Con el amigo que suelo salir a explorar el entorno siempre le hago el mismo comentario: me sigo sorprendiendo de la cantidad de cosas que tenemos a un paso. Y sí, eso ocurre cada vez que veo, a tan sólo una docena de kilómetros de distancia un mundo distinto, que es el rural y en él, su arquitectura que es un claro ejemplo de armonía con la naturaleza. Esto, técnicamente se clasifica como vernáculo.
vernáculo, la
Del lat. vernacŭlus.
1. adj. Dicho especialmente del idioma o lengua: Doméstico, nativo, de la casa o país propios.
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Así pues, entremos en contexto; estamos en el Bajío, el cual, bien lo sabes, es una llanura, su altura promedio está en 1720 msnm. Lo que actualmente es la ciudad de Salamanca, en en noroeste es el punto más bajo del Bajío, 1717. En el siglo XIX todavía se formaba una ciénega, se le conocía por Charca, aparecía cada temporada de lluvias pues las aguas que caían por la sierra de Codornices bajaban por la pendiente natural, algunos arroyos descargaban en el Río Lerma, otros en la Charca. Este que vemos ahora es el arroyo de Ancón que en la actualidad poca agua corre por ahí pero vemos muy bien el tamaño que llegaba a tener. Y el arrastre de piedras que hace a su paso.
Antes había más agua, consecuentemente más piedras y estas se volvieron el material indispensable y el más lógico, para construir. Las bardas que por el rumbo se construyeron son excepcionales, nos dejan ver un buen manejo de la piedra. Se construyeron bardas para los corrales, para limitar propiedades y, más aun, para casa habitación.
Las bardas de piedra siguen ahí, algunas son de 80 centímetros de ancho y son tan sólidas que bien podemos pensar que fueron levantadas hace un siglo... o más. Claro está que es necesario siempre darles mantenimiento, como a toda construcción.
San Nicolás de Ancón es una de las haciendas más antiguas de Salamanca y llegó a ser de las de mayor extensión, especialmente en la última década del siglo XIX. En la actualidad el referente de Ancón está presente en varios ranchos: Recuerdo, Loma, Razos, Locos, Majadas y es hacia éste último que nos dirigimos.
Vemos campos cultivados: sorgo, maíz, cebolla... y propiedades delimitadas por estupendas bardas de piedra, ejemplo claro de la arquitectura vernácula que por aquí se desarrollo.
Y quedan casas aun, que fueron de los abuelos de los bisabuelos de los que las siguen habitando, esto nos dice de, al menos, 150 años de haber sido construidas, bajo la norma ya conocida, piedra de la región, madera de la región... una maravilla.
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