De ponto no concebimos un desayuno, especialmente los de fin de semana, que no incluyan, de entrada un café, seguido de un jugo de naranja y un plato de frutas, para luego continuar con huevos, chilaquiles, frijoles y, claro es, mucho más café. Así, pues, la naranja es algo tan común y tan cotidiano que nunca pensamos ni en dónde se cultiva ni de dónde nos llegó...
Si tu gusto es la historia, que sé bien sí lo es, de otro modo no estarías en El Bable, sabes bien sobre Bernal Díaz del Castillo, el que estuvo junto a Cortés desde que partieron de Cuba, él ya había estado en costas de lo que actualmente es México en dos ocasiones anteriores, una en marzo de 1517, otra en abril de 1518, luego lo haría, también en abril, de 1519 y fue cuando desembarca en lo que fue nombrado como Veracruz. Bernal nos dejaría la mejor obra que se produjo en ese encuentro de dos culturas, de dos civilizaciones, de dos modos de ver la vida y que concluiría con la conquista de lo que hoy es nuestro país. La obra para la posteridad, bien lo sabemos, es la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Hay quien dice que es el inicio del estilo conocido como realismo mágico y no lo dudo, es envolvente y extraordinaria.
Es en el segundo viaje que hace por el mar Caribe, adentrándose al Golfo que Bernal nos trae la magnífica planta del naranjo, lo relata de este modo:
E ahora, hijo, id otra vez en la armada que hago, que yo haré que os hagan mucha honra, y diré lo que pasó. "Vino con Juan de Grijalva el año 1518 á otros puntos del nuevo Continente, y durante la exploración de Coatzacoalco, cúpole la fortuna de haber introducido por primera vez en Nueva España el cultivo y aclimatación del naranjo. Pero escuchemos cómo refiere él mismo este suceso:
"También quiero decir como yo sembré unas pepitas de naranjas junto á otras casas de ídolos; y fué desta manera: que como había muchos mosquitos en aquel río, fuíme á dormir á una casa alta de ídolos, y allí junto á aquella casa sembré siete ú ocho pepitas de naranjas que había traído de Cuba, y nacieron muy bien porque parece ser que los Papas de aquellos ídolos les pusieron defensa para que no las comieran las hormigas, y las regaban y limpiaban, desque vieron que eran plantas diferentes á las suyas. He traído aquí esto á la memoria para que se sepa que estos fueron los primeros naranjos que se plantaron en la Nueva España: porque después de ganado México y pacificados los pueblos sujetos de Guazacualco, túvose por la mejor Provincia, por causa de estar en la mejor conmodación de toda la Nueva España, así por las minas que las había, como por el buen puerto, y la tierra de suyo rica de oro, y de pastos para ganados, y á este efecto se pobló de los más principales conquistadores de México, é yo fui uno, y fui por mis naranjos, y traspáselos, y salieron muy buenos." (1)
Fuente:
González Obregón, Luis. El capitán Bernal Díaz del Castillo, conquistador y cronista de Nueva España. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México. 1894
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