Mi Altar de Muertos “Santiaguino”, el de 2015

  En este “Año de Morelos”, que es el de 2015, levanto un altar de muertos más, esta vez no sigo parámetro alguno ni me voy a los rigores que encontré especificados en la Historia Antigua de Méjico de Clavijero y que alguna vez interpreté y plasmé en un altar monumental; me voy a lo mínimo y, más aun, a lo sentimental pues se lo dedico a mi abuela materna a quien llamaba también Mamá, pues me tocó vivir el tiempo de la tradición aquella en la que había las Mamás Grandes, por lo tanto tuve dos de ellas, a las que, agregábamos el nombre de pila para diferenciarlas de la mamá, así pues, el altar esta vez ha sido dedicado a Mamá Pera, nombre que con mucho cariño la llamaba.

   Decido hacer (crear) un altar que denomino “Santiaguino”, por la razón de que ella siendo de Salamanca, se fue a vivir a Valle de Santiago, intuyo que debido a su matrimonio pues él, su marido, (mi abuelo), de allá era. Y claro está que ese pueblo tiene como santo patrón a Santiago Apóstol y una vez que tuve la gran (enorme) oportunidad de visitar su santuario (en Compostela) y de participar en una misa en la que al final hicieron la ceremonia del botafumeiro (así de afortunado fui), cuando llegué a uno de las tantas tiendas de suvenires, compré un pequeño botafumeiro, una cruz de crucero o Cruceiro y una singular imagen de bulto de Señor Santiago, entronizado.

  Estos objetos los incluí en el altar, así como piezas que muestran la feminidad tales como artes, collares, aderezos (como antes se le llamaba a los prendedores), evité el tradicional cemplazúchil y coloqué rosas, procuré terciopelos y cosas que fueran más delicadas, creo mi abuela se lo merece. Las velas son de cera de abeja, razón por la cual tienen un color ocre. El resultado fue agradable, aquí lo comparto contigo.