domingo, 27 de mayo de 2018

Los Condes del siglo XVIII novohispano... primera parte

 Por algún motivo que desconozco, la historia encerrada detrás del título de Conde, se vuelve más interesante que la de los marqueses, eso lo vamos a comprobar ahora:

   “Aun cuando gozaban de experiencias sociales nada despreciables a su llegada a la Nueva España –son hidalgos oriundos de provincias muy precisas de España-, esos grandes mineros son el producto de una dinámica social. Si se toma en cuenta los títulos de nobleza que en el transcurso del siglo XVIII la corona otorgó a algunos residentes de la Nueva España, se podrá comprobar que, efectivamente, se trata de una elite económica –acompañada de una elite financiera, según Brading, a la que se consagró, según los criterios en vigor. Dos ramas de la economía se distinguen de manera muy particular: las minas y el comercio, que aventajan a la gran propiedad rural y a la alta administración, tradicionalmente proveedoras de los títulos nobiliarios en la Nueva España.” (Langue 1999:171)

El condado de Castelo es un título nobiliario español creado (con el vizcondado previo de Castelo), por Real Decreto el 29 de octubre de 1699 por el rey Carlos II, otorgando el Real despacho el rey Felipe V el 14 de noviembre de 1702, a favor de don Nicolás de Pardiñas-Villar de Francos y Bañuelos, en recuerdo de los méritos de su padre don Bernardino de Pardiñas-Villar de Francos, Regidor de Madrid, así como de sus ilustres antepasados novohispanos.

El condado de Lizárraga es un título nobiliario español creado el 21 de abril de 1705 por el rey Felipe V, a favor de Martín de Ursúa y Arizmendi Aguirre y Vicondo, Gobernador y Capitán General de la Puebla de Yucatán, en Nueva España.

El condado de Ledesma de la Fuente, fue entregado el 26 de marzo de 1710 a  Felipe Rodríguez de Ledesma, gobernador [creo] de Yucatán. El condado de la Cadena fue otorgado el 11 de marzo de 1712 a Bartolomé Flón y Morales, “por sus servicios de financiero y prestamista de la monarquía durante la guerra de sucesión, por haber favorecido al ejército con víveres y otros pertrechos durante la contienda y por su participación junto con otros hombres de negocios en la operación venal que tuvo lugar entre 1704 y 1711 como financiero privado” (La nobleza titulada en el reino de Felipe V. Felices de la Fuente: 2011)

  El condado del Valle de Oploca es, sin lugar a dudas, un caso por demás particular, Oploca está en Bolivia, aun así, le fue entregado en Nueva España a Diego de Arce y Chacón, el 13 de agosto de 1722. “Era el agraciado coronel de Infantería del Regimiento quien sostenía la ciudad de México; tenía novel conde un historial bien movido. Nacido en España se había trasladado al Perú con el virrey marqués de Castelldosgrius; pasó a residir a la villa de Potosí, meta final de todo aquel que deseaba enriquecerse. Allí fue Alcalde de Minas y Registros. Bien pronto fue considerado hombre principal, y noble, logrando casar el 24 de marzo de 1710 con una de las herederas más ricas de la villa: doña Ana María Gambarte y Quiroga. Era ésta nieta materna del azoguero Antonio López de Quiroga. Entre los numerosos bienes de él heredados se contaban Opolca, enorme latifundio situado en Chichas (sur de Potosí) que abarcaba numerosas leguas cuadradas de terrenos con minas, valles con huertas y numerosos indios arrenderos. Hombre ducho en los negocios fue don Diego. Así es como logró sanear en gran parte el haber hereditario de su esposa merced al descubrimiento de una veta importante de plata en la mina Amoldaderas, Socavón de Compasú, que habían abandonado los Gambarte. [Al poco quedará viudo], don Diego se trasladó al virreinato de Nueva España llevando como fruto de sus trabajos mineros la suma de setenta mil pesos”. (Quesada. Paseo genealógico por Bolivia y Argentina, 2006)

El condado de San Mateo de Valparaíso es un título nobiliario español creado el 14 de agosto de 1727 por el rey Felipe V a favor de Fernando de la Campa-Cos y Cos, Alcalde de Zacatecas, en Nueva España. Su denominación hace referencia a la hacienda "San Mateo de Valparaíso".

En 1698 ya se encontraba en Zacatecas, y en Mazapil compró 75 sitios de ganado mayor y 96 caballerías de tierra al Maestre de Campo Don Francisco Guerrero Ardilla, ante escribano Real y Publico de Querétaro. 50 de estos sitios los compró Don Fernando por cuenta y con fondos de su hermano el General Don Antonio de la Campa y Cos. (Habrá que notar la dimensión de la propiedad adquirida: 135 800 hectáreas).

Trabajó con tesón y ahinco sobrehumanos y más adelante. Entre asaltos de los indios, afrontados con más que menos fortuna y valor, se estableció en San Mateo de Valparaíso, en el sureste de Zacatecas, en donde casó y acrecentó su haber hasta que sus dominios comprendieron los poblados de Valparaíso, Lobatos, San Agustín del Vergel y las haciendas de Corrales, Ameca, Sauceda. Abrego, La Presa, El Centro, Trujillo, El Jaral. El Cubo, Gallinas. Cerro Prieto, La Encanación, San Marcos, Agostadero, Pilotos. El Carro, Santa Elena, El Molino, la enorme y famosa de Juan Pérez (contaba más de 200 000 hectáreas), Santa Catarina. San Sebastián, Carboneras y La Tapona.



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