde a sintoizar la BBC de Londres, no es de extrañar que en mi cuenta de Facebook continuamente de enlaces de la versión web de esa emisora. Me hice gran aficionado a escuchar Radio Praga en Checoslovaquia, tiempos en que aun se llamaba así, oía también Radio Nederland, en Hilversum, Holanda. En ocasiones sintonizaba The Voice of América en San Francisco (creo así se llamaba), pero lo que con mayor frecuencia escuchaba eran las europeas, me transportaban, me hacía ver la vida en aquella parte del mundo, me hacían asistir a conciertos, veía (prácticamente) las postales que iban describiendo de los lugares más emblemáticos de esos países. De pronto sintonizaba alguna emisión en español de la Unión Soviética, para oír los complicados discursos (para mi) del tema socialista.

   En buena medida esa afición a la radio que me creó el Zenith Transoceanic fue parte de mi etapa formativa, me interesaba todo lo que programaban, sea viajes, que costumbres, que apuntes de la historia de esos países, estaba actualizado en música pues la BBC y la Nederland también, tenían un programa en sábado en el que se escuchaban las novedades musicales, todo eso y las lecturas de cosas "de moda" me fueron dando un panorama mucho más amplio del mundo, el mundo que quería conocer, y que, luego de varios años logré llegar a sitios que no imaginé. Otra de las aficiones que surgieron entonces fue la de escribir, pues en casi todos los programas que escuchaba había una sección de "amigos por correspondencia", así que, un buen día, comenzaron a llegar cartas y más catas, de gente de otros países, mis cartas se volvieron codiciadas, no por lo que allí se escribía, sino por las estampillas, pues en aquellos tiempos la filatelia era algo común.

   Un buen día, mi hermano decidió no vivir más en casa, el radio se fue junto con él, como quiera, al menos dos años de radioescucha asiduo a toda esa magnífica programación ya había causado el buen efecto en mi, ese de salir del cascarón... virtualmente.


Nota: Esto que acabas de leer es debido a que en estos días (creo) publicaré unas, digamos, memorias, debido a que estoy por cumplir 60 años y el número pesa.


1 comentario:

  1. Gracias por tus historias y todo lo que nos cuentas...admiro mucho tu alma aventurera, pocas personas toman vuelo y lo hacen realidad. Maria

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