De los requisitos que todo aspirante a un título condal tenía que cubrir, eran los siguientes: “Que son antigua y conocida nobleza, méritos y servicios personales con los de sus ascendientes y posesión de bienes suficientes para satisfacer los derechos de lanzas y media anata y mantener con la debida decencia, honor, esplendor y satisfacción que se les confiriese.”
La media anata era una especie de impuesto que se tenía que satisfacer quindenialmente, ojo, cada quindenio, es decir, cada 15 años, esto en el caso de ciertos privilegios que la Corona establecía, y consistía en gravar "los nombramientos para empleos retribuidos o mercedes que se hacían. Se devengaba cuando el interesado entraba en posesión de la merced o empleo, y recibía ese nombre porque la deuda tributaria se fijaba en la mitad de lo que el empleo retribuido o la merced concedida rentase en un año. Para ver más sobre el tema quindienal, entra aquí. En cuanto al derecho de lanzas: “El pago del servicio de Lanzas, en cambio, se hacía todos los años. Su origen se encuentra en la obligación que antiguamente tenían los grandes señores, y entre ellos los poseedores de títulos, de servir al Rey con un determinado número de lanzas cada uno, en función de sus rentas, cuando eran requeridos para ello para las necesidades de la guerra. Cada lanza eran cinco hombres de armas, es decir soldados profesionales perfectamente armados y entrenados para el combate, pagados por el señor que estaba obligado a suministrarlos. Ya entrado el siglo XVII, con la existencia de un ejército permanente se sustituyó esta obligación de naturaleza personal por una aportación de carácter económico, fijada en función de las rentas de los señores titulados, y con el paso del tiempo según su categoría nobiliaria” (Más en: Diputación de la Grandeza de España)
Mi fascinación con las historias en torno a los condes, marqueses (tengo pendientes los duques) de la realeza novohispana (que no mexicana) es debido a perlas como ésta: "El documento nos proporciona dos narraciones de un hecho violento hechas por los dos involucrados, uno en calidad de víctima y el otro como atacante iracundo, y en medio de ellos una mujer jamás nombrada. Este caso nos muestra varios aspectos interesantes de la vida en la capital novohispana, pero sólo comentaré el aspecto judicial. [La imagen no está relacionada con el personaje de la historia].
En primer lugar, quisiera comentar quiénes son los personajes involucrados en lo sucedido la nochevieja de 1814. El atacante es don Lorenzo García Noriega, rico e influyente comerciante, miembro del consulado de México, amigo personal del virrey don Félix María Calleja del Rey (y más tarde del virrey Juan Ruiz de Apodaca), benefactor del ejército realista y beneficiario del fuero militar por ostentar el grado de teniente coronel, a quien apodan “El Viejo Noriega”, pues tiene 37 años de edad. El atacado es el joven capitán de 20 años don Pedro Rangel, conde de Alcaraz, apodado “El Condecito”, amigo de la infancia de los hijos de los condes de Pérez Gálvez. La mujer cuyo nombre todos se cuidan de no decir en la causa, para no infamarla, es doña Francisca de Paula Pérez Gálvez y Obregón, a quien la gente llama “Pachita la Noriega”, miembro de la encumbrada familia de los condes de la Valenciana y esposa del atacante, a quien se describe como una joven alegre y festiva, apenas pasados los veinte años de edad". (La historia completa aquí.)
El condado de Casa Rul fue entregado por el rey Carlos IV el 26 de agosto de 1804 a Diego Rul Calero. El mercader viandante venido de Málaga tuvo la suerte de conocer a la dama más rica de Nueva España: la heredera del conde de Valenciana, al poco de casar, 1765, comienza el trámite ante la Corte para recibir un título, entre las propiedades manifestadas estaba una casa comercial en la villa de Salamanca, valuada en 40 000 y las haciendas de Cieneguilla, Ciénega Grande y Tetillas. Era regidor honorario de Guanajuato y Coronel del Regimiento de Valladolid.
El condado de Pérez Gálvez, concedido el 5 de diciembre de 1805 con el vizcondado previo de Montes de Oca, a don Antonio Pérez de Andújar y Gálvez, Crespo y Gómez. “… Pérez Gálvez, siempre enalteciendo su familia política, procedería a enumerar los donativos hechos por la condesa [su suegra] para el beneficio de la Corona, buen gobierno y expansión de los dominios reales, destacando, por ejemplo los “quinientos pesos cada año por espacio de diez para los franciscanos de Pachuca que fundaron la misión de San José en la colonia de Nueva Santander”, y los tres mil más para la que allí se estableció bajo el título de Nuestra Señora de Guadalupe. Además, recordaría lo que favoreció a los ejércitos y a la villa de Guanajuato, con 25 000 pesos cada año, por espacio de cinco, para la provisión de maíces y 7 000 pesos para la construcción de un hospital de religiososo betlemitas con 72 camas, a la cual contribuyó él mismo con la maderas necesarias. En el momento de la declaración, Pérez Gálvez exponía que ya era dueño de parte de las minas nombradas la Valenciana, San Ramón, San Miguel de la Gavilla, San José de Fraustos, San José de la Esperanza y poseedor único de la Hacienda de Minas nombrada La Purísima de Flores, Santiago de Rocha y de la labor de San José del Copal, San Antonio Belmonte, y San Jacinto. (Francisco Montes González, Universidad de Sevilla.)
El condado de Heras Soto fue otorgado el 27 de enero de 1811 a Sebastián de Heras Soto, acaudalado comerciante de la ciudad de México. Su casa es una de las más conocidas en la actualidad.
El condado de Bassoco es un título nobiliario español creado mediante Decreto el 7 de febrero de 1811 de las Cortes de Cádiz y Despacho del 1 de mayo del mismo año, siendo rey Fernando VII, a favor de Antonio Bassoco y Castañiza, intendente de provincia. “Hacendado nacido en San Esteban de Iratzagorria, el 17 de octubre de 1738. En 1738, embarcó siendo muy joven a Nueva España (México). En este país y a la sombra de su tío, el rico comerciante marqués de Castañiza, comenzó una brillante carrera mercantil que le llevó a ser el hombre más rico de México a finales del siglo XVIII. Se casó con la hija del marqués, heredando un rico patrimonio y un conjunto de sociedades de comercio internacional que le permitieron tener intereses en el comercio con Filipinas y diversas minas como la de Bolaños en Zacatecas. Tras una importante quiebra en una empresa Interoceánica decidió abandonar este negocio y dedicarse a la especulación de fondos públicos, minas y haciendas. Asimismo ocupó diversos cargos en el Cabildo de México como alcalde, regidor y síndico, prior del partido vasco en el Consulado de comercio de México y miembro y director (1780-1781) de la Cofradía de Aránzazu. Gracias a los numerosos préstamos y donativos que realizó a lo largo de su vida a la Corona recibió el título de conde de Basoco (1811), vizconde de Santa Catalina y caballero de la Orden de Carlos III (1789). Cuando murió en 1814 dejó una herencia valorada en 2,4 millones de pesos, que se repartió principalmente entre su sobrino José María Bassoco Marcoleta y la familia Fagoaga. Fue bienhechor del valle de Gordexola. (Auñamendi Euzko)
Mi fascinación con las historias en torno a los condes, marqueses (tengo pendientes los duques) de la realeza novohispana (que no mexicana) es debido a perlas como ésta: "El documento nos proporciona dos narraciones de un hecho violento hechas por los dos involucrados, uno en calidad de víctima y el otro como atacante iracundo, y en medio de ellos una mujer jamás nombrada. Este caso nos muestra varios aspectos interesantes de la vida en la capital novohispana, pero sólo comentaré el aspecto judicial. [La imagen no está relacionada con el personaje de la historia].
En primer lugar, quisiera comentar quiénes son los personajes involucrados en lo sucedido la nochevieja de 1814. El atacante es don Lorenzo García Noriega, rico e influyente comerciante, miembro del consulado de México, amigo personal del virrey don Félix María Calleja del Rey (y más tarde del virrey Juan Ruiz de Apodaca), benefactor del ejército realista y beneficiario del fuero militar por ostentar el grado de teniente coronel, a quien apodan “El Viejo Noriega”, pues tiene 37 años de edad. El atacado es el joven capitán de 20 años don Pedro Rangel, conde de Alcaraz, apodado “El Condecito”, amigo de la infancia de los hijos de los condes de Pérez Gálvez. La mujer cuyo nombre todos se cuidan de no decir en la causa, para no infamarla, es doña Francisca de Paula Pérez Gálvez y Obregón, a quien la gente llama “Pachita la Noriega”, miembro de la encumbrada familia de los condes de la Valenciana y esposa del atacante, a quien se describe como una joven alegre y festiva, apenas pasados los veinte años de edad". (La historia completa aquí.)
El condado de Casa Rul fue entregado por el rey Carlos IV el 26 de agosto de 1804 a Diego Rul Calero. El mercader viandante venido de Málaga tuvo la suerte de conocer a la dama más rica de Nueva España: la heredera del conde de Valenciana, al poco de casar, 1765, comienza el trámite ante la Corte para recibir un título, entre las propiedades manifestadas estaba una casa comercial en la villa de Salamanca, valuada en 40 000 y las haciendas de Cieneguilla, Ciénega Grande y Tetillas. Era regidor honorario de Guanajuato y Coronel del Regimiento de Valladolid.
El condado de Pérez Gálvez, concedido el 5 de diciembre de 1805 con el vizcondado previo de Montes de Oca, a don Antonio Pérez de Andújar y Gálvez, Crespo y Gómez. “… Pérez Gálvez, siempre enalteciendo su familia política, procedería a enumerar los donativos hechos por la condesa [su suegra] para el beneficio de la Corona, buen gobierno y expansión de los dominios reales, destacando, por ejemplo los “quinientos pesos cada año por espacio de diez para los franciscanos de Pachuca que fundaron la misión de San José en la colonia de Nueva Santander”, y los tres mil más para la que allí se estableció bajo el título de Nuestra Señora de Guadalupe. Además, recordaría lo que favoreció a los ejércitos y a la villa de Guanajuato, con 25 000 pesos cada año, por espacio de cinco, para la provisión de maíces y 7 000 pesos para la construcción de un hospital de religiososo betlemitas con 72 camas, a la cual contribuyó él mismo con la maderas necesarias. En el momento de la declaración, Pérez Gálvez exponía que ya era dueño de parte de las minas nombradas la Valenciana, San Ramón, San Miguel de la Gavilla, San José de Fraustos, San José de la Esperanza y poseedor único de la Hacienda de Minas nombrada La Purísima de Flores, Santiago de Rocha y de la labor de San José del Copal, San Antonio Belmonte, y San Jacinto. (Francisco Montes González, Universidad de Sevilla.)
El condado de Heras Soto fue otorgado el 27 de enero de 1811 a Sebastián de Heras Soto, acaudalado comerciante de la ciudad de México. Su casa es una de las más conocidas en la actualidad.
El condado de Bassoco es un título nobiliario español creado mediante Decreto el 7 de febrero de 1811 de las Cortes de Cádiz y Despacho del 1 de mayo del mismo año, siendo rey Fernando VII, a favor de Antonio Bassoco y Castañiza, intendente de provincia. “Hacendado nacido en San Esteban de Iratzagorria, el 17 de octubre de 1738. En 1738, embarcó siendo muy joven a Nueva España (México). En este país y a la sombra de su tío, el rico comerciante marqués de Castañiza, comenzó una brillante carrera mercantil que le llevó a ser el hombre más rico de México a finales del siglo XVIII. Se casó con la hija del marqués, heredando un rico patrimonio y un conjunto de sociedades de comercio internacional que le permitieron tener intereses en el comercio con Filipinas y diversas minas como la de Bolaños en Zacatecas. Tras una importante quiebra en una empresa Interoceánica decidió abandonar este negocio y dedicarse a la especulación de fondos públicos, minas y haciendas. Asimismo ocupó diversos cargos en el Cabildo de México como alcalde, regidor y síndico, prior del partido vasco en el Consulado de comercio de México y miembro y director (1780-1781) de la Cofradía de Aránzazu. Gracias a los numerosos préstamos y donativos que realizó a lo largo de su vida a la Corona recibió el título de conde de Basoco (1811), vizconde de Santa Catalina y caballero de la Orden de Carlos III (1789). Cuando murió en 1814 dejó una herencia valorada en 2,4 millones de pesos, que se repartió principalmente entre su sobrino José María Bassoco Marcoleta y la familia Fagoaga. Fue bienhechor del valle de Gordexola. (Auñamendi Euzko)
El condado de Casa de Ágreda es un título nobiliario español, creado por las Cortes de Cádiz el 26 de mayo de 1810 y confirmado mediante el correspondiente Real despacho el 9 de junio de 1811 a favor de Diego de Ágreda y Martínez-Cabezón, personaje ilustre de San Román de Cameros y vecino de México, con el vizcondado previo de "Casa de Tejada".
El condado del Venadito es un título nobiliario español creado por el monarca Fernando VII de España en 1818 a favor de don Juan José Ruiz de Apodaca y Eliza, natural de Cádiz, Teniente General y Comandante General de la Escuadra del Mar Océano y del Puerto de la isla de Cuba en 1812, Presidente de la Diputación Provincial de la villa de Puerto Príncipe en 1813, Virrey de Nueva España y de Navarra, Gobernador y Capitán General de la isla de Cuba de 1812 a 1816, Capitán y Director General de la Real Armada, Presidente de la Real Junta de Gobierno de la misma e Inspector General de la Brigada Real de Marina, Ministro de los Supremos Consejos de Estado y Guerra, Prócer del Reino en el estamento de 1834, Grandes Cruces de las órdenes de Isabel la Católica, Carlos III, San Fernando y San Hermenegildo, Caballero de la orden de Calatrava y condecorado con la Flor de Lis de la Vendée, de Francia. Se batió y rindió a la escuadra francesa en la bahía de Cádiz. Destruyó las fuerzas contrarias en el sitio de Venadito, en Nueva España. Por Real decreto del año 1852, se ordenó que en todo tiempo existiese un buque en la Real Armada que llevase el nombre de Conde de Venadito. (EcuRed)
El ejército insurgente, después de la exitosa y relativamente breve campaña en 1810, a las órdenes del cura Hidalgo, decidió retirarse hacia Valladolid. Ante los vandálicos excesos cometidos por los rebeldes de Hidalgo en Guanajuato, el virrey Francisco Javier Venegas ordenó a Calleja, ahora brigadier de la división de caballería, marchar a la Ciudad de México en su auxilio: los insurgentes habían cosechado una importante victoria —muy onerosa en vidas y haberes, sin embargo— sobre las fuerzas virreinales en el Monte de las Cruces. En la Batalla de Aculco, se enfrentó por primera vez con los insurgentes, y los derrotó por completo. Las deserciones fueron cuantiosas y se capturó a unos seiscientos rebeldes, así como armamento y otras pertenencias. Calleja derrotó decisivamente a los insurgentes en la batalla de Puente de Calderón, cerca de Guadalajara, donde infligió terribles bajas a los alzados. El remanente de sus fuerzas se trasladó hacia el norte del país, donde los principales líderes serían capturados. Miguel Hidalgo, Allende y otros jefes fueron presos y llevados a consejo de guerra, sentenciados y fusilados en Chihuahua. Como recompensa por su victoria, el teniente general Félix María Calleja recibiría el título de conde de Calderón el 13 de agosto de 1818.
El último condado que se entregó fue un mes luego de la consumación de la Independencia, el 26 de octubre de 1821 a Manuel Samaniego del Castillo. Militar. (Soto de La Marina, 1773-Querétaro, México, 1822). Conde de Samaniego-Castillo, nació en el barrio de Murillo, en Soto de la Marina, y embarcó a Nueva España el año 1790, como aspirante al Cuerpo de Dragones de Sierra Gorda, del cual era coronel su tío Antonio del Castillo Llata, cuarto conde de Sierra Gorda por matrimonio. Ascendió a teniente en diciembre de 1792, a capitán en diciembre de 1810, y a coronel en 1812. Su ascenso a capitán se debió al hecho de armas de la defensa de Querétaro, atacada por los franceses en 1810 [sic], siendo además recompensado con el título de Defensor de Querétaro. El año 1808 y el 1816 solicita le sea concedido el ingreso en alguna de las órdenes militares. El 17 de mayo de 1820 fue armado caballero de Calatrava. El 26 de octubre de 1821, Fernando VII firmó en San Lorenzo del Escorial la orden de concesión del condado de Samaniego del Castillo. Su hijo mayor, Ramón de Samaniego de la Canal, fue el primer gobernador del Estado libre de Querétaro, después de la independencia de México. Murió en Querétaro, el día 2 de agosto de 1822, a los 49 años de edad. (Cantabria102)
Nota aclaratoria: muchos datos y parte de textos los obtuve de Wikipedia, no solo en éste artículo, sino en los siete artículos previos relacionados con los títulos nobiliarios de Nueva España.
A manera de encore en esta serie de nobleza virreinal, es bueno saber que hubo un ducado en Nueva España y un segundo que mantiene el nombre netamente nahua pero está en España:
El ducado de Atrisco es un título nobiliario español creado el 17 de abril de 1708 por el rey Felipe V a favor de José Sarmiento de Valladares y Arinés, gobernador, capitán general y virrey de Nueva España. Su denominación hace referencia a Atlixco, uno de los tres señoríos que existían en Nueva España, en 1708. José Sarmiento de Valladares y Arinés se casó con la tercera condesa de Moctezuma, nieta de Pedro Tesifón de Moctezuma, quien a su vez era bisnieto de Moctezuma II, por lo que de esa manera los duques de Atrisco se emparentaban con el emperador azteca.
El ducado de Moctezuma de Tultengo es un título nobiliario español creado por la reina Isabel II, el 11 de octubre de 1865 a favor de Antonio María Moctezuma-Marcilla de Teruel y Navarro, XIV conde de Moctezuma de Tultengo, por elevación a ducado de Moctezuma del título de conde de Moctezuma de Tultengo. El título se creó con la denominación de "ducado de Moctezuma", siendo el 14 de enero de 1992 cuando se le dio la actual denominación de "ducado de Moctezuma de Tultengo", siendo éste la continuación del anterior título de ducado de Moctezuma. Su actual denominación hace referencia al nombre del monarca mexica Moctezuma II, del mismo modo que lo hacían los anteriores títulos de duque de Moctezuma, conde de Moctezuma de Tultengo y el primitivo título de conde de Moctezuma. En 1992 se volvió a añadir el apelativo "de Tultengo", en referencia al pueblo de Tultengo, en el estado de Hidalgo (México), y como continuación de la época en que se llamó "condado de Moctezuma de Tultengo" (desde Carlos II a Isabel II).
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