Pues sí, lo sabemos de sobra, los "dichos", ese refranero popular es ley de vida; y uno de esos dichos dice aquello de que "no hay plazo que no se cumpla" y es lo que el día de hoy estoy viviendo, algo así como mi examen recepcional en las letras, en las letras latinas, castellanas, españolas y, sobre todo, muy mexicanas pues la lengua que hablamos, si bien tiene reglas universales, tiene también matices muy nacionales y, más aun, regionales. Así que, preparado estoy para que el día de hoy aparezca al publico la idea acariciada desde hace mucho tiempo: la de publicar un libro.
Aclaro una cosa: el libro no es mío, no es de mi autoría, el libro fue escrito, luego de años de apuntes y recopilaciones por un grande de las letras, no fue best seller en ningún momento pues no era esa su idea, él escribió por placer y lo hizo de temas muy específicos, temas difíciles y complicados para todos nosotros, el público normal, el público estándar, pues el tema central de su obra es el teatro clásico y siendo más específico aun, el teatro del siglo XVI en Nueva España. Con todo esto lo que te quiero decir es que mi tarea no fue nada fácil.
El que haya sido honrado y que haya recibido la confianza de los herederos de Rojas Garcidueñas para que sea yo quien comente su libro, no verbal, sino de forma escrita fue cosa que tuve que pensar, reflexionar y asimilar pues, comentar lo escrito pero el que fuera Secretario Perpetuo de la Academia Mexicana de la Lengua no era cualquier cosa, implicaba un método, un conocimiento, y una profundización a cosas bien específicas pero, no era cosa de comentar sobre los autores de teatro de ese particular siglo que Rojas Garcidueñas estudió, sino comentar como un tema que, desde hace muchas décadas ha sido de mi interés: la Historia de Salamanca.... acepté el reto.
El libro, la publicación original, fue la obra póstuma que Editorial Porrúa hizo en 1982, en buena medida una de las editoriales de mayor prestigio en México le rindió homenaje de ese modo, publicando el libro que salía totalmente del tema de las publicaciones de Rojas Garcidueñas, pues éste se concretaba a los apuntes, a las investigaciones y a los recuerdos que él y muchos que en su época eran los adultos que guardaban una buena cantidad de recuerdos sobre la Villa, sí, la Villa de Salamanca, como muchos, ya entrado el siglo XX seguían refiriendo a Salamanca, población que fue villa hasta 1895, pero como la costumbre siempre gana, se le seguía entonces diciendo aun Villa a la que ya era Ciudad.
El libro original lo encontré en una librería de la Avenida Juárez, en el centro de México, frente a la Alameda, en 1984, en uno de los viajes semestrales que, por razones de trabajo realizaba de Cancún (lugar en donde residía) a México; no lo dudé y, por primera vez, no me fijé en el precio, lo que me interesó, desde que lo vi, fue leer ese libro, ese libro que ostentaba el emblemático subtitulo de "Recuerdos de mi tierra guanajuatense". Los que viven lejos del lugar de origen me entenderán mejor, pues cuando se está lejos, regularmente, encontramos más arraigo en la lejanía que viviendo en el propio lugar. Así que leí el libro. Aclaré algunas dudas, pero nacieron muchas más.
Y pasaron varias décadas y decidí que era ya hora de jubilarme de la labor en el mundo del turismo organizado que venía desarrollando por largos 30 años y dedicarme a lo que más me gusta: leer y escribir, y opté, bien lo sabes, por la nueva opción que contamos desde hace unos años: los sitios libres en Internet, es decir, el sistema Blogger y si los artistas de la Televisión se refieren a "su casa" al mencionar a su televisora, yo diré que "mi casa" es Blogger. Y sucedió que salí de blogger (temporalmente) para leer y releer, para rayar y subrayas, para anotar y desechar, para volver a subrayar, escribir y reescribir, descartar y mejor incluir, en fin, me dediqué por varios meses, 9, como buen embarazo, a ubicar el punto exacto donde poner un número romano y hacer mi comentario. Así se gestó esta edición comentada de Salamanca, recuerdos de mi tierra guanajuatense que hoy será parida.
Cuando oímos el nombre de Cancún, visualizamos de inmediato sus paradisiacas playas, sus muchas diversiones, pero, en mi caso particular, para mi Cancún significa el lugar en donde puedo respirar con facilidad, ésto por su clima cálido, agregaré que es el lugar en donde tengo amigos, amigos de hace muchas décadas. ¿No vas a salir? era la pregunta constante que oía. No, respondía. ¿No quieres ir al cine? No, esa fue mi respuesta una y otra vez. ¿Qué tanto haces? Transcribo. ¿Qué transcribes? Un libro. ¿Para qué? Para entenderlo mejor. Una, otra y otra vez, oí las mismas preguntas... una y otra vez di las mismas respuestas.
Fui transcribiendo, en tandas, cada capítulo, luego venía una revisión, luego otra, luego una anotación, luego otra.... fue larga la tarea.... y acabé el último capítulo, luego los anexos, todo quedó transcrito, ahora habría que incluir los comentarios...
Para entonces ya estaba en la ciudad de México, por la mañana me iba a las grandes, enormes bibliotecas, fui privilegiado y tuve acceso a la Benito Juárez de la emblemática Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, también visité la del Congreso, la del Archivo General de la Nación, logré las fichas que me hacían falta, y por las tardes seguía trabajando en el cuarto de un hotel de la colonia Tabacalera, allí, digamos, que acabé de marcar los comentarios y de tener, muchos de ellos redactados.
Me vine a Salamanca, acá, en mi recámara-biblioteca, sabía muy bien en cuál libro estaba tal comentario que hacía, ahora era cosa de referenciarlo y cotejarlo, la labor siguió, vendría luego, por parte del Editor, la selección de la Imprenta, la tipografía, el estilo a seguir, es decir, el diseño del libro, yo sólo daba mi parecer, la histeria brotó.... estábamos a punto de parir...
Gracias le doy a Rosamaría Rojas por dos cosas, primero por haberme tenido la confianza de dejarme comentar en libertad lo escrito por su tío, José Rojas Garcidueñas, y más gracias le doy por soportar mis histerias, malhumoramientos de tinte bipolar. Al final lo logramos, el libro quedó impreso, llegaron las cajas, con el plus de que a cada libro le incluyeron un bonito separador personalizado.....
Me llegó un correo, de un lector en Tepic, pidiéndome le enviara un libro, luego un mensaje por Facebook desde Houston pidiéndome otro, y de Jilotepec, y de Teocaltiche y de Cancún... de pronto, uno de Turquía.... ¿Turquía? Sí, desde allá requieren un libro de los Recuerdos de mi tierra guanajuatense... creo que vamos por buen camino.
Estimado señor Arredondo: siempre es un placer encontrar recuerdos de nuestra patria chica o de nuestra tierra matria, ese pedazo de la tierra bendita que nos vio nacer. También es un orgullo compartido cuando algún coterráneo alcanza sus metas. En este caso, me da un gran gusto felicitarlo por ese sueño realizado.
ResponderEliminarLe deseo y aseguro el éxito en esta primera y en las futuras ediciones.
Benja: ¡Muchas felicidades! al fin valoran tus aportes a la historiografía guanajuatense y en especial de Salamanca.
ResponderEliminarContigo ya no aplica el refrán que dice "Nadie es profeta en su tierra", bien por los salmantinos que han apoyado tu labor.
Saludos desde Tepeji del Río.
María Guadalupe Huicochea Enríquez
¡Felicitaciones por esa gran labor!
ResponderEliminarRoberto Ruelas
Hello. Where can I buy this book? How much is it? I am in Salamanca right now.
ResponderEliminarIt is available at Minerva Bookstore at calle Juarez, corner Albino García or at the news stand also at Juarez street in front of Hotel El Monte.
ResponderEliminarDonde puedo obtener este libro en los Estados Unidos?
ResponderEliminarGracias.
Se ve interesante para visitar esos lugares
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